Ejemplar logro del baloncesto juvenil boricua
Nuestra representación demostró su gran defensa
Nuestra representación demostró su gran defensa. Pero fue la dinámica colectiva del juego lo que le dio ventaja sobre los equipos de los países europeos y Estados Unidos que les superan en altura. Cada miembro del equipo aportó lo mejor de sí. En este apoyar a los suyos, magnificaron su actuación y crecieron como grupo. Con eficiencia y disciplina les ganaron a potencias como Turquía y Canadá y se convirtieron en los terceros mejores del planeta.
Medirse contra los mejores del mundo requiere un talento natural cultivado con entrenamiento y constancia. La motivación tampoco puede faltar en un equipo que juega con nuestra bandera como estandarte en las canchas internacionales.
La victoria de este año marca el fin de una sequía de galardones en el baloncesto internacional juvenil desde 1997, cuando la Selección Sub-22 boricua se alzó con la medalla de plata en Australia. En 2014, una nueva cepa, en parte formada por los programas gubernamentales de identificación de talentos, alcanzó el quinto lugar en el Mundial de 2014 en los Emiratos Árabes.
El recibimiento de héroes que tuvieron nuestros medallistas recientemente demuestra cuán importante para nuestra gente son estos logros.
Los jóvenes que hoy tan bien nos representan son el relevo generacional en el baloncesto insular siempre hambriento de entusiasmo, dinamismo y arrojo. Estos serán los que pueden ocupar el lugar de los jugadores estrellas que se van retirando.
El deporte crea carácter. Es un modo de desarrollar y mejorar las capacidades de una persona. Además, fomenta valores humanos importantes para la vida en sociedad, como el trabajo en equipo, la determinación y la energía demostrada por nuestros jóvenes medallistas en Argentina.
Es algo que nuestro país puede emular en sus muchos ámbitos apremiantes, sobre todo en la revitalización.