Jueves, 25 de Abril de 2024

Rankings: Chile y el Congo

ChileEl Mercurio, Chile 14 de julio de 2018

Los rankings internacionales, como el Doing Business -que esta semana volvió a hacer noticia, al conocerse los resultados de una auditoría que descartó manipulaciones en su elaboración-, entregan información relevante para los países. No obstante, deben interpretarse de manera juiciosa y objetiva. Mal utilizados, la información en ellos contenida puede no solo justificar errores de políticas pasadas, sino también sustentar reformas futuras ajenas a la realidad de un país.

Los rankings económicos internacionales, al efectuar comparaciones entre países, permiten detectar ventajas y desventajas locales en un contexto global, lo que resulta útil para la formulación de políticas públicas. Su confección requiere análisis precisos de dimensiones múltiples y comparables, lo que demanda un alto manejo técnico y detallado conocimiento de las distintas economías.
Por ejemplo, el ranking económico del Informe de Competitividad Global, elaborado por el Foro Económico Mundial, es uno de los más influyentes en el planeta. Y si bien en su última versión sitúa a Chile en el lugar 33 de un total de 137 naciones en su indicador agregado, también muestra que, en algunos aspectos fundamentales, el país se encuentra en posiciones rezagadas. Es el caso de la calidad de la educación primaria, donde Chile se ubica en el puesto 103, siendo superado, entre otros, por Ghana y la República Democrática del Congo. Se trata de un área clave para mejorar la competitividad, y que por lo mismo requiere urgente prioridad. Un antecedente como el de este informe debiera llevar a la revisión de deficientes y onerosas políticas impulsadas en el sector, como la gratuidad en educación superior.
El caso Doing Business
Otro  ranking internacional destacado es el Doing Business (DB), a cargo del Banco Mundial. Este cuantifica el grado de apertura que tiene un país a la realización de negocios, y el nivel de protección que brinda a los inversionistas. Para ello se analizan leyes y regulaciones, se recopilan opiniones de expertos a través de encuestas, y se realizan reuniones con agentes públicos y privados. Así, permite identificar las principales barreras para el desenvolvimiento de la actividad empresarial, constituyéndose en una referencia importante para los gobiernos al momento de diseñar reformas que permitan desarrollar ventajas comparativas en esta materia.
Por lo anterior, los cuestionamientos -en enero pasado- del ex economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, sobre potenciales fallas en su metodología, manipuladas con interés político para perjudicar a Chile, suscitaron alerta global. En nuestro país, la autoridad de la época aprovechó la situación: insistió en atribuir la caída de más de 20 lugares en el ranking a los cambios metodológicos (y no al efecto de sus reformas), y llegó a sugerir que las alteraciones habrían afectado la inversión y hasta el resultado de la última elección presidencial.
Las conclusiones recientemente conocidas de la auditoría externa al DB confirman que los cuestionamientos iniciales eran infundados. Esto es positivo, por cuanto entrega mayor certeza respecto del ranking . Y al mismo tiempo confirma para Chile la preocupación por nuestro descenso en el listado y la adopción de medidas para corregirlo.
Sus limitaciones y cómo interpretarlos
Para aprovechar la información contenida en los  rankings internacionales, esta se debe analizar en forma cuidadosa, prestando particular atención a su comparabilidad en el tiempo. Así, cuando ocurren cambios metodológicos en el cálculo de un índice determinado, los futuros valores de este no necesariamente serán comparables con sus predecesores. Entonces, a menos que se hagan las correcciones en los valores antiguos, será difícil evaluar correctamente su evolución. Puede darse también que un país mejore su posición al interior de un ranking a pesar de estar introduciendo o profundizando reformas erradas. Esto es posible porque, de manera paralela, otros países que antes tenían un mejor desempeño pueden estar optando por políticas aún peores. En consecuencia, el análisis a partir de rankings debe ser complementado con el estudio de métricas absolutas.
También ha de prestarse atención a la utilización sesgada de estos instrumentos, realizada con objetivos políticos, como, por ejemplo, minimizar los logros que en materia económica ha tenido el país en las últimas décadas. En efecto, suele afirmarse que, debido a que Chile generalmente se ubica en posiciones rezagadas en los listados de la OCDE, sería necesario introducir reformas profundas a nuestro modelo de desarrollo. Incluso, organismos multilaterales han caído en este planteamiento. Se omite, sin embargo, que la mayoría de los países OCDE que nos superan presentan un nivel de desarrollo y de ingreso per cápita muy superior al nuestro, disponiendo por lo mismo de muchísimos más recursos para sus iniciativas sociales. Un análisis más apropiado consiste en determinar qué políticas introdujeron esos países cuando tenían un ingreso per cápita equivalente al de Chile, o en cuáles dimensiones nuestro país presenta un rezago considerable respecto de aquellos con un ingreso similar.
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