Viernes, 19 de Abril de 2024

China, República Dominicana y Puerto Rico

Puerto RicoEl Nuevo Dia, Puerto Rico 17 de noviembre de 2018

Durante los pasados doce meses, he estado visitando la República Dominicana (RD) como parte de la expansión mi firma de asesoría al vecino país

Durante los pasados doce meses, he estado visitando la República Dominicana (RD) como parte de la expansión mi firma de asesoría al vecino país. El viaje más reciente lo hice durante la primera semana de noviembre. Cuando salí de Puerto Rico, los temas "estratégicos" eran la legalización de las tragamonedas, la creación de una pensión Cadillac a los alcaldes, y la institucionalización de las sucesiones monárquicas en los ayuntamientos municipales.
En el avión, coincidí con varios empresarios que ya tienen operaciones en República Dominicana, y en el corto vuelo, tertuliamos un poco compartiendo visiones y las mismas frustraciones de cómo nuestra clase política se consume en temas irrelevantes y sin sustancia.
Al llegar allá, luego de algunas reuniones, veo en uno de los periódicos, el siguiente titular: "China extenderá un préstamo de $600 millones al 3% de interés para que República Dominicana modernice su red eléctrica". En la foto estaba el presidente Danilo Medina con su homólogo de China.
Para poner esto en contexto, aún en los mejores tiempos, el gobierno de Puerto Rico nunca tuvo acceso a préstamos al 3% de interés. Lo mejor que se conseguía en el mercado municipal de bonos era 5%. Desde 2014, cuando nos declararon el crédito en chatarra, no tenemos acceso a los mercados de capital. Nuestro sistema energético en ruinas y con la Autoridad de Energía Eléctrica insolvente, la ruta es la privatización para atraer al capital para reconstruir el modelo energético.
Nuestros hermanos dominicanos han decidido jugar el juego grande. Hace varios meses, el presidente Medina decidió formalizar relaciones diplomáticas con China y romper con el gobierno de Taiwán.
La decisión de las autoridades dominicanas posiciona a la isla vecina, y nuestro mayor socio comercial luego de Estados Unidos, como un aliado económico importante de la segunda potencia económica del mundo. Desde allí, las empresas chinas, muy probablemente, se posicionarán para expandir hacia el Caribe y Centroamérica, dentro del tratado de libre comercio conocido como el CAFTA-DR. Las empresas chinas pueden usar el CAFTA-DR para exportar con mayor facilidad a ese mercado, incluyendo a Puerto Rico.
Desde allí, pueden maximizar las zonas francas de RD, para ubicar operaciones industriales en alianza con empresas dominicanas para escalar la exportación global de nuestro vecino y socio.
De hecho, hace un poco más de una década, nuestro gobierno fue facilitador y promotor para incluir a RD dentro del CAFTA, y no hemos maximizado ese tratado comercial. Me parece irónico que todo esto ocurra a nuestro alrededor, y no estemos tomando las acciones estratégicas para capitalizar de esas dinámicas comerciales.
El presidente Medina ha tomado una decisión estratégica de ubicarse del lado correcto de los procesos económicos internacionales. Mientras el gobierno de los Estados Unidos cierra sus fronteras comerciales, levanta muros y pelea con la humanidad, nuestro vecino amplía sus posibilidades hacia el futuro. China muy hábilmente está ocupando el vacío de la retirada de Estados Unidos de Latinoamérica y del mundo.
El gobierno chino está expandiendo a toda velocidad su presencia comercial en nuestro entorno. Hace varios meses, Panamá decidió también formalizar relaciones con China. Panamá decidió expandir su canal, mientras el Puerto de Ponce sigue agonizando allá en el sur.
Hay que pensar en grande
Aun con los grandes desafíos sociales y económicos que tiene RD, su economía ha estado creciendo a tasas de entre 6% y 8% anual por más de una década, mientras durante ese mismo período, la economía local ha estado constantemente en caída. Nuestro gobierno y empresarios deben comenzar a ampliar su visión de mundo y comenzar a entender que los procesos económicos regionales y globales van a continuar, con o sin nosotros. El mundo de las 936, de acceso exclusivo al mercado de Estados Unidos y de bonanza han concluido.
Hoy, el país ha quebrado. Aunque la clase política quiera proyectar otra realidad, estamos bajo una sindicatura y el presidente Donald Trump no nos quiere mucho. Nuestros empresarios tienen que pensar globalmente, hacer las maletas y salir a buscar nuevos mercados de exportación. Claramente, hay empresas que así lo están haciendo, pero necesitamos miles más dispuestas a cruzar el charco.
La plataforma que proveen las leyes 20 y 22 y los demás incentivos gubernamentales deben maximizarse dentro de una visión coherente y estratégica de cómo podemos participar de las nuevos procesos comerciales en nuestro entorno. Los industriales de capital local deben mirar ese mercado para exportar su productos, e incluso desarrollar modelos tipo plantas gemelas, muy efectivas durante la década de 1980.
República Dominicana está abierta para la inversión externa y para los empresarios locales. Me consta de la receptividad de las autoridades y empresarios de la isla hermana, para trabajar con nuestro gobierno y empresarios.
Solo falta acabar de superar el insularismo del que hablaba el escritor Antonio Pedreira y los miedos históricos, para proyectarnos hacia el mundo y jugar el juego grande como nuestros hermanos dominicanos.

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