Conducción económica

El segundo semestre -como era esperable por la base de comparación más alta del año pasado- ha mostrado un crecimiento económico algo más lento que la primera parte del año. Y el mercado laboral ha tenido un desempeño mediocre, aunque hay que tener presente que los registros administrativos disponibles muestran un mejor panorama que la información proveniente de las encuestas de empleo.
Pero más allá de esas consideraciones, hay cierta sensación de que el Gobierno ha defraudado las expectativas. El Presidente Piñera, si bien se cuidó durante la campaña pasada de no exacerbarlas, hizo de la economía un aspecto crucial de su mensaje. Por cierto, el mal desempeño económico que exhibió la administración anterior hacía ese foco inevitable. Con todo, hay que pensar que el menor crecimiento que ha exhibido la economía en los últimos años tiene un carácter más bien estructural e independiente de los vaivenes de la economía internacional.
Sin estímulos fiscales evidentes, y con los estímulos monetarios en retirada, el crecimiento de la economía debe converger hacia lo que dicta el producto potencial, y este contempla incrementos anuales que no llegan al 3%. Para enmendar el rumbo, se deben incrementar la tasa de inversión de la economía, su stock de capital humano y elevar la productividad de todos los recursos del país. En el primero de estos frentes, el Gobierno ha intentado avanzar una agenda que tiene posibilidades de rendir frutos. Sin embargo, en los otros dos asuntos, la agenda no se percibe con suficiente fuerza. Hay buenas ideas en la Agenda de Desarrollo Inclusivo, pero el Gobierno debe aún hacerlas suyas. También tiene que evaluar reformas estructurales que puedan elevar el crecimiento, aspecto que fue clave en el fuerte impulso económico desde mediados de los 80 en adelante.
Ahora bien, desarrollar una agenda de estas características supone construir un mensaje sólido que explique a la ciudadanía las reformas que se necesitan, su razón y sus plazos. Al mismo tiempo, deben incluirse medidas de corto plazo que puedan ir reduciendo los "lomos de toro", diversas reglas burocráticas que afectan la eficiencia de la economía. El fortalecimiento de la Comisión de Productividad para estos propósitos podría ser muy útil.