Newmann: "Hezbollah aprovecha la corrupción de la Triple Frontera"

Su informe publicado en mayo pasado encendió alarmas en todo el mundo, desde el Pentágono hasta los servicios de inteligencia de Israel y América Latina. La investigadora venezolano-estadounidense Vanessa Newmann, presidenta de Asymmetrica, un instituto dedicado a la inteligencia antiterrorista y contra el comercio ilegal, afirmó que en la triple frontera entre la Argentina, Paraguay y Brasil funciona el principal centro de financiamiento de Hezbollah fuera de Medio Oriente.
Tras la publicación del informe, las fuerzas de seguridad de los tres países comenzaron una mayor coordinación de sus actividades y en septiembre pasado detuvieron en Brasil al libanés Assad Ahmad Barakat, acusado por sus vínculos con el grupo terrorista que para la Justicia argentina estuvo detrás de los ataques a la embajada de Israel, en 1992, y la AMIA, en 1994.
De visita en Buenos Aires para el Business 20 (B-20), Newmann habló con LA NACION sobre su informe y dio detalles del mercado ilegal de unos US$43.000 millones que se mueve en la Triple Frontera.
-¿Cómo fue que la Triple Frontera se convirtió en un foco de comercio ilegal y de financiamiento del terrorismo?
-Allí funciona la tercera zona de libre comercio más grande del mundo, después de Miami y Hong Kong. En los 80 se convirtió además en centro de inmigración de la diáspora libanesa durante la guerra civil, y la comunidad árabe se mueve por clanes muy solidarios. Los que ya están asentados ofrecen al que llega toda su red de contención, que incluye actividades legales e ilegales. Por otra parte, por tratarse de una frontera triple, con solo cruzar un río se pueden aprovechar las diferencias cambiarias y también fiscales. Paraguay, por ejemplo, tiene un 19% de impuestos al tabaco, la Argentina cobra el triple y Brasil, cuatro veces. Y eso da un margen de ganancia impresionante solo pasando de un lado al otro.
-¿Y cómo se inserta el grupo terrorista Hezbollah en ese entramado?
-En el Líbano y otros países de Medio Oriente, Hezbollah funciona como un partido legal. Cuando estuve en Beirut en 2012, Hezbollah tenía en ese momento allí unos 30.000 empleados. Pero además necesitan alimentar sus operaciones terroristas en todo el mundo y a los paramilitares en Siria, y para eso se requiere una organización criminal enorme. En este sentido sacan provecho de la corrupción, un mal endémico en América Latina. En Venezuela, Hezbollah tiene empresas y fábricas legales. Y en la zona de la Triple Frontera participan del tráfico ilícito de tabaco, remedios y narcotráfico.
-Se estima que el mercado ilegal de la Triple Frontera mueve US$43.000 millones. ¿Cuánto de eso va para Hezbollah?
-Es muy difícil saberlo. Ese cálculo fue realizado este año por el Instituto Brasileño de Ética Competitiva (ETCO). Incluye pérdidas de las empresas, de los gobiernos por impuestos no cobrados, y dinero que lava el tráfico ilícito.
-¿Qué falencias de los gobiernos permiten el funcionamiento de Hezbollah en la zona?
-El grupo terrorista funciona como una red transnacional coordinada y se aprovecha de la falta de coordinación económica, política y de inteligencia entre los tres países. Siendo todos parte del Mercosur, podrían tener en la zona una política fiscal que no dejara tantos resquicios. Además, hasta que se publicó nuestro informe, había poco contacto de inteligencia. La detención de Barakat y luego el operativo antidrogas y antilavado que hizo Paraguay muestran lo que se puede hacer cuando los tres países trabajan juntos.
-¿Qué más se puede hacer?
-Tuve reuniones con funcionarios de inteligencia financiera de los tres gobiernos. Es un tema que ya nadie puede ignorar. El gobierno de Donald Trump también puso presión sobre la zona. Creo que hay progresos.