El Comercio, Perú
20 de noviembre de 2018
Para el 2040, la temperatura global aumentará en 2°C, incremento que el Acuerdo de París busca evitar. ¿Qué efectos traería consigo esta situación?
Por tomás unger
El mes pasado, el panel científico de las Naciones Unidas entregó su primer informe desde el acuerdo climático de París del 2015. Ha tomado algún tiempo para que se evalúen los pronósticos y se pueda calcular el costo de las consecuencias. Tal vez la observación más importante sea que el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero viene precipitando el cambio climático, por lo que el panel ha adelantado las fechas de las consecuencias más impactantes de este fenómeno. Parece que para el 2040 alcanzaremos los 2°C de calentamiento que se comprometieron a evitar en el acuerdo mencionado. Este aumento del promedio de temperatura, aunque parece pequeño, significa grandes modificaciones de temperatura en lugares críticos, por ejemplo, en el Ártico.
?Dónde, qué?
Para dar una idea de lo poco que ilustra ese porcentaje la envergadura real de los efectos, basta decir que en la costa del Pacífico de Sudamérica las temperaturas bajarán. Tendremos inviernos más fríos y más heladas en Puno; pero en cambio, en la cordillera alta, habrá más calor y se retirarán más los glaciares. También, en el Caribe seguirá subiendo varios grados la temperatura, así como en el mar Ártico, que eventualmente se quedará sin hielo. Eso abrirá una nueva ruta para la navegación con consecuencias imprevisibles para la fauna marina.
El informe deja en claro algunas prioridades. Una de ellas es la necesidad urgente de reducir el consumo de carbón ?el combustible que contribuye a la mayor parte de dióxido de carbono (CO2) liberado a la atmósfera. El año pasado las emisiones de CO2 provenientes del carbón fueron 14.000 millones de toneladas. Por cada megavatio por hora que produce una turbina de vapor generada por carbón, se emite una tonelada de CO2, el doble de lo que produce un kilovatio por hora generado con gas.
?Consecuencias y plazos?
El informe, como es su función, se enfoca en el futuro. Sin embargo, esta vez hace una proyección global a corto plazo: al 2040. Para este tipo de pronósticos es un plazo muy corto. En unos 21 años se calcula que el costo de las pérdidas causadas por el cambio climático pasará de los 54 billones de dólares, consecuencia de diversos desastres.
La inundación de las costas afectará a más de 50 millones de personas. Los incendios forestales avanzarán más al norte y más al sur, afectando áreas cada vez mayores. Simultáneamente habrá una caída importante en la producción de alimentos. El aumento de la temperatura en el Atlántico generará un mayor número de huracanes, que serán más intensos y frecuentes. Algo similar ocurrirá en el Pacífico occidental con los tifones.
En cuanto a los plazos, hay diversos enfoques. La mayoría de la población mundial tiene una visión a futuro que va más allá del 2040. Ese no es el caso de los dueños de las minas de carbón, los gobernantes de EE.UU. y quienes los han financiado para llegar al poder. Por esto, EE.UU. se ha retirado del Acuerdo de París y su presidente ha declarado que va a ayudar a las minas de carbón para crear empleo.
Los dueños de estas minas, así como de las plantas que usan el carbón, no se preocupan por lo que pasará dentro de 21 años. Es más, si las inundaciones, huracanes o incendios forestales afectan a alguna de sus propiedades, no lo hará a su economía. Forman parte del menos del 4% que es dueño de más del 50% de la riqueza de EE.UU. Es más, cualquiera que sea la suerte de las futuras generaciones, tratarán de prever la seguridad física y económica de sus descendientes.
?Golpe a los pulmones?
No solo EE.UU. parece ser indiferente a las amenazas del cambio climático, Brasil ha elegido a un presidente que ha prometido aumentar la producción agrícola talando la selva. Brasil es uno de los países más grandes del mundo, tiene la mayor selva tropical: que recicla la mayor cantidad de CO2.
La Amazonía, la vegetación más densa, es la que recicla mayor CO2 por metro cuadrado. El presidente electo de Brasil ha dicho que va a convertir grandes zonas de la selva en terrenos agrícolas donde cultivará soya, entre otros. Lo que no ha dicho es de dónde va a traer la tierra de cultivo, ya que la selva es vegetación autosostenida y cuando se tala se vuelve pronto desierto. Felizmente, las promesas del nuevo presidente brasileño son tan fantásticas que esperemos que no intente cumplirlas, o que alguien lo convenza de que se vaya a su casa, lo cual no hay que descartar en Brasil, donde todo es posible.?Toma de conciencia?
Desgraciadamente, el cambio climático no tiene el impacto de un meteorito o algo que literalmente sacuda la Tierra. Tiene un efecto acumulativo que afecta principalmente a los países menos desarrollados; y en las naciones de Primer Mundo, a los más pobres. Esto hace que los más ricos, que son generalmente quienes manejan la política, logren minimizar el cambio climático, y en una campaña bastante exitosa desacrediten los informes sobre el calentamiento global y ?principalmente? sobre sus causas. Con la excepción de los países europeos, sobre todo los escandinavos, ese es el caso en todo el mundo.
Sin embargo, a medida que las consecuencias del cambio climático afecten a un mayor número de personas, en un momento dado deberá producirse una toma de conciencia. Por más que los dueños del carbón usen a los mineros y los políticos prometan riquezas en la selva a cambio de votos, la realidad hará que todos tomen conciencia del cambio e impidan que la plutocracia siga desplazando a la democracia. Esperemos que eso ocurra antes del 2040 y los desastres que han pronosticado para entonces.
