Viernes, 19 de Abril de 2024

El drama de los inmigrantes

ArgentinaLa Nación, Argentina 13 de diciembre de 2018

Fruto de una reciente conferencia realizada en Marrakech, Marruecos, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) avanzó en una iniciativa de carácter no vinculante dirigida a ordenar y conferir algún grado de seguridad a las corrientes migratorias

Fruto de una reciente conferencia realizada en Marrakech, Marruecos, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) avanzó en una iniciativa de carácter no vinculante dirigida a ordenar y conferir algún grado de seguridad a las corrientes migratorias. Este primer marco de cooperación internacional frente a una realidad que cada día demanda más atención se denominó "Pacto mundial para la migración segura, ordenada y regular".
Los principios propuestos han sido definidos con flexibilidad, debido a que las cuestiones migratorias tienen siempre sus propias características diferenciales. El acento está puesto en procurar salvaguardar la seguridad de los migrantes, combatir el tráfico ilegal de personas, la trata y la discriminación, y promover la mejor inserción posible de los migrantes en las sociedades a las que arriban.
Lamentablemente, el valioso esfuerzo multilateral no ha sido acompañado por todos los Estados miembros de la ONU: 164 de los 193 países firmaron el acuerdo. Estados Unidos, Israel, Australia y, últimamente, Chile se han pronunciado en contra del texto acordado. Además, han desatado discusiones de fuerte tinte emocional en algunos países de la vieja Europa, como Hungría, donde grupos ultranacionalistas se oponen a las normas multilaterales que regulen la inmigración. En Alemania, Angela Merkel se ha visto obligada a someterlo a la consideración del Parlamento aun siendo partidaria del multilateralismo como la forma de "hacer del mundo un lugar mejor".
Europa aún no ha podido superar el trauma generado por la sorpresiva llegada de más de un millón de inmigrantes iniciada en 2015, muchos de los cuales huían de la guerra en Siria. Hoy, se contabiliza un récord de 21,3 millones de refugiados en el mundo.
En la actualidad, unos 257 millones de personas se han trasladado de un país a otro; esto es el 3,4% de la población mundial. Miles de personas dejan dolorosamente sus hogares obligadas a fijar nueva residencia, alimentadas por la esperanza de obtener una vida mejor que les permita ayudar a los que quedaron en sus países de origen. Muchos incluso pierden la vida en el intento, como ocurre con trágica frecuencia en el Mediterráneo, donde se registraron más de 106.000 arribos y 2000 fallecidos tan solo durante el corriente año.
La comunidad internacional no puede desatender el caso particular de los niños migrantes, cuyas necesidades exigen claramente un trato especial. En primer lugar, respetando que ellos no pueden ser separados de sus padres o familiares de modo de evitar lo que recientemente ocurrió en los Estados Unidos, con 2000 niños que fueron alejados forzadamente de sus familias. Hemos visto patéticas imágenes de pequeños que, transitando una situación por demás dramática, sumaron otra desgarradora aflicción que impuso un mayor esfuerzo de reinserción.
Una tragedia humana como la que plantea la intensificación de los flujos migratorios desde 2014 no puede ser abordada por las naciones en solitario. Lamentablemente, asistimos al fracaso de las políticas de muchos Estados en este sentido.
Urge la implementación de acciones conjuntas como la propuesta por la ONU para una "migración segura, ordenada y regular". El miércoles próximo se ratificará el referido pacto. No hay tiempo que perder. La dignidad humana de muchos se encuentra en jaque.

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