Lecciones del fútbol
El fenómeno del fútbol, definido como sentimiento elevado a pasión, integra mundialmente a millones de seguidores de todas las edades, posiciones políticas, niveles económicos, etnias, géneros y razones de vida
El fenómeno del fútbol, definido como sentimiento elevado a pasión, integra mundialmente a millones de seguidores de todas las edades, posiciones políticas, niveles económicos, etnias, géneros y razones de vida. Ellos, engrandecidos ante el espectáculo en el estadio o la pantalla o en el relato radial, luego comentan y diseccionan los resultados del último partido o las expectativas del próximo. Son devotos de un deporte de conjunto que soportan respaldos y críticas lindantes con el fanatismo.
Para que exista, además de los jugadores, debe contar con cuerpo técnico, dirigentes y, más que nada, con el fervor de la hinchada, a ratos irracional y hasta brutal, pero lo que ocurre es que los grandes amores suelen conducir al desatino.
Cada uno de esos núcleos humanos es necesario e irreemplazable y, si logran armonizar y la suerte les acompaña, los triunfos serán alimento de esperanza para muchos que ya no tienen esperanza. También serán estímulo de quienes conocen la importancia financiera (y política) adquirida por el fútbol, la que suele mencionarse, pero pocos la estudian seriamente.
La participación integral de la hermandad futbolera es un ejemplo que debe ponderarse. El fútbol ha sido y es un signo de identidad colectiva, decía Eduardo Galeano. En su práctica se expresa lo que va quedando de patriotismo luego que ingresamos en la pendiente de la globalización. Desunidos, nos dedicamos al autogol.