Función especial
NIZA, FRANCIA
NIZA, FRANCIA.- Aplausos para el que tuvo la idea. La hilera de sillas, prolijamente dispuestas, una al lado de la otra. Y al frente nada más y nada menos que la límpida superficie del mar. Ni paradores ni carteles ni nada que quiebre la secreta maravilla de lograr tanto con tan poco. Al fin y al cabo, qué es el mar sino un sonido (ese que casi se puede intuir con solo mirar esta foto). Qué es el mar sino una extensión liberada, en todo lo que se pueda, de nuestra interferencia. Aplausos para quien dispuso las sillas bienhechoras. Y aplausos para las tres personas que tan bien lo entendieron. A prudente distancia una de la otra, sin nada a mano más que la apertura a, simplemente, dejarse estar. Mirar. Escuchar. Y fundirse, aunque sea por un rato, en la respetable inmensidad que se extiende ante ellos.