Humor y escarnio
El humor y el escarnio son mundos distintos, incluso hasta opuestos, si bien ambos tienen como trasfondo ese deporte universal de la condición humana que es el reírse de los demás
El humor y el escarnio son mundos distintos, incluso hasta opuestos, si bien ambos tienen como trasfondo ese deporte universal de la condición humana que es el reírse de los demás. En este ámbito, como en todo en lo que el hombre interviene, hay diferentes formas y grados de comportamiento. En tal sentido, un contraste no siempre claro, y hasta ambiguo, acontece entre el divertimento ingenioso y sano, y la mofa cruel y despectiva. Aunque la comicidad es una manera de convivir alegrando la existencia y ayudando a enfrentar situaciones adversas, la burla con saña invierte los papeles, haciendo de una torpeza o de una conducta errada un hecho maligno.
Mientras el humor aligera la cotidianidad, el sarcasmo vuelve más pesaroso el día a día. Si una broma sin maldad saca una carcajada, el mote malintencionado es un modo de agredir a su destinatario. El humor es el primer peldaño para la risa, algo que bien merece cultivarse y conservarse. Pero el humor, sin duda, no es semejante al escarnio, ya que este último, más que hacer reír, puede dañar muchísimo a quien es víctima del mismo. El humor y el ludibrio, a fin de cuentas, son aguas que se confunden con frecuencia, pero que, en realidad, corren por canales que apenas se entremezclan.