Visibiliza el poder femenino
Hay varias cosas que se deben saber sobre la artista puertorriqueña Elizabeth Barreto para comprender mejor su nuevo trabajo
Hay varias cosas que se deben saber sobre la artista puertorriqueña Elizabeth Barreto para comprender mejor su nuevo trabajo. La primera, que estudió en la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Puerto Rico, que es feminista y miembro fundadora del espacio de trabajo de mujeres artistas Taller Malaquita, ubicado en Santurce, que actualmente vive en México y quizás la menos importante, pero importante al fin, que le tiene pavor a las agujas. Por eso, no tiene ni un solo tatuaje.
Este dato parecería irrelevante para esta historia, pero lo es. Hace tres años, Elizabeth comenzó a crear piezas protagonizadas por mujeres e inspiradas en los tatuajes de marineros. Con una explosión de colores y con mensajes contundentes en contra del patriarcado, la artista fue experimentando con una estética que rápido comenzó a llamar la atención. Tanto así que el pasado mes de noviembre realizó su primera exhibición de esta serie en el Taller Malaquita, bajo el título "Infame". En la muestra presentó retratos de mujeres que tienen "mala fama" o que han sido mal vistas por la sociedad, logrando de esta forma visibilizarlas y narrar una nueva historia: sus historias.
Mujeres como la líder nacionalista Lolita Lebrón, la activista y prisionera política Nina Droz y el personaje histórico de "La Malinche", así como otras mujeres anónimas, figuran en esta serie que se puede observar no solamente en espacios de exhibición, sino también en esa gran galería al aire libre que es la calle, específicamente en varias áreas de Santurce. Igualmente, se puede apreciar en la cuenta de Instagram de la artista. "Resiste y no te la dejes montar", "Libertad", "Corta esa piña agria" y "La lucha por el terruño se carga a donde sea", son solo algunos de los mensajes que acompañan las obras de Elizabeth, quien desea con esta serie seguir visibilizando a las mujeres y pronunciarse en contra de la violencia machista que arropa al país.
Una de las piezas que recientemente llamó la atención fue la que realizó en homenaje a la joven sangermeña Valerie Ann Almodóvar Ojeda, quien fue asesinada en hechos que todavía siguen bajo investigación. En la pieza, la joven aparece sonreída, con un aura de flores. Debajo del retrato, se puede leer el reclamo: "Justicia para todas". En otra obra, donde aparecen tres mujeres -una de ellas cargando un bebé- advierte que "Sin mujeres no hay revolución".
En un país donde el año pasado 23 mujeres fueron asesinadas por sus parejas y donde se siguen impulsando leyes en contra de los cuerpos y la toma de decisiones de las mujeres, el trabajo de Elizabeth Barreto es un grito de fuerza contra todas esas violencias.
"Yo no puedo hablar de algo que no parta de mi experiencia y está claro que mi experiencia parte de mis vivencias siendo mujer", dice Elizabeth una mañana en el Taller Malaquita, espacio de taller y exhibición a cargo de mujeres artistas del país. "No puedo pasar eso por alto, sobre todo en un momento donde la violencia está tan latente", agrega al explicar el porqué decidió que las mujeres protagonizaran este trabajo. Señala que el mudarse a la Ciudad de México el año pasado también la llevó a ahondar en las agresiones que viven a diario las mujeres y que tantas veces son "normalizadas".
"Una cosa es tú estar acostumbrada aquí al acoso callejero y otra cosa es estar en otro país y lidiar con eso. Tengo una pareja que es mujer y es algo que estoy recién experimentando viviendo allá. Una cosa es ser mujer y caminar por ahí y otra cosa es dos mujeres agarradas de la mano caminando por ahí y la reacción de eso. Así que todo eso me ha calado. Uno aguanta tanto que esto era algo que iba a salir en cuestión de tiempo y qué bueno que está saliendo y que lo estoy expresando a través de mi trabajo porque el comunicarlo y compartirlo ha hecho que otras mujeres se identifiquen. Muchas mujeres se me han acercado, me han escrito y ver sus reacciones y lo que me comentan ha sido importante. Es bien interesante sentir esas conexiones con otras mujeres a través de mi obra. Ha sido algo que me ha abierto mucho los ojos", señala rodeada de algunas de sus creaciones.
Elizabeth entiende que, si su arte puede servir para llamar la atención sobre la situación que viven las mujeres y a la vez empoderarlas, pues mejor todavía. Comenta que un amigo tatuador recientemente le agradeció por su trabajo porque le ha ayudado a comprender sus propias violencias y prejuicios contra las mujeres. "Me dijo ‘gracias Elizabeth porque tú estás planteando (el tema) de una manera divertida que llama la atención y que me ha hecho abrir los ojos’", comparte para luego soltar una tímida carcajada de satisfacción.
La artista recuerda que comenzó a explorar esta estética en el 2016 en una exhibición colectiva llamada "TV Addicts", que se celebró en el Taller Secreto, en Río Piedras. Para ese entonces, hizo varias piezas de personajes femeninos de series televisivas. El propósito en ese momento era experimentar con otra técnica que la alejara del retrato realista que había estado practicando por mucho tiempo. "Empecé a simplificar todo el retrato realista que tenía y me inspiré entonces en hacer dibujos inspirados en la ilustración, retomando una pintura ligera, rápida", dice sobre la técnica para la que diluye el acrílico hasta convertirlo casi en acuarela.
En el 2018 decidió desarrollar aún más lo que había comenzado hasta crear toda esta nueva serie, para la que se apropia de la estética de los tatuajes "vintage", que en un momento predominaban solo entre hombres. "Hay algo ahí de apropiación de un lenguaje y convertirlo en otra cosa. En un momento estaba muy de moda dibujar a la mujer tipo ‘pin up’ y, de hecho, es algo que siempre me ha encantado, pero ahora lo veo de una forma muy diferente. Ya no es algo sexualizado hecho por el hombre, sino que está interesante cuando nosotras mismas agarramos ese lenguaje, pero con otro propósito no como una cuestión de objetivar la mujer, sino más bien del empoderamiento del cuerpo femenino", dice.
Elizabeth confiesa que es fanática del trabajo de los y las artistas del tatuaje y que en un futuro le encantaría aprender este arte, pero sabe que primero debe perder su miedo a las agujas. "Tengo mucho temor a esa sensación en la piel, pero en algún momento lo tendré que hacer porque si quiero explorar ese medio, tengo que entender la sensibilidad de la piel", admite como buena artista.
Mientras llega ese momento, sigue creando otros retratos con esta estética. Los más recientes son varias piezas de cantantes de música tropical, entre los que se destacan las merengueras Giselle y Olga Tañón, así como La Lupe y Celia Cruz. "Si vamos a hablar de la fuerza femenina en la música puertorriqueña sobre todo en los géneros tropicales hay que hablar de estas mujeres", precisa mostrando algunas de las piezas, entre ellas la de "La Mujer de Fuego", en la que resalta su frase "Sabara Típidi Jei". También muestra unos "fanart", donde aparecen Rafael Cortijo e Ismael Rivera, Frankie Ruiz y Bad Bunny, que son de los pocos hombres que ha dibujado, y con los que deconstruye la masculinidad con una mirada más "queer".
En su obra también figuran muchos autorretratos en los que la artista habla de sus propios procesos, sumándose a esta conversación inclusiva.
"A la vez que hablo sobre el empoderamiento femenino en mi obra, siento que estoy pasando por un proceso personal donde yo también me estoy sintiendo así. Ese es el reflejo en mi obra", concluye la artista, quien ya ha mostrado parte de este trabajo en una exhibición colectiva en México y quien espera seguir explorando esta serie a través de la ilustración e incluso la animación.