Jueves, 28 de Marzo de 2024

Barcelona-Buenos Aires, unidas por la pasión por la literatura

ArgentinaLa Nación, Argentina 17 de abril de 2019

Carlos Zanón encabezará la comitiva de la ciudad invitada en la 45» edición, que empieza el 25; vienen Carlos Cuevas y Héctor Lozano, actor y guionista de la serie Merlí

BARCELONA.- Es Gaudí. Es las Ramblas, el Montjuic, el eco no tan lejano de Sitges, Figueres, Dalí. Barcelona es todo eso, pero también es una ciudad marcada por la cultura del libro, amable con los escritores, explícitamente catalogada como "literaria" por la Unesco hace cuatro años. Y es en este tenor que desembarcará, en unos días, en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires (Filba): como ciudad invitada y como ciudad decidida a mostrar lo bien que se ganó el título otorgado por el organismo internacional.
"No vamos a presentar libros, vamos a presentar una ciudad y su literatura", dice Izaskun Arretxe, jefa del área de Literatura del Institut Ramon Llull (organismo que es, para el catalán, lo que el Cervantes para la lengua española). Arretxe es jovial, desborda entusiasmo y forma parte de una apuesta liderada fundamentalmente por el Ramon Llull y el Ayuntamiento de Barcelona. Ambas entidades, junto con el Instituto catalán de empresas culturales de la Generalitat de Cataluña, el gobierno de Andorra y el gobierno de las Islas Baleares, desembolsaron unos 650.000 euros para fortalecer lo que ellos llaman el "puente" entre dos ciudades con estilos culturales afines y una historia compartida de intercambios migrantes.
Quizá por eso un punto alto en la extensa programación que vienen preparando desde hace meses será el recital gratuito que el sábado 27 brindará la catalana Silvia Pérez Cruz. De gran reconocimiento en España, Pérez Cruz no solo hace de la mixtura cultural una parte esencial de sus creaciones, sino que también grabó en nuestro país, en 2006, el disco Inmigrasons: en esa obra rinde homenaje a las migraciones cruzadas entre ambos lados del Atlántico, a partir de bellísimas canciones en catalán y en español.
Y ese es un elemento crucial, el bilingüismo. Una de las obsesiones de la delegación es hacer conocida la literatura escrita en catalán, casi ausente en la Argentina, país que se prodiga, no obstante, en lectores de Juan Marsé, Eduardo Mendoza o Manuel Vázquez Montalbán (catalanes con obra en español).
"La literatura catalana es una pequeña gran literatura -escribió Javier Cercas en El País-. Pequeña en cantidad, grande en calidad". De hecho, en esta ciudad, como en toda Cataluña, conviven dos idiomas. Conviven también dos sistemas literarios, uno en español, otro en catalán. Algunos escritores escriben en ambas lenguas; otros, solo en una; del mismo modo, hay lectores que transitan ambos sistemas, y lectores devotos de solo uno de ellos. Por eso, a través de una librería, proyecciones audiovisuales y una profusa agenda de actividades, el stand que Barcelona montará en la Feria buscará dar cuenta de esta realidad. También, de lo que pareciera ser el principal desafío de las políticas culturales catalanas: equilibrar y tender mayores espacios de intercambio entre ambos sistemas. La prohibición del catalán durante la dictadura franquista afectó la difusión de la literatura en ese idioma, que recién en la década del 70 pudo comenzar a respirar de otro modo. La convulsa situación política que atraviesa hoy la región ha actualizado esa tensión.
Algunos de los escritores que vendrán a Buenos Aires son Alejandro Palomas, Josep Pedrals, Jordi Puntí, Juliá Guillamon, Llucia Ramis, Max Besora, Natalia Cerezo, Josep Lluis Radal y Care Santos. Todos intervendrán en actividades junto a escritores argentinos, apuesta que obligó a los catalanes a hacer "un cursillo rápido de literatura argentina" (como dice, sonriendo, Arretxe) para organizar duetos o tríos compatibles, y que incluirá, entre otros, a Lucía Puenzo, Ana María Shua, Martín Sivak, Federico Andahazi y Maitena. Serán parte de la delegación catalana Horacio Altuna, argentino radicado en Barcelona; Carlos Zanón; Pilar Rahola, y Héctor Lozano, el creador de la serie Merlí. El gran objetivo es dar a conocer la diversidad de la producción literaria catalana, además de impulsar traducciones del catalán al castellano y mejorar los mecanismos de distribución de las editoriales catalanas en nuestro país.
"Dicen que hay crisis en el sector, pero yo veo hoy más escritores que nunca, se editan más libros que en ningún otro período histórico, aparecen nuevas editoriales y abren cada vez más librerías en Barcelona", dice el escritor catalán Max Besora en una entrevista publicada en la revista Pliego Suelto. Su observación va de la mano del entusiasmo que, antes de arribar a Buenos Aires, despliega Marina Espasa, directora de la Oficina Unesco Barcelona Ciudad de la Literatura, del Ayuntamiento de Barcelona: "Cumplimos todos los requisitos que la red de Ciudades Creativas de la Unesco pide a las Ciudades Literarias", comenta. ¿Cuáles? Básicamente, contar con una tradición editorial consolidada, autores reconocidos, una sólida red de bibliotecas y una agenda de festivales y encuentros ligados al mundo del libro. Todo eso está en Barcelona. "Además de casas de impresión, traductores y agentes literarios", enumera Joan Subirats, comisionado de cultura del Ayuntamiento y otro de los artífices de la propuesta catalana. "Y librerías. Aunque no sé si tantas como en Buenos Aires?", apunta, con un guiño cómplice, Espasa.
Una ciudad y su literatura, eso quieren mostrar. Lo que se parece mucho a decir que mostrarán una ciudad y su vínculo con la cultura del libro. "Literatura encarnada en el espacio público", define Arretxe, y se explaya sobre los múltiples festivales que a lo largo del año encienden la ciudad de público y palabras, incluidos la "Bienal de pensamiento" y "Barcelona negra" . "Promueven actividades que apuntan a que el libro forme parte de tu vida social, que no sea algo solo privado", continúa Arretxe.
La experiencia perfecta en cuanto a masividad y conjunción entre el libro y lo urbano es, sin duda, "Sant Jordi". Tiene lugar cada 23 de abril y es el encuentro de los libros y las rosas. Porque en Cataluña no se festeja San Valentín, se celebra Sant Jordi, y ese día también está dedicado a los libros. Entonces, multitudes inundan las Ramblas; puestos de libros y flores asoman por toda Barcelona; los enamorados se besan en las calles e intercambian libros y rosas.
"Prohibido morirse sin haberlo visto", dice Arretxe, y cuenta que, además de su enorme carga simbólica, "Sant Jordi" tiene un insoslayable aspecto material: ese día el sector del libro vende alrededor del 20 por ciento de lo que se vende en el año. Por eso la sola posibilidad de que llueva es sinónimo de catástrofe (la fiesta es eminentemente callejera). Y por eso buena parte de la delegación catalana que ya prepara las valijas esperará al 24 para embarcarse rumbo a Buenos Aires.
Algunos imperdibles
27 de abril
Recital gratuito de Silvia Pérez Cruz en la pista central de La Rural.
30 de abril
Charla abierta de Carlos Cuevas y Héctor Lozano, protagonista y creador, respectivamente, de la serie Merlí.
25 de abril
Grafiti literario en la Biblioteca parque de la Estación, Gallo y Perón.
26 de abril
Homenaje al editor Claudio López Lamadrid.
Barcelona en la Feria, en cifras
650.000 euros: es lo que invertieron el Institut Ramon Llull, el Ayuntamiento de Barcelona, el Instituto catalán de las empresas culturales de la Generalitat de Cataluña, el gobierno de Andorra y el gobierno de las Islas Baleares.
200 metros cuadrados: la dimensión que tendrá el stand.
700 títulos y 10.000 ejemplares
140 personas: la dotación de la delegación
Más de 56 autores e ilustradores
120 actividades culturales
40 editoriales invitadas

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