Pequeños escritores echan a volar su imaginación con juegos fáciles de replicar en casa

No se conocen los motivos, pero hace unos días las esculturas del Museo de Bellas Artes entraron en huelga: decidieron fugarse de las exhibiciones y desde entonces deambulan por la Plaza de Armas, tratando de pasar desapercibidas.
En Estación Central una vizcacha perdida puso en alerta a un escolar que también es detective de animales, mientras que en Peñaflor un niño se alegra de haber conseguido un paraguas mágico que le permite volar por el cielo.
Las tres historias son algunos de los relatos que crearon niños de 4° básico del Colegio Oratorio Don Bosco (Santiago) mientras participaban en un taller de escritura organizado por Fundación Plagio, institución que -con ayuda de Metro y BHP / Escondida- está detrás del concurso Santiago en 100 Palabras. Justamente, uno de los objetivos detrás de los talleres es motivar a que más escolares participen en la iniciativa, que cuenta con premios al Talento Infantil, para menores de 12 años, y al Talento Joven, para quienes tienen menos de 18.
Para potenciar su creatividad, durante los talleres una monitora primero entrega consejos. Los cerca de 40 niños que participaron en el encuentro en el Colegio Don Bosco escucharon sugerencias de la periodista y escritora de libros infantiles María José Ferrada, quien les recordó "que probablemente las cosas que los emocionan van a emocionar a otros también. Porque las personas, independiente de la edad o del país donde hayamos nacido o de si somos niños o niñas, somos parecidas. Eso es algo que nos enseñan los cuentos; que no somos tan diferentes. Que si algo me divierte, emociona o preocupa, probablemente ese algo también haga eco en el corazón de otros".
Tras esto, los talleres de Fundación Plagio comienzan con juegos de mesa especialmente creados para echar a volar la imaginación de los niños. Uno de ellos, por ejemplo, pide a cada estudiante escoger una tarjeta al azar. Cada tarjeta indica un lugar característico de la capital, como la Catedral o la Biblioteca Nacional.
Los niños luego tiran un dado, que en vez de números del uno al seis, viene con distintas fechas: el año 1400 o el 2250, por ejemplo. Dependiendo de cuál sale, se invita a crear una historia relacionada al lugar que muestran las cartas, puede ser ambientada en el pasado o en el futuro.
Los juegos son fáciles de recrear en familia o en una sala de clases: otras tarjetas entregan el nombre de un animal, un lugar y un verbo como inspiración para crear una historia, mientras que otro set entrega ideas de medios de transporte alternativos -un avestruz, un globo aerostático, lianas entre edificios o resortes para zapatos- y pide imaginar qué otros podrían ser útiles.
"Nos interesa mucho poder mostrar que el fomento lector viene de la mano de la escritura y la creatividad", explica Carmen García, directora de la Fundación Plagio. Mientras lo cuenta, Martín Fuentes, de 10 años, escribe sobre un niño que vio un colorido pájaro camino a su casa y decidió seguirlo; Martín Cordero (9) pone en papel la historia de perros callejeros que se entretienen haciendo aventuras en Plaza Italia, mientras que Valeria Suárez (9), quien llegó a Chile hace tres años desde Venezuela, escribe sobre "un gato mágico que podía hacer de todo, menos volver a su casa".
Hasta el 23 de abril hay plazo para participar en el concurso Santiago en 100 Palabras. Los interesados pueden enviar hasta cinco cuentos. En www.santiagoen100palabras.cl hay más información, además de un apartado especial respecto de la convocatoria y visita a colegios.