Aprender y vivir para siempre
Carlos Téllez*
Mahatma Gandhi nos proponía vivir como si fuéramos a morir mañana, y aprender como si fuéramos a vivir para siempre
Carlos Téllez*
Mahatma Gandhi nos proponía vivir como si fuéramos a morir mañana, y aprender como si fuéramos a vivir para siempre. Esta invitación a aprender es aún más pertinente para esta época extraordinaria que vive la humanidad. Veremos, en los años que dure nuestra vida, más cambios y desarrollos que todos nuestros ancestros en miles de años de existencia, y enfrentaremos riesgos y dificultades que como humanos jamás imaginamos. Cada uno de nosotros tiene, además, una expectativa de vida más larga, y los nacidos hoy poseen una alta posibilidad de vivir 100 años o más. Tendremos, la oportunidad y necesidad de reinventarnos varias veces en la vida en tanto el concepto tradicional de vejez, física y profesional, ha sido revaluado. En el escenario de un mundo cambiante que en perspectiva será más complejo y con la probabilidad de una vida más larga, las personas necesitamos mantenernos en un proceso continuo de aprendizaje y desaprendizaje. Por ello, uno de los objetivos pertinentes y prioritarios de los nuevos modelos de educación es el desarrollo en las personas de una competencia fundamental: aprender a aprender. Disponernos para aprender implica, entre otros hábitos y aprendizajes previos, cultivar una alta capacidad de observación desde estar presentes aquí y ahora, permitirnos una mentalidad curiosa y con sentido crítico, sobreponernos al ego para atrevernos a hacerle muchas preguntas al entorno y a nosotros mismos, y reconocer la reflexión como un ejercicio valioso para extraer conocimiento de cada experiencia. En síntesis, para aprender, necesitamos plena consciencia de nosotros mismos, y vivir la vida de manera presente y consciente, es decir, dándonos literalmente cuenta de lo que está pasando con el entorno y en nuestro interior. En este sentido, H. Mintzberg, filósofo de la gerencia moderna, propone que la educación profesional avanzada para ejecutivos en administración, tenga como uno de sus fines primordiales, permitirle a los individuos aprender desde el hacer sentido de su propia experiencia, es decir, aprender intencionalmente, desde lo nuevo que viene del exterior y desde las interpretaciones más profundas de sus vivencias propias a partir de la reflexión, enriquecida por nuevos marcos de referencia. Mantenernos en un proceso continuo de aprendizaje y desaprendizaje no es simple. Julio Olalla, reconocido coach chileno, propone una serie de enemigos del aprendizaje que podemos identificar y gestionar: la dificultad que enfrentamos para reconocer que no sabemos cuál deriva en complacencia con la ignorancia; los paradigmas que tenemos sobre nosotros mismos en cuanto a gustos y competencias; desconfianza en las capacidades para aprender qué poseemos, lo que resulta en resignación; inclinación a responder preguntas más que hacerlas; falta de tiempo; apego a lo que sabemos y practicamos, que genera dificultad para desaprender; creer que tener información sobre algo es lo mismo que entenderlo y saberlo, y dificultad para darle autoridad a otros para que nos enseñen. Aprender a aprender es una capacidad que nos mantendrá vigentes y conectados con la dinámica de la vida. Sigamos aprendiendo al amparo de ese legitimo sueño humano de superarnos un poco todos los días a nosotros mismos, como si la vida realmente fuera para siempre.
*Consultor empresarial ctellez@bexco.co