La U se sacude de su alboroto y desluce a Colo Colo

P ablo Mouche se metió furioso en el túnel norte cuando finalizó el Superclásico, que se publicitó como el más desigual de la historia. El argentino quería comerse vivo a Javier Parraguez porque no le cedió la pelota en un contraataque del último minuto de descuento. Una postal del sinsabor colocolino después de una jornada incómoda, donde la U puso en la cornisa por al menos por una hora al equipo de Mario Salas.
"Calma, calma, toquen", vociferaba el "Comandante" al cuarto de hora, intuyendo temprano que el colista de turno no regalaría nada y, con orden y decisión, estropeaba su idea de protagonismo permanente. Buen inicio de la U, que desprendiéndose de su hoguera interna y con su DT en la guillotina, se mostró como un equipo corto, con jugadores claros en el manejo de la pelota (bien Espinoza y los zurdos Oroz y Beausejour) y punzantes en los últimos metros.
Cuando parecía que a la U le faltaría gente en el medio para gestionar una zona clave, fue a su rival al que le escasearon peones para tapar surcos y dar más opciones de pase. El tanto de Leandro Benegas, un cabezazo a la espalda de Óscar Opazo, tras centro de Matías Rodríguez, obedecía a la tesitura del partido, con un elenco azul aumentado en fútbol y templanza.
La salida por lesión de Esteban Paredes antes del descanso espantó cualquier anhelo de épica blanca (también suspiró con alivio la feligresía azul). Colo Colo, empujado por la personalidad de Matías Zaldivia y los destellos de un Jorge Valdivia menguado físicamente, intentó replicar en el complemento el buen cierre de partidos que patentó como marca registrada en el certamen, pero recién lo plasmó pasada la hora de juego, cuando la U dio un paso atrás, refugiándose en un botín soñado por seis años.
La visita también estuvo en las cuerdas (Zaldivia sacó una acrobacia de Ubilla en la línea, y Benegas perdonó), pero el gol de Mouche -un zurdazo tras pase del "Mago"- capturó al equipo del letargo.
Con un hombre más, por la torpe expulsión de Ángelo Henríquez, los de Salas postularon a la epopeya alineando cuatro atacantes y la U se puso en modo resistencia. Rezongaron de ambos bandos con la paridad, con la rabieta de Mouche como postal.