Viernes, 19 de Abril de 2024

La sorpresa de Cristina Fernández

ChileEl Mercurio, Chile 20 de mayo de 2019

"Cámpora al Gobierno, Perón al poder". El eslogan que marcó el regreso del peronismo a la Casa Rosada en 1973 -cuando su líder máximo aún estaba en el exilio, y su delegado, el odontólogo Héctor Cámpora, asumía la candidatura presidencial- volvió al recuerdo de los argentinos este fin de semana, luego que Cristina Fernández los sorprendiera anunciando en un video la decisión de, en lugar de postular a la Primera Magistratura, ser solo candidata a Vicepresidenta, en una fórmula que encabezará su ex jefe de gabinete Alberto Fernández.

Para muchos, es difícil creer que Cristina pueda ser "la segunda" de una figura como Fernández. Político de larga trayectoria en el aparato peronista, pero de escasa experiencia electoral y sin mayor carisma, fue jefe de gabinete de Néstor Kirchner y de ella misma hasta 2008, cuando dejó el gobierno por diferencias con la entonces Presidenta, a quien pasó a criticar duramente. El reencuentro entre ambos se produjo hace poco y habría sido la semana pasada, cuando la exmandataria le planteó su idea.
La estrategia de Cristina Fernández apuntaría a atraer al peronismo moderado y de esta manera sumarlo a su voto duro (estimado en torno a un 30% del electorado) y conformar una fórmula ganadora frente al actual Presidente Mauricio Macri. De este modo, será determinante la reacción y los movimientos que luego de este anuncio adopten figuras como Sergio Massa o el exministro Roberto Lavagna, candidatos naturales a representar una "tercera vía" frente a las polarizantes alternativas de la exmandataria y el actual gobernante.
Los analistas trasandinos especulaban este fin de semana respecto de cómo podría haber incidido en la decisión de la ex jefa de Estado su situación judicial. No solo figura como imputada en varias causas, sino que además mañana se inicia el primer juicio oral al que deberá comparecer, en un caso por irregularidades en la asignación de Obras Públicas. Su imagen en el tribunal difícilmente podría ayudarla a crecer en adhesión más allá de sus partidarios acérrimos.
Las primeras reacciones del entorno del actual Presidente luego del sorpresivo anuncio apuntaron a señalar que la situación no significa cambios y que el escenario electoral sigue siendo el mismo. Esto, pues la fórmula Alberto Fernández-Cristina representaría un retorno al pasado y a una forma de gobierno que los argentinos decidieron cambiar cuando dieron el triunfo a Macri en 2015. Sin embargo, el país ya no es el de entonces. El hoy mandatario llegó al poder con el discurso -y la esperanza- de sacar adelante a la nación y resolver su profunda crisis económica. Aunque ha introducido importantes correcciones, su estrategia gradualista ha terminado mostrándose ineficaz para revertir los graves desequilibrios del país. Sumada al incierto escenario internacional, la situación dista de ser favorable para su continuidad.
Pese a ello, Macri también goza de un voto duro correspondiente a alrededor de un tercio del electorado. Ello le aseguraría pasar a una segunda vuelta en la que muy probablemente se enfrentaría con la nueva dupla. Durante largo tiempo el macrismo acarició el escenario de una confrontación directa con la exmandataria, en la idea de que quienes votaron por el Presidente en 2015, aun cuando se encuentren disconformes con su gestión, volverán a movilizarse masivamente por él, ante el miedo de un retorno de Cristina. Por lo mismo, no es raro que el oficialismo hoy insista en que el verdadero sentido del anuncio del sábado es el de "Alberto Fernández al gobierno, Cristina al poder".
Difícil acercamiento EE.UU.-RusiaEl reciente encuentro del secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, con su homólogo ruso Sergei Lavrov y el Presidente Vladimir Putin, en el balneario ruso de Sochi, buscó mostrar que tanto Washington como Moscú están abiertos a recomponer sus canales de comunicación y cooperación. Dos aspectos que se han visto erosionados de manera significativa en los últimos años, afectando al resto de la comunidad internacional.
No ha sido fácil sentar a representantes de ambos países a la mesa, tomando en cuenta que la relación entre Rusia y Estados Unidos arrastra un fuerte desgaste desde los gobiernos de George W. Bush y de Barack Obama. Sin embargo, fueron las acusaciones de que el Kremlin intervino en los comicios presidenciales de 2016 con el objetivo de favorecer a Trump lo que terminó de fracturar los vínculos entre estas potencias.
Además, al margen de ese episodio, ambos países han chocado en diferentes temas y zonas geográficas del mundo, sobre todo en relación con países como Venezuela, Siria, Corea del Norte e Irán, entre otros.
Desde su llegada a la Casa Blanca, en 2017, Trump ha desarrollado una política exterior confusa y errática, que ha ido mermando la influencia de EE.UU. en el ámbito internacional. Y, en ese sentido, figuras como la del asesor de Seguridad Nacional, John Bolton -un "halcón" de larga trayectoria-, solo han agravado el panorama.
Por su parte, desde comienzos de este siglo que Vladimir Putin tiene muy claro el rol que quiere para Rusia en el mundo: una potencia que sea tan respetada como temida, con una esfera de influencia en constante expansión y presencia garantizada en los principales temas de política internacional, desde el ámbito financiero hasta el militar. Y, al igual que lo ha estado haciendo China, Rusia ha aprovechado el repliegue unilateral estadounidense para consolidar su posición, respaldando a aliados como Siria o Irán, e interviniendo en escenarios de alta complejidad como Venezuela o Norcorea.
Por eso, es muy probable que ambas potencias sigan colisionando a nivel internacional, ya que hoy Rusia no ve motivos para frenar sus objetivos, al tiempo que EE.UU. sigue careciendo de una política exterior articulada y coherente.
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