Boraj musicaliza la alienación ciudadana y su escape natural

El viaje es sin retorno, dice Felipe Markmann, el líder de Boraj. El cantante y guitarrista cuenta que abandonó su trabajo como abogado en una oficina para meterse de lleno en un proyecto que asume como una forma de vida.
"Utilizamos la música como excusa para vivir esta aventura, en la que el nomadismo y la experimentación con la tecnología se transformaron en el motor de 'El animal'", dice Markmann (en la foto, el segundo de izquierda a derecha) sobre el primer disco del grupo, que ya antes había lanzado tres EP con los que llegaron a escenarios como Lollapalooza, South by Southwest, en Austin, y una gira por Canadá.
El reto se desarrolló como un disco conceptual, que relata, en un lenguaje que mezcla el folk con la electrónica, el viaje de un personaje encerrado en el caos citadino que escapa a la naturaleza, algo que se convirtió prácticamente en autobiográfico, cuando la banda -que completan Francisco Ruiz-Tagle, Pablo Chaparro, Nicolás Rosenberg y Arturo Zegers- se trasladó durante un año por destinos como las Torres del Paine, La Araucanía y el desierto de Atacama, donde transformaron estos parajes en su estudio de grabación.
"La primera parte se inicia en la metrópolis, por eso tiene una carga mucho más oscura", explica el vocalista, quien señala que todo cambió en el camino cuando salieron de Santiago: "Íbamos con una idea preconcebida, pero las locaciones fueron tan increíbles, las reverberaciones en los valles y los bosques resultaron tan impresionantes, que el relato se hizo muy claro, esta búsqueda de conciencia y la conexión con la naturaleza como una crítica a nosotros, como hombres modernos vinculados demasiado a la ciudad".
El disco se presenta este viernes en la Sala Master, con un show que incorpora el trabajo del mapping . "No queremos que el público vea solo a una banda, sino que vivan una experiencia completa", invita Markmann.