La caída de Theresa May

A casi tres años del referéndum en que el Reino Unido aprobó la decisión de abandonar la Unión Europea (UE), y que precipitó la renuncia del entonces Primer Ministro David Cameron, su sucesora, Theresa May, ha dimitido al cargo. De esta forma, el Partido Conservador iniciará el proceso para elegir a su reemplazante, mientras que May continuará como Primera Ministra hasta el próximo 7 de junio.
La renuncia no tomó a nadie por sorpresa, en la medida en que el proceso del Brexit fue erosionando progresivamente su peso político y el apoyo dentro de su propio partido. Su liderazgo había sufrido tempranamente un primer gran golpe cuando, en abril de 2017, llamó a elecciones generales anticipadas para junio de ese año, con el objetivo de aumentar la mayoría absoluta del Partido Conservador en el Parlamento y así enfrentar las negociaciones con Bruselas en una posición de mayor fortaleza. Pero el resultado estuvo lejos de lo esperado: los conservadores perdieron su mayoría, May se vio obligada a pactar con los unionistas norirlandeses y se debilitó su posición ante la UE. De ahí en adelante, su liderazgo tambaleó permanentemente.
El proceso para hacer cumplir el Brexit se volvió tortuoso y, a veces, errático. El Parlamento rechazó sus propuestas de salida de la UE en tres oportunidades, su partido levantó un voto de confianza en su contra y la oposición uno de censura. Hasta que su última proposición, que incluía la posibilidad de un segundo referéndum, selló su futuro en el cargo.
Para el Reino Unido, el costo de haber aprobado la idea de abandonar la Unión Europea ha sido muy alto. El tema no solo ha dividido a la opinión pública y al espectro político completo; también ha comprometido su imagen frente a Europa y el resto del mundo, en la medida en que el gobierno de Theresa May tuvo que solicitar reiteradas postergaciones del plazo final de salida, producto de la incapacidad británica para definir un camino claro.
Ya han comenzado a nombrarse posibles candidatos a la jefatura de gobierno, como el exalcalde de Londres y exministro de Relaciones Exteriores Boris Johnson, o la exministra para las Relaciones con la Cámara Andrea Leadsom. Sin embargo, suceder a May significa ocupar un cargo que es hoy una especie de fusible de un circuito eléctrico sobrecargado. El proceso de divorcio con la UE aún se encuentra inconcluso y no son muchos los dispuestos a asumir los costos de llegar hasta el final. Así, el mayor peligro que enfrentan hoy los británicos es que el sucesor de May sea un " Brexiteer ", alguien dispuesto a hacer cumplir el mandato de 2016 a cualquier precio, lo que llevaría al país a concretar un "Brexit duro", con graves consecuencias para el Reino Unido y también para Europa. Para desgracia de los británicos, este drama aún está lejos de acabar.
Desde la perspectiva de Chile, cabe celebrar que el país se haya adelantado y suscrito un acuerdo comercial con el Reino Unido que garantiza conservar nuestro acceso a ese mercado en todos los escenarios, el que sin embargo sigue pendiente de aprobación en el Congreso.