El Comercio, Perú
20 de julio de 2019
APURÍMACLas Bambas: bloqueos recurrentes en el corredor minero
Por Paolo Benza
el día que el presidente Martín Vizcarra anunció la presentación de su más reciente cuestión de confianza, en mayo, la foto oficial fue tomada a plano abierto. No solo lo acompañaban los miembros de su Gabinete Ministerial, sino también 23 gobernadores y dos vicegobernadores del país. Luego, las 25 autoridades regionales firmaron un documento para respaldarlo.
El último martes, sin embargo, uno de los firmantes ?Elmer Cáceres Llica, gobernador de Arequipa, quien no estuvo en la foto? le dio a Vizcarra 72 horas para cancelar la licencia de construcción del proyecto minero Tía María. Pero ese no es el único problema que el presidente enfrenta fuera de la capital. Moquegua, Loreto, Puno, Huancayo, Apurímac, Cusco y Madre de Dios tienen potencial para escalar a crisis políticas similares.
?Presidente sin aliados?
La retórica regionalista de Vizcarra no se ha limitado a su último pedido de confianza. La designación de César Villanueva, ex gobernador de San Martín, como jefe del Gabinete fue un primer anuncio de hacia dónde apuntaría su discurso. Luego, en mayo del año pasado, transfirió S/6.225 millones a los gobiernos regionales y, en el presupuesto del 2019, estos tienen la participación más alta registrada para gastos de infraestructura: 35%.
?Mientras que a PPK se lo veía como un presidente centralista pese a que retomó los GORE Ejecutivo, Vizcarra empezó a viajar por todas las regiones. Quiso sacarle lustre a su origen provinciano?, dice el analista político Enrique Castillo.
En el proyecto para la bicameralidad que el Ejecutivo presentó al Congreso, los representantes de Lima se reducían en favor de las regiones.
Todos estos esfuerzos tienen sentido en un contexto de choque constante con el Parlamento. Para gobernar, Vizcarra vio en las autoridades locales una oportunidad de generar alianzas, en oposición a congresistas con poco arraigo político dentro de sus regiones. La estrategia se sustentaría en que, según la encuesta de El Comercio-Ipsos de abril, el 50% de peruanos desconoce quiénes son los congresistas de su región, el 32% apenas ha escuchado el nombre de algunos y solo el 16% se siente representado por ellos. Los gestos mencionados le han permitido tener una aprobación que en junio superó el 45% en todas las regiones. Sin embargo, el apoyo político de las autoridades locales todavía no ha pasado de ser transitorio. ?El presidente no aprovechó la cuestión de confianza para generar alianzas duraderas?, opinó Castillo.
??El interior??
?Julio Cotler decía que era gracioso cómo se hablaba de Lima y ?el interior?. Ese ?interior? homogeneiza dinámicas muy diferentes?, dice el politólogo Paolo Sosa.
El discurso de Vizcarra no lo exime de tener que enfrentar frentes políticos regionales, cada uno con particularidades a las que los gestos generalistas no satisfacen.
Por un lado, están los que se originan en gobernadores con agendas de alcance nacional. Es el caso de Vladimir Cerrón en Junín y Walter Aduviri en Puno. Sin embargo, otros no tienen nada que ver con quienes gobiernan la región, sino con reclamos por compensaciones, como en el corredor minero de Apurímac y en las poblaciones asentadas alrededor del Oleoducto Norperuano en Loreto.
Algo distinto ocurre en Arequipa, donde la manifestación se origina por el rechazo a la actividad minera para privilegiar la agrícola. Allí el gobernador solo se ha sumado como oportunidad para adquirir legitimidad, según el politólogo Iván Lanegra. ?Es cierto que Vizcarra tiene un discurso que apela a lo regional. Pero no necesariamente tiene un plan de gobierno de largo plazo específico para cada demanda?, concluye Sosa.
?Primero el diálogo?
Pese a que ha enfrentado escaladas de tensión ?como en Las Bambas, la estación 5 o Tía María?, hasta el momento el gobierno ha cumplido su objetivo de evitar que haya víctimas. Según Roger Merino, politólogo especializado en conflictos sociales de la Universidad del Pacífico, esto se debe a que siempre ha escogido el diálogo como respuesta.
?Cada vez que el Gobierno Central intenta imponer un proyecto, termina en un conflicto social más grande y muchas veces paralizado?, dice Sosa.
Al ultimátum dado por el gobernador de Arequipa, Vizcarra ha respondido: ?Puede haber palabras fuera de lugar, pero mantenemos la coordinación?.
?Si bien en este momento no hay más salida que poner paños fríos, la contención no es suficiente?, recalca Merino.
Para Lanegra, el camino es la implementación de acciones coordinadas en el territorio. ?En Tía María, por ejemplo, se trata de conciliar una política agraria con una minera?, explica.
Una iniciativa de este tipo ya se aplica en Madre de Dios, donde la operación Mercurio contiene a los gremios mineros basándose en la coordinación multisectorial.
Por estar en una ronda de diálogo con comunidades de Loreto, el viceministro de Gobernanza Territorial, Raúl Molina, no pudo responder a este Diario para la elaboración de este artículo.
Si no se buscan soluciones más allá del diálogo, se corre el riesgo de crear ?campos sociales minados?, dice Merino. Y al observar el mapa de los frentes regionales de Vizcarra, queda claro dónde podría estarse gestando uno de ellos: al sur.
