Jueves, 28 de Marzo de 2024

Una proeza al límite de las posibilidades

ChileEl Mercurio, Chile 20 de julio de 2019

Muchas cosas pudieron salir mal, pero la suerte y la tecnología acompañaron a los astronautas. Un hito que permitió a EE.UU. ganar la carrera espacial.

Los riesgos eran enormes, el desafío, inédito, y la posibilidad de fracasar, muy alta. Pese a todo, la Apolo 11 hizo historia exactamente hace 50 años y logró llevar los primeros seres humanos a la Luna.
"Les quedaba casi cero combustible cuando Edwin Aldrin decidió posarse en la parte menos mala del suelo lunar, fueron momentos bastante duros en que estuvieron a punto de abortar", comenta el ingeniero aeronáutico e historiador Augusto Salinas, académico de la U. Federico Santa María.
Era poco probable que la nave se hubiera estrellado por la baja gravedad, pero sí habrían quedado varados en suelo lunar. "Las posibilidades de rescate eran muy remotas. La próxima misión estaba programada recién para diciembre". Lo más probable es que hubieran muerto allá lejos, lo que habría sido dramático. "El presidente Nixon habría leído el discurso alternativo que tenía preparado y que rendía homenaje al sacrificio de los héroes", dice Salinas.
Pero tuvieron suerte y el descenso se completó en el mar de la Tranquilidad. Neil Armstrong, comandante de la misión, salió primero. "La superficie es de polvo fino. Puedo removerlo fácilmente con la suela y los lados de mi bota. Mis pies se hunden solamente una pequeña fracción de pulgada, tal vez un octavo, pero puedo ver las huellas de mis botas y las pisadas en las finas películas de arena", comentó, luego de dar su célebre "es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad".
Veinte minutos después le tocó a Aldrin. "Qué magnífica desolación", expresó, al observar el paisaje lunar.
Fue un momento de triunfo y unión para Estados Unidos, que venía pasando por un período delicado debido al recrudecimiento de la guerra de Vietnam, que -al igual que la proeza de las misiones Apolo- llegaba en tiempo real a la mesa familiar de todos los estadounidenses a través de la televisión.
También marcó el término de la carrera espacial. La Unión Soviética, que había partido con ventaja al poner el primer satélite en órbita y llevar a los primeros animales y humanos al espacio, no logró hacer despegar sus cohetes N1, cuyo objetivo era transportar vehículos tripulados a la Luna. El primero estalló durante una prueba, el 21 de febrero de 1969, acabando con la vida de 91 personas. El segundo se intentó lanzar el 3 de julio del mismo año, apenas dos semanas antes que el Apolo 11, y también fracasó. Afortunadamente no hubo víctimas.
Los soviéticos debieron conformarse con enviar el vehículo no tripulado Luna 15 a buscar rocas lunares en paralelo al Apolo 11. Su apuesta era que si la misión estadounidense fracasaba, ellos podrían mostrar que, sin necesidad de llevar cosmonautas, podían traer muestras en forma segura. Pero Luna 15 se estrelló contra la superficie lunar, sin completar su objetivo, antes de la llegada de sus rivales estadounidenses.
En los tres años siguientes, Estados Unidos repetiría la proeza cinco veces más, ya que contaba con el presupuesto para ello. En la última misión, la Apolo 17, incluso viajó un geólogo, el primer civil en pisar la Luna.
Sin embargo, los tiempos estaban cambiando. El presidente estadounidense Richard Nixon había sido reelegido, pero las sombras de Watergate ya pendían sobre su nuevo mandato, la Economía no estaba en su mejor momento y se habían reanudado las voces contra la guerra con más fuerza que antes. Había un escenario poco favorable para seguir soñando.
El poderoso cohete Saturno V hizo sus últimas apariciones con motivo de la estación espacial Skylab y la misión de buena voluntad Apolo-Soyuz, en que por primera vez soviéticos y estadounidenses se dieron la mano tras acoplar sus naves en el espacio. Pero la era de los costosos y grandes proyectiles con destino lunar había terminado. Era el momento de los transbordadores espaciales, que aunque viajaban al espacio impulsados por tres cohetes, podían retornar como un avión, abaratando costos.
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