Viernes, 19 de Abril de 2024

A los niños tímidos o que mezclan el postre con la ensalada se les pide diagnóstico de déficit atencional

ChileEl Mercurio, Chile 21 de julio de 2019

Muchos profesores solicitan evaluaciones cuando una conducta les parece fuera de lo común. Pero no todos los escolares aprenden de la misma forma, aseguran las investigadoras. Esta "patologización", dicen, facilita el manejo en la sala de clases, pero no siempre mejora el aprendizaje.

En Chile, uno de cada diez niños en edad escolar está diagnosticado con trastorno de déficit atencional e hiperactividad.
Estudiantes que se aburren en clases, niños tímidos, escolares que no hacen suficientes amigos, los que tienen un tic, a quienes les cuesta quedarse quietos en la sala, que pestañean mucho o que mezclan la ensalada con el postre, son, a juicio de los profesores, algunos de los niños que deberían ser evaluados y recibir un diagnóstico.
Así lo subraya un estudio del Centro de Justicia Educacional UC (CJE) y la Plataforma de Investigación Normalidad Diferencia y Educación (NDE), en el que se visitó durante ocho meses y de forma regular dos colegios, uno en Recoleta y otro en Independencia. A eso le sumaron información de etnografías previas en otros establecimientos del país, incluido uno en Villarrica.
Calzar en un molde de niños tranquilos, ordenados y silenciosos en clases, pero con varios amigos, es lo que profesores y otros profesionales que trabajan en los colegios consideran "normal". "Lo que se quiere en los test es al niño ideal, perfecto, que está en la imagen de los profesores, pero no una niña o niño real", advierte Macarena García, investigadora del CJE, quien participó en el estudio.
¿Igual para todos?
"Cuando miras los instrumentos que se usan para diagnosticar el déficit atencional, te encuentras con que los criterios llaman la atención. Si eres amistoso, si eres porfiado, si completas las tareas, si eres sociable... y esto, a través de la observación: observas a un niño o niña y según eso vas llenando estos instrumentos. Entonces depende mucho de qué para mí es que un niño o niña sea amistoso. Como adulta, depende de la experiencia que hayas tenido, cómo te educaron. ¿Todos miramos las mismas cosas para decir que un niño es amistoso?", se pregunta Claudia Matus, investigadora principal del CJE y académica de la Facultad de Educación de la UC.
Los niños a los que se les sugiere un diagnóstico deben volver al año siguiente con un certificado de un neurólogo o psiquiatra. Y aunque el diagnóstico no siempre se confirma, la "patologización" que se vive en los colegios termina siendo un problema.
"Hay una escena bien clara que nos tocó presenciar: aparece alguien del programa de integración escolar que está buscando a quién diagnosticar. Y lo hace con buena voluntad, lo hace desde la idea de que es preventivo, que va a ser bueno, que va a ser una ayuda. Entonces llega y le pregunta a viva voz a la profesora: '¿Cuál crees tú que necesita diagnóstico?'. Y la profesora da vueltas por la sala y va tocando las espaldas. 'Este estudiante es flojo, pero a este sí que le cuesta'. Más que los motivos que hay detrás, es la forma acrítica, donde se cree que se va a ayudar a que se diagnostique, como que no tuviera otros costos implicados el estar subjetivando así a los estudiantes", explica García.
Esta normalización del diagnóstico y la mirada constante de que hay niños con problemas preocupa a las especialistas. "Nuestra investigación muestra que hay conductas, comportamientos, emociones, actitudes, que antes jamás habían sido pensados como síntomas. ¿En qué minuto si pestañeas mucho, tienes un tic, si eres más tímida, ese tipo de comportamiento o actitud te hacen pensar que puedes tener algo que se necesita que un especialista lo revise?", dice Matus.
García lo ejemplifica así: la última edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (más conocido como DSM) dice que antes de los 8 años hay pocos trastornos que se puedan diagnosticar. "Pero hay profesores que ya hablan de que un niño es oposicionista desafiante, tienen esa idea en la cabeza, aunque el DSM diga que a esa edad no se puede diagnosticar. Están esperando para ver qué diagnóstico le van a poner en segundo básico".
"No negamos que los diagnósticos existan y sabemos que los profesores lo hacen con la mejor de las intenciones", dice Matus. Sin embargo, "algo que conmueve es que ves que el mundo adulto de las escuelas penaliza las acciones de un niño o niña que a los 8 o 9 años no está prestando atención todo el rato. Esto deja abierta la puerta para que cualquier cosa que el adulto considere como extraña entre en esta lógica del síntoma de un trastorno mental".
¿Es posible que incluso un adulto pase horas concentrado sin distraerse?, se pregunta Matus.
Con ella coincide García: "Todo esto se hace desde el lugar donde los adultos somos completamente funcionales, normales y no tenemos ninguna de estas conductas".
Otra forma de enseñar
Una solución posible, dice Matus, es que las facultades de Pedagogía cambien la forma de ver a los escolares. "Esta idea de que todos los niños aprenden de la misma manera o que todos tienen disposiciones más o menos homogéneas para aprender es un problema serio". Y agrega: "Para el profesor, que los niños se paren o no puedan estar quietos en clases afecta el aprendizaje, sin embargo esa es una forma de aprender. Y hoy a ciencia cierta sabemos que no podemos concluir cómo se aprende. No hay una sola forma".
Por otro lado, explica, "para las escuelas que adhieren a la gratuidad, tener cierta cantidad de diagnósticos es una forma para obtener recursos económicos. Ahí hay una vinculación, por lo menos, anómala".
La alta cantidad de estudiantes por sala es otro problema evidente en el país, opina García. Pero también la forma como los profesores entienden la enseñanza. "Muchos profesores más resistentes a hacer diagnósticos tenían otras técnicas de manejo de sala, por ejemplo: hacer una actividad en el pasillo", cuenta.
Para Matus, no hay que olvidar un punto: "El diagnóstico te ayuda a manejar la sala de clases, pero no necesariamente está vinculado con el enseñar".
Dar a conocerEn una cápsula de video de poco más de dos minutos que puede verse desde hoy en YouTube (https://youtu.be/t-eTTNoc7D4) se dan a conocer las conclusiones de la investigación. "No todo es diagnosticable", dice el video.
"Hay gente angustiada porque les dijeron que tienen que mandar a su hijo al neurólogo. Y ellos lo observan y no le ven nada de raro. Y nosotros queremos aliviar un poco eso", dice Claudia Matus, investigadora principal del Centro de Justicia Educacional UC.
La Nación Argentina O Globo Brasil El Mercurio Chile
El Tiempo Colombia La Nación Costa Rica La Prensa Gráfica El Salvador
El Universal México El Comercio Perú El Nuevo Dia Puerto Rico
Listin Diario República
Dominicana
El País Uruguay El Nacional Venezuela