Miércoles, 24 de Abril de 2024

Coaches heroicos sin fines materiales

Puerto RicoEl Nuevo Dia, Puerto Rico 23 de septiembre de 2019

Murió hace varias semanas, exiliado en el oeste, pero me veo obligado a realzar su trabajo como coach de baloncesto porque le puso mantequilla al pan de la enseñanza, particularmente con jóvenes de ambos sexos en Carolina Balóm, en los noventa

Murió hace varias semanas, exiliado en el oeste, pero me veo obligado a realzar su trabajo como coach de baloncesto porque le puso mantequilla al pan de la enseñanza, particularmente con jóvenes de ambos sexos en Carolina Balóm, en los noventa.
En esta urbanización de Lomas y Mansiones de Carolina se creó un club a la imagen y semejanza de Robertito Negrón, al que conocí a principios de los setenta en El Nuevo Día cuando reseñaba los partidos de béisbol profesional de una manera muy particular: escuchándolos por radio para sellar luego un box-score perfecto tal como requería Panchicú Toste, entonces el rey de los estadísticos.
Con el team carolinense, a nivel varonil, fue subcampeón juvenil, si mal no recuerdo en 1993, sucumbiendo en la final con Las Margaritas, en un partido parejo y apasionante a lo largo de los 40 minutos.
Poco tiempo después se coronó en High School Lads frente a Ponce, que tenía de referente a Rolando Hourruitiner, y terminó segundo en el certamen nacional, efectuado en Trenton, New Jersey.
De sus discípulos hubo un grupo que participó en el Torneo Superior: Tomás Domínguez, Michelo Dávila, Axel Calderón, Alex Vigo, Edgar Acevedo y Gino García, entre otros.
De estatura pequeña y alma grande, Robertito tenía una sonrisa a flor de labios y trataba con cariño y respeto a todos sus canasteros, que dejaban el pellejo en pos del triunfo.
Sin embargo, a la par también se destacó en la rama femenina con las Gigantes de Carolina, teniendo de mentor a su carnal, Flor Meléndez, obteniendo la medalla de bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Medellín, en 1978, con Paquito Rodríguez igualmente de asistente, cuando Puerto Rico finalizó tercero con 61 preseas, detrás de Cuba y México, con 13 doradas, inclusive en basket de hombres con Vitito Ojeda de piloto y destaque del armador Georgie Torres.
Robertito fue tan polifácetico que fue gerente general de Mayagüez en el BSN, se entregó además al voleibol y fue narrador y comentarista radial.
Con él, definitivamente, el deseo servía porque iba dirigido a la acción que lo entusiasmaba: darlo todo en apoyo de sus alumnos sin que el reloj marcara el ritmo de su apostalado.

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