El teatro familiar enfrenta la realidad actual

A su debut le siguió una pausa inmediata. Con funciones programadas todos los domingos en el Teatro Mori Vitacura, entre el 13 de octubre y el 1 diciembre, el estallido social obligó a interrumpir la temporada del montaje familiar "Nua Honu". El fin de semana del 8 de noviembre, esta obra, que rescata la cosmología de la cultura Rapa Nui, regresó a esa sala con una función gratuita.
No es la única pieza dirigida a los más pequeños que volvió hace poco a los escenarios, a lo que se suman varias producciones del mismo género que por estos días repoblan una cartelera que en las últimas semanas sufrió bajas considerables como consecuencia de la situación del país.
Escrita y dirigida por Gala Fernández, de la compañía Música-Teatro Veleta, "Nua Honu" mantendrá su calendario previo con funciones hasta diciembre.
"En la obra tocamos mucho el tema de la memoria y nos parece un súper buen momento para hablar de ella, de dónde venimos y quiénes somos", dice Fernández, quien junto al resto de su elenco, y acompañados de una psicóloga, participaron de un conversatorio con las familias. "Aparecieron muchas cosas desde los niños y niñas que pudimos contener y en una situación como esta es necesario saber lo que ellos tienen que decir", señala.
El último trabajo de la compañía Tryo Teatro Banda, "Foster, el observatorio del cerro Tupahue", había agendado debutar en Mori Recoleta el fin de semana en que se gatilló la crisis y volvió con una función gratuita.
"Debatimos como compañía si seguir adelante con esta temporada o no, y coincidimos en que el teatro es un espacio de reflexión y unión, y que esto no significaba 'volver a la normalidad'", dice Francisco Sánchez, director del grupo, que en sus funciones del fin de semana pasado tuvieron una buena asistencia de público.
Un panorama similar se ha vivido en el Teatro Municipal de Las Condes que, producto de la contingencia, debió reprogramar o adelantar en horario varias de las funciones de sus montajes familiares, "El gigante egoísta" y "El gato con botas"- que ya finalizó su temporada-, y las ahora en cartelera "El principito" y el musical "Billy Elliot". Ambas tendrán este fin de semana sus últimas funciones.
"En tiempos de crisis, es importante poder tener espacios de encuentro para poder disfrutar del arte, compartir con la familia y entregarle a los más pequeños momentos de alegría y tranquilidad", afirma Arturo Hughes, gerente general del teatro, quien también se muestra optimista sobre la respuesta del público, asegurando que la ocupación de la sala superó la mitad en las funciones infantiles desde que reabrieron el 8 de noviembre.
La situación ha sido diferente en el Teatro Azares, conocido por su oferta de teatro familiar y emplazado en la esquina de Santa Isabel y Vicuña Mackenna, punto cercano al epicentro de las protestas. A la reapertura de su programación infantil, el pasado 9 de noviembre, con dos montajes -una pieza de títeres y "Los tres cerditos"-, solo llegaron 17 espectadores.
"Estamos en un sector complejo, donde cuesta llegar e irse, pero como todas las salas pensamos que la cultura es parte del alma del país y luchamos porque no se vaya perdiendo", dice Pía Maureira, directora del espacio.
El Anfiteatro Bellas Artes también inclinará su cartelera de este fin de semana hacia los pequeños, con funciones de "3 historias y 1 día" los sábados y domingos de este mes. En el GAM se presenta "Lipika: sobre la creación del caballo", pieza de circo teatro y Sidarte reabrió con el estreno de "El reloj de la bestia", obra que relata el encuentro entre un niño y dos monstruos, y tendrá funciones hasta el 1 de diciembre.