Viernes, 29 de Marzo de 2024

El gigante Volcker

ChileEl Mercurio, Chile 15 de diciembre de 2019

Cuán diferentes serían las cosas con más personas de Estado y con un claro compromiso con el país.

La reciente muerte de Paul Volcker, a sus 92 años, no puede pasar desapercibida en el Chile de hoy. Su carrera fue brillante, pero lo que más resalta es su ejemplo como verdadero servidor público. Siendo demócrata, no tuvo problemas para trabajar en gobiernos de diferente signo durante cinco décadas.
Sin duda, su máximo logro profesional fue el control de la inflación en Estados Unidos a comienzos de la década de 1980. Volcker fue nombrado presidente de la Reserva Federal a fines del gobierno de Jimmy Carter, cuando la inflación era de 12%. Al poco andar fue ratificado por Reagan, quien terminó aceptando su tesis: el problema era una política monetaria muy expansiva. Con gran valentía, Volcker aumentó drásticamente las tasas de interés, poniendo fin no solo al problema de inflación, sino también al debate intelectual sobre sus causas. De paso, gatilló la crisis de la deuda latinoamericana de esa misma década.
Volcker había iniciado su carrera como economista con el Presidente Kennedy, y luego fue nombrado por Nixon como subsecretario para asuntos monetarios a fines de la década de 1960. La convertibilidad del dólar en oro a una tasa de 35 dólares la onza -aspecto clave del acuerdo de Bretton Woods- estaba en cuestionamiento. El exceso de gasto fiscal provocado por la guerra de Vietnam estaba drenando las reservas de oro de la Reserva Federal y, con ello, crecía la especulación sobre la devaluación del dólar.
Nixon le pidió a Volcker una solución para defender el dólar, en el entendido de que la convertibilidad al oro era una señal de fortaleza económica. En plena Guerra Fría, esto no era poco. Sin embargo, estudioso del asunto, Volcker llegó a la conclusión de que, para retomar la salud de las cuentas externas, Bretton Woods debía terminar. Y así fue. Su capacidad de convencer a Nixon e impulsar un cambio drástico en la arquitectura financiera internacional lo catapultó como una figura mundial.
Años después, y en plena crisis financiera de 2009, Obama lo llamaría para liderar una profunda reforma al sistema financiero. La llamada "Regla de Volcker", no exenta de críticas, apuntó a simplificar una maraña de relaciones complejas en el sistema financiero.
Volcker fue un ferviente creyente en "el modelo". El modelo de verdad. El de instituciones fuertes y profesionales, de mercados abiertos y verdaderamente competitivos. Con mucha independencia de juicio, manifestó que el imperio de la ley, la separación de los poderes y la creencia en la ciencia -y no el voluntarismo- eran la clave para avanzar y cuidar la democracia.
Cuán diferentes serían las cosas con más personas de Estado y con un claro compromiso con el país. Los otros nos están arrastrando a un pantano.
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