Jueves, 25 de Abril de 2024

Tras cumplir 100 años, Avianca despega en busca de su resurgir

ColombiaEl Tiempo, Colombia 15 de diciembre de 2019

Difícil, compleja y muy retadora, como lo ha sido recientemente, fue la operación de los primeros vuelos de la Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos (Scadta), que vio la luz hace 100 años -el 5 de diciembre de 1919- y 20 años más tarde, en 1940, cambiaría su nombre por el de Avianca, primera aerolínea del país, la segunda más antigua del mundo y la única que nunca ha parado de volar, según un especial de Avianca en Revista

Difícil, compleja y muy retadora, como lo ha sido recientemente, fue la operación de los primeros vuelos de la Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos (Scadta), que vio la luz hace 100 años -el 5 de diciembre de 1919- y 20 años más tarde, en 1940, cambiaría su nombre por el de Avianca, primera aerolínea del país, la segunda más antigua del mundo y la única que nunca ha parado de volar, según un especial de Avianca en Revista. Un centenario lleno de recuerdos, pero no se pudo celebrar por lo alto debido a las marchas del paro nacional, que hicieron aplazar el homenaje para 2020. Según la publicación, a comienzos de 1920, Werner Kämmerer, uno de los alemanes fundadores, viajó a su país y regresó con los pilotos Fritz W. Hammer y Hellmuth von Krohn. Luego de una dura negociación, logró comprar dos aeronaves Junkers F13 . Scadta despegó con un capital de 80.000 pesos, que luego subió a 100.000 pesos, aportados por la casa comercial de Luis Gieseken, otro empresario alemán. Tras superar escollos como el recalentamiento de los motores, y luego de muchos ensayos, se dieron los primeros vuelos. En ese año, Scadta recorrió 4.325 kilómetros, transportó 850 kilogramos de carga y 12 pasajeros, mientras que en 1921 la distancia subió a 86.342 kilómetros, se transportaron 31.760 kilogramos y se movilizaron 379 pasajeros. Para 1930, sus aviones recorrieron 1,17 millones de kilómetros y llevaron 4.791 viajeros. En 1939, según la publicación, su historia dio un giro clave, pues se selló la fusión con el Servicio Aéreo Colombiano (Saco), de la cual nació la sociedad Aerovías Nacionales de Colombia S. A. (Avianca). En las siguientes cinco décadas, el crecimiento fue la constante con hitos como la llegada de los aviones DC-3, el inicio del servicio a bordo, la reapertura de vuelos internacionales tras la Segunda Guerra Mundial, el primer vuelo a Europa, el inicio de la era del jet (1960), la primera excursión a Rusia, el despegue del emblemático Jumbo (Boeing 747) en 1976 y el inicio de rutas regionales con el avión Fokker 50, en 1993, entre otros. Pero los últimos 20 años han sido de altibajos. Entre 2001 y 2004, la empresa pasó por una fugaz sociedad con Aces (Alianza Summa), entró a la ley de quiebras de Estados Unidos, de la cual la sacó el empresario Germán Efromovich, quien entre 2005 y 2016 le dio un nuevo aire y la expandió, integrando un grupo aeronáutico con la salvadoreña Taca, subiendo de forma importante sus cifras de pasajeros, flota de aviones e inversiones, pero también con un cuantioso endeudamiento. Tras esos años gloriosos, a finales de 2017 comenzó el último bajón, que se inició con una huelga de pilotos de 51 días (la más larga en la historia de la aviación) y, según Efromovich, tuvo un costo de 360 millones de dólares. Los efectos del cese, mezclados con la mayor competencia, el fuerte aumento del dólar y del precio de los combustibles para aviación, más la necesidad del empresario de cubrir otras obligaciones, lo llevaron a valerse de United Airlines (dentro de la alianza con Avianca y Copa), de 460 millones de dólares, pignorando sus acciones en Avianca Holdings. Pero la situación financiera se complicó y, a finales del 2018, Avianca tuvo que iniciar la venta de activos no estratégicos, cancelar con Airbus la compra de 17 aviones y retrasar la llegada de otros 35, proceso que se selló en marzo de 2019, en busca de reducir las obligaciones financieras. Sin embargo, tras incumplir Efromovich algunas condiciones del préstamo, United ejerció la garantía y, junto con Kingsland Holdings (mayor socio minoritario, del empresario Roberto Kriete), tomó el mando de la empresa para emprender un duro plan de ajuste que ha significado un fuerte recorte de gastos, de personal y de aeronaves, cuya flota bajará a 155, según el actual presidente, Anko van der Werff, y la renegociación de obligaciones por 5.000 millones de dólares. Esto incluyó el intercambio de bonos por 484 millones de dólares (de un total por 550 millones), cuyo vencimiento pasará del 2020 al 2023. En efecto, tras un intenso y complejo proceso iniciado en julio, Avianca Holdings culminó esta semana ese paso clave, que la da un importante respiro de cara el 2020, visible en 375 millones de recursos frescos de capital (créditos convertibles en acciones de United y Kingsland, por 250 millones de dólares, más 125 millones de otros inversionistas). Y si bien uno de los primeros efectos fue el mejoramiento de la calificación de la compañía, que el jueves pasó de RD (riesgo de incumplimiento) a CCC+; y de los bonos, a CCC+/RR4, sus directivas dejaron claro que en los próximos seis meses seguirá la revisión de su estructura y de su forma de operar.
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