Jueves, 25 de Abril de 2024

‘A. Latina no es la región más pobre del mundo, pero la más inequitativa’

ColombiaEl Tiempo, Colombia 23 de enero de 2020

Una de las personas que no deja de asistir al Foro Económico Mundial es la mexicana Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, entidad adscrita a las Naciones Unidas

Una de las personas que no deja de asistir al Foro Económico Mundial es la mexicana Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, entidad adscrita a las Naciones Unidas. En medio de su apretada agenda en Davos, la funcionaria habló con Portafolio. ¿Es válida la apreciación de que América Latina

no despierta el interés

de otras ocasiones? Nuestra región está a punto de completar siete años de bajo crecimiento y eso está en el corazón de la aparente indiferencia. El año pasado la expansión del Producto Interno Bruto latinoamericano apenas llegó al 0,1 por ciento y 18 de las 20 naciones más grandes tuvieron una desaceleración. Colombia y Guatemala acabaron siendo las únicas excepciones. ¿Considera que quienes nos miran desde afuera toman nota de eso? Sin duda. Los estimativos nuestros hablan de una expansión del 3,2 por ciento el año pasado y de una de 3,5 por ciento en este periodo. El contraste es evidente porque para decirlo con claridad Colombia es el país de América Latina que más crece. Una explicación de ese ritmo que es moderado, pero destacable en el contexto de la zona, tiene que ver con el buen desempeño de la inversión. En contraste, el panorama del resto es más bien sombrío. Pocos presidentes

hacen presencia… Además. En la edición de 2020 apenas vinieron Lenín Moreno de Ecuador e Iván Duque. Ello hace que el diálogo nutrido de antes en esta ocasión sea limitado porque no parece haber mucho interés de los gobiernos y tampoco de los inversionistas. ¿Por qué esa renuencia? Hay circunstancias particulares en cada caso, aunque tanto Brasil como México y Argentina, enviaron a un ministro o a alguien de alto nivel. El momento por el que atraviesa Chile no necesita ser explicado. Pero en general, las condiciones políticas internas llevan a que la mayoría de gobiernos miren hacia adentro. También están las protestas en las calles. ¿Hay un hilo conductor

en el hemisferio? Lo encuentro y se lo atribuyo a la desigualdad. América Latina no es la región más pobre del mundo, pero sí la más inequitativa. En el combate contra la miseria los logros son notables, pero en nuestro caso es evidente que hay una brecha enorme entre el 10 por ciento más rico y el 10 por ciento más pobre. ¿A qué se refiere? Hicimos un estudio que toma como base los registros tributarios y muestra que las cosas son peores de lo que creíamos. Volviendo a Chile, cuando se examinan las encuestas de hogares lo que reciben los de arriba es ocho veces de lo que obtienen los de abajo, pero cuando se miran los datos de impuestos salta a 25 veces. Algo similar pasa en Colombia o en México, para no hablar de la asimetría entre zonas rurales y urbanas. Pero el progreso social

es innegable ¿o no? Claro. No obstante, la gente que sale de la pobreza vive con muchas limitaciones, entre otras razones porque en muchos casos hay que pagar por la educación, la salud o los medicamentos, mientras que otros servicios que provee el Estado son de mala calidad. Esa realidad estimula la insatisfacción. Adicionalmente, los más jóvenes no ven posibilidades de avanzar, porque saben que el mercado laboral está cambiando. Todo eso forma parte del caldo de cultivo de las protestas. ¿Qué proponen ustedes? Primero, una política fiscal más activa. Encabezando la lista se encuentra la evasión fiscal que calculamos en el equivalente de más del 6 por ciento del PIB regional. Un programa de transferencias condicionadas, del estilo de Familias en Acción en Colombia, no cuesta más del 0,3 por ciento. Las estrategias de inclusión laboral se llevan otro 0,4 por ciento. Para no extenderme más, el mensaje es que si se logra cerrar esa vena rota habría para aumentar los gastos gubernamentales en beneficio de los sectores más vulnerables, sin necesidad de subir los impuestos. ¿Hay otras fuentes

de recursos? Es obligatorio revisar el conjunto de exenciones y deducciones, que en algún momento pudieron ser justificables pero que tienden a perpetuarse en el tiempo. A eso le llamamos renuncia tributaria, que también sale muy costosa. ¿Cuál debe ser el objetivo? Proteger la inversión. Colombia no lo ha hecho nada mal y Bolivia lo hizo muy bien durante este siglo. A lo anterior hay que sumarle una política industrial o productiva clara. Es obligatorio tener un proyecto de país, como en su momento Argentina decidió apostarle al sector agrícola. El desafío en esos casos es aumentar el valor agregado y mejorar la productividad. Por último, no puedo pasar por alto la búsqueda de nuevos ejes de inversión en la sostenibilidad ambiental: energías renovables, movilidad. Cuando mira a la región ¿es razonablemente optimista o razonablemente optimista? Soy razonablemente optimista porque contamos con una gran riqueza de recursos naturales. El agua será el factor más crítico del futuro y sobre todo Suramérica la posee en abundancia. Nuestro desafío es usarla bien. A partir de ahí podremos consolidarnos como productores de alimentos o de bosques. Un factor adicional es que podemos articularnos mejor con Estados Unidos, para que la migración sea una opción y no una obligación. Confío en que logremos diseñar una política de desarrollo regional, porque la requerimos con urgencia.
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