Sábado, 20 de Abril de 2024

Sabina Mazo, la poderosa fuerza colombiana en la UFC

ColombiaEl Tiempo, Colombia 26 de enero de 2020

Felipe Villamizar m

Felipe Villamizar m. - EL TIEMPO @FelipeVilla4
Se escucha tranquila. Es más paisa que el carriel, la Feria de las Flores y el mismísimo municipio de Guatapé, su acento la delata; toda afirmación que hace la finaliza con la muletilla "¿cierto?", tradicional en la jerga antioqueña, como cuando se camina por el barrio El Poblado. También es risueña y calculadora. En una primera impresión pareciera ser una mujer común y corriente, trabajadora y con sueños. Lo que nadie sabe es que sus dos puños están hechos de plomo y cada mano parece un yunque. Sus piernas son de acero. Es sinónimo de agilidad y fuerza. La colombiana Sabina Mazo es la gran exponente del país en la UFC, la mayor empresa de artes marciales mixtas. A puño limpio cumple sus metas y se gana la vida. Esta joven de 22 años nació el 25 de marzo de 1997 en Medellín. Allí se levantó a las afueras de la ciudad, donde tuvo mucho espacio para realizar todo tipo de actividades. Siempre fue curiosa por todo lo que se relacionaba con el deporte, eso sí, jamás tuvo una pelea en su vida. Cuando tenía 15 años empezó a entrenar boxeo y jiu-jitsu, porque se cansó de la rutina que tenía en un gimnasio. Sus primeros pasos de formación fueron en la Academia de Muay Thai de Medellín, donde empezó a practicar muay thai y jiu-jitsu con su entrenador personal David González, quien la ha acompañado a lo largo de su carrera. "Nunca entrené cuando estaba pequeña ni me interesé por las peleas, pero sí era activa, y me interesaban los nuevos deportes. A los 15 años decidí entrenar y me apasioné por este deporte. La verdad es que de la UFC lo que más me mueve es la adrenalina que se siente. Me gusta lo que es pelear y entrenar. Además, estar en el escenario en donde se puede estar haciendo lo que me gusta. Cuando empecé no sabía si iba a competir o no, pero decidí empezar a competir en jiu-jitsu, en boxeo, y pues más adelante obviamente di el paso a las artes marciales mixtas, pero fue un proceso muy aprovechable, y nada, aquí estoy. Muchísimos de los peleadores quisieran estar en esta empresa", le dijo a EL TIEMPO la luchadora. Sabina también se interesó por el fútbol. En algunas ocasiones quiso gambetear a sus rivales y celebrar goles. "Colombia es bastante futbolero, de hecho, yo lo intenté varias veces desde pequeña. Intenté muchos deportes, pero nunca fue lo mismo. No era la misma adrenalina, no era algo que me apasionara. En cambio descubrí pelear y fue encontrar mi pasión", añadió. Sin dividir El fin de semana pasado, las gradas del T-Mobile Arena de Las Vegas, que estaban a reventar para ver la pelea del luchador irlandés Conor McGregor, máximo exponente de esta disciplina, contra el estadounidense Donald Cerrone, vieron cómo en los combates preliminares se ondeaba la bandera amarilla, azul y roja de Colombia mientras vibraban con la pelea de Mazo contra JJ Aldrich. Aquella noche, la colombiana perdió en la tarjeta del primer juez, quien dio ganadora a Aldrich con resultados de 28-29; sin embargo, las dos siguientes tarjetas fueron a su favor, por 29-28 y 29-28. Mazo llamaba la atención por sus trenzas. Su rostro mostraba las consecuencias de una fuerte batalla: estaba ensangrentado, con el ojo izquierdo inflamado y la ceja rota, y en sus brazos tenía varios moretones. Pero para ella eso era el clímax. No le importa cuáles son los daños que puede recibir su cuerpo, sino liberar toda esa energía que tiene en su interior, que quiere rugir cada vez que se sube al octágono. Las artes marciales mixtas son un deporte bastante férreo. Para algunos puede ser una disciplina bastante sangrienta. Los luchadores se exponen a terminar con su cuerpo roto y con varias contusiones. Esta práctica es vista, por algunos, solo para hombres. Sin embargo, las mujeres ya tienen bastante participación en ella. Algunas personas, en un sentido machista, la critican y cuestionan por dedicarse a la UFC, pero ella prefiere hacer oídos sordos a estos comentarios. "Muchísimas personas me han dicho que es un deporte netamente para los hombres; pero, sin ser grosera, estoy segura de que es gente que no tiene el conocimiento del deporte, no tiene la información del deporte, entonces es entendible por qué lo dicen. Esa misma gente cuando apenas están aprendiendo a conocer la disciplina, pero sí es importante que antes de hacer cualquier afirmación puedan darse la oportunidad de estudiar qué es lo que se van a encontrar al verlo", afirmó con un tono de voz más golpeado. Sin embargo, Mazo, en medio de la lucha por los derechos de las mujeres y la igualdad de género, prefiere no ahondar en el asunto, y asegura que más allá de pelear por esta equidad, su meta importante es pelear por un país. "Más que representar a las mujeres, lo que quiero es representar a Colombia, demostrarle que sí se puede combatir en este exigente deporte. Hay que dejar ese pensamiento de que si soy mujer u hombre, solo somos personas. Tengo las capacidades y la inteligencia para salir adelante, pero más que un género, la idea es inspirar a las personas para que salgan y lo hagan. Es un deporte no muy conocido, es como más ese mensaje. Aunque hay más hombres en la UFC, eso no me impide entrenar, pero hay que dejar esa mentalidad de dividir los sexos", sentenció. Destreza La antioqueña es una luchadora hábil y feroz. Sus contrincantes se lamentan cuando saben que la tienen que enfrentar. Ella huele el miedo, huele la sangre de su presa y la ataca. Utiliza muy bien la palanca al brazo, es una máquina para lanzar rodillazos diversos, es su arma letal, además, sus codazos son golpes mortales. "En general soy muy agresiva e inteligente. Me baso en mis patadas y mis codazos. La técnica del muay thai la manejo a la perfección. Sé que voy a terminar aporreada o con lesiones pequeñas, pero ese es mi trabajo, y cuanto mejor pueda golpear, más podré ganar", añadió. Sabina sabe que tiene todo por delante para convertirse en una de las más grandes exponentes. Su objetivo claro es meterse en la historia de este deporte y seguir activando sus puños y patadas para alcanzar la gloria. "Es una carrera muy corta, pienso llegar hasta los 40. Mis planes son claros: hacer historia, ir escalando, quiero que la gente vibre con mi trabajo. Los quiero hacer sentir orgullosos", concluyó una Mazo que ya espera ansiosa conseguir su tercera victoria en la UFC.
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