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ArgentinaLa Nación, Argentina 5 de abril de 2020

Carta de la semana
No sabemos muy bien de dónde ni por qué ni cómo apareció el coronavirus y nos cambió la vida

Carta de la semana
No sabemos muy bien de dónde ni por qué ni cómo apareció el coronavirus y nos cambió la vida. A todos. Su presencia nos deja mucho por hacer, y muestra la actitud que tomamos ante la adversidad, como personas, como país. Vemos en casa hombres que cocinan como nunca e improvisan tareas domésticas; padres y madres apreciando el maravilloso tiempo de compartir con sus hijos; parejas que se distancian o se reencuentran como jamás imaginaron; la valorización de los abuelos ante la amenaza de perderlos; la nostalgia por los abrazos y los besos que a veces fastidiaban. Comprensión por el dolor ajeno. Temor por la pérdida de lo que tanto costó lograr. El reconocimiento de la lucha abnegada de los que, aun a riesgo de sus vidas, ayudan a la sociedad. Y por sobre todas las cosas valoración justa de lo que necesitamos para vivir, comprendiendo lo inútil del consumo exagerado. Transitamos un tiempo de reflexión. Para crecer, para consolidar una sociedad con la cual todos soñábamos a sabiendas de que no la íbamos a lograr. Ahora casi todos notamos que este virus nos está cambiando. A muchos nos está pareciendo que habrá un antes y un después. Y que ese después quizás sea un futuro distinto. En el mundo. Los soberbios, los imbéciles, los delincuentes, los envidiosos, los violentos quizás retrocedan ante la amenaza global. Y si no lo hacen, quedarán al menos identificados y castigados si fuera necesario.
Sugiero humildemente que luchemos para que las pérdidas sufridas y todas las que aún nos faltan tengan, al final de la historia del coronavirus, un resultado positivo. De nosotros depende.
Es tiempo de intentarlo.
Edith Michelotti
ediluobs@hotmail.com
Coronavirus
No soy macrista, escribí dos cartas durante su gobierno para pedir a los políticos que bajen el gasto público y advirtiendo lo que creía que pasaría si no lo hacían. Y fui muy criticada. Hoy veo cómo frente al cacerolazo que ha surgido espontáneamente para pedir que el Gobierno baje los gastos, el oficialismo pretende desvirtuar el pedido al afirmar que está dirigido por la oposición. Una vez más los políticos tratando con mezquindad de dar vuelta las cosas para su conveniencia.
¿Es tan difícil entender el mensaje? ¡Bajen el gasto! Tengan un gesto ante la ciudadanía, que está haciendo un enorme sacrificio, y pónganse a la altura de las circunstancias. Y agrego: ¡y sesionen! Hagan su trabajo. Hay empresas de más de cien mil empleados que se manejan por la web , hasta las pymes más pequeñas lo hacen, pero ustedes, con un presupuesto multimillonario, ¿no pueden? Están permitiendo que tengamos un gobierno de facto que gobierna con decretos, sin discutir para sancionar leyes tan necesarias en este momento.
El mensaje es clarísimo: no inventen fantasmas. Bajen el gasto y sesionen. No hay excusas. El país los necesita.
Laura Smith Estrada
laurasef@yahoo.com.ar
George Washington dijo: no estamos creando una nación de seres humanos, estamos creando un país de leyes. En esta frase él encerró la esencia de lo que Estados Unidos logró. Algo que nosotros, los argentinos, no entendemos, no asimilamos, no respetamos; o mejor dicho, desdeñamos directamente.La pregunta claramente es: ¿por qué? Las respuestas son muchas y las sabemos.
Señor Presidente, dejo a usted abierto el interrogante.
Juan Andrés Maciel
DNI 21.552.677
La gran preocupación ciudadana por la incontrolable suba de los precios se incrementa por su incapacidad de defenderse, por la imposibilidad de cotejar precios a raíz de la cuarentena obligatoria, que nos coarta una libertad necesaria para abastecernos. No podemos comparar. Para cuidar nuestra salud, nos vemos limitados a dirigirnos al negocio más cercano, comprar y pagar lo ofrecido al precio que el vendedor decida pedir, sin alternativa alguna. Esto libera el camino a los inescrupulosos, que se aprovechan para esquilmar al prójimo, sin el control que el Estado debería ejercer.
¡Que el Señor nos proteja!
Eduardo Daniel Teubal
danteubal@gmail,com
Según diversas fuentes, entre ellas, la Organización Mundial de la Salud: 1) tres millones de niños menores de cinco años mueren de hambre por año en el mundo; 2) aparte de los niños y por la misma causa (hambre), diez millones de personas mueren en el mundo; 3) hasta el 25 de marzo, en lo que va de 2020 han muerto 100 veces más personas por hambre que por Covid-19; 4) un millón y medio de niños por año mueren de diarrea en el mundo; 5) 56 millones de niños por nacer mueren en el año por aborto provocado dolosamente por el hombre en el mundo.
A pesar de tantos muertos, el mundo sigue andando, como si nada pasara?
Ahora bien, con el tristemente célebre coronavirus y con una cifra que ni siquiera se acerca mínimamente a las que acabamos de ver, con la excusa de la pandemia, se paraliza el mundo. ¿Por qué motivo? Pues sencillamente, y esto hay que decirlo, por las redes sociales. Los muertos, las víctimas y los casos se cuentan minuto a minuto, lo que nunca antes había pasado con otras pandemias iguales o peores. Todos estamos contando muertos. Decía el autor colombiano Sebastián Toro hace pocos días: "Nos tocó vivir una de tantas pandemias, que no es mortal, pero lo que sí es mortal es dejar de vivir por el miedo a morir". Y que no se me diga que es solo por el tema del contagio, pues, sin ninguna duda, no hay nada más contagioso que el hambre, cuando es ocasionada directamente por el hombre en forma intencional. No nos olvidemos de que solo nuestro país podría abastecer de alimentos a 440 millones de personas.
¿Cuánta gente más morirá por la pandemia de hambre que están provocando nuestros gobernantes con la paralización de la posibilidad de alimentarse que tiene hoy buena parte de los habitantes de casi todo el mundo?
Claramente, algo se deberá hacer.
Francisco García Santillán
DNI 10.661.522
De ninguna manera puede intervenir el Estado en la medicina privada. Hace más de 40 años que pago mi prepagaga, como muchos otros, y la cuota no es barata. Ha sido un sacrificio pero la pagué siempre, es mi seguro de salud. Ya nos tuvimos que bancar que nos robaran nuestro dinero de las AFJP. No, no lo podemos, no lo debemos tolerar. No, señores, de ninguna manera.
Amelia Mourglier
melam1948@gmail.com
Tratar al señor Moyano de dirigente ejemplar, ¿sirve para terminar con la grieta?
Eduardo Ottolenghi
can_otto@hotmail.com
Historia del 2 de abril
"Miren lo que conservo desde hace 38 años", escribe mi madre en el grupo de WhatsApp que tenemos en la familia, acompañando dos imágenes de un telegrama. En una de ellas se lee, con una escritura prolija e impecable, "Señora directora de la Escuela Nº 4 Benigno Tejeiro Martínez, Concepción del Uruguay, Entre Ríos"; por debajo, el nombre del remitente, borroso por los años transcurridos. En la otra imagen, un mensaje: "Saludos para todos, viva la Patria".
Al preguntarle sobre el telegrama nos comenta que le fue enviado desde Malvinas por un exalumno suyo cuando era docente, que no recuerda su apellido después de tantos años, pero que añora poder localizarlo sabiendo que viven en la misma ciudad. Conmocionada, les comento la historia a mis compañeros de la secundaria de esa ciudad (bachillerato de orientación biológica ENMM promoción 1980) y les reenvío las imágenes. Y ahí nomás, entre varios de ellos, y por decisión propia, comienzan a descifrar el nombre y el apellido del autor del telegrama, y luego a buscar su teléfono invocando amigos, hermanos y demás. Y lo consiguen. Doy el número a mamá, con la promesa al grupo de contarles inmediatamente lo sucedido. Lo llama, con la emoción guardada durante 38 años en el cajón de un escritorio. Hablan largo rato. Su alumno recordó cada momento de la triste guerra vivida. Quedaron en encontrarse pasada la cuarentena dispuesta por la pandemia. Será un reconocerse después de tantos años. Mamá dice que no lo ve desde que él terminó la escuela, a los 12.
Esta es una historia más. De las lindas, de las que llenan el alma, emocionan y, por qué no, de las que nos hacen olvidar, por lo menos durante un ratito, de otra historia que es la actual, la que estamos viviendo. Pero esta historia, la del excombatiente, su maestra y el telegrama guardado no ocurrió en cualquier momento. Pasó el 2 de abril, el Día del Veterano y de los caídos en la Guerra de Malvinas.
Nada es casual. En memoria de todos ellos.
Maria Gabriela Signes
DNI 16.217.222
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Aplausos y cacerolazos, la guerra de los balcones
"Era la hora en que nos acercábamos, los aplausos para toda la gente que nos cuidaba; los cacerolazos nos alejaron", Zulema Pessi
"La grieta es moral: por un lado estamos los que queremos vivir bien y progresar y por el otro están los que viven y quieren seguir viviendo de nosotros", Gabriel Lass
"¡Me dan risa! Aplauden a los médicos en el balcón y los quieren echar de los edificios. ¿En qué quedamos? Pura hipocresía", Jorgelina Zabaleta
"Pobre gente, todavía no logra entender que políticos hay de todas las banderas", Pablo Navarro
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