Miércoles, 24 de Abril de 2024

Honran a los caídos en combate

Puerto RicoEl Nuevo Dia, Puerto Rico 26 de mayo de 2020

Nelson Vázquez acudió ayer al Cementerio Nacional, en Bayamón, como ha hecho los pasados años, en el Día de la Recordación, desde que completó su última misión como parte del Ejército de los Estados Unidos

Nelson Vázquez acudió ayer al Cementerio Nacional, en Bayamón, como ha hecho los pasados años, en el Día de la Recordación, desde que completó su última misión como parte del Ejército de los Estados Unidos.

"Esta es mi tradición en el Día de la Recordación, estar aquí, y parte de mi responsabilidad como veterano", afirmó el hombre de 57 años, mientras contemplaba la lápida de quien describió como un hermano.
"Los dos nacimos en Nueva York y llegamos a Puerto Rico jovencitos. Lo conocí en la escuela. Yo me fui al Army cuando nos graduamos de escuela superior; él se fue al Coast Guard. Siempre estuvimos en contacto", relató.
Pero, en una misión, su amigo de toda la vida enfermó y no pudieron reencontrarse en la isla, como habían planificado. "Él regresó a casa en una caja", rememoró.
Vázquez, de Toa Baja, también recordaba ayer a otros dos amigos veteranos enterrados en el mismo cementerio.
La Administración Nacional de Cementerios (NCA, en inglés) había anunciado que los 142 cementerios nacionales del Departamento de Asuntos del Veterano (VA, en inglés) estarían abiertos durante el fin de semana previo al Día de la Recordación, que se conmemoró ayer. Los visitantes debían cumplir con las medidas de protección establecidas a nivel estatal y por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), ante la pandemia del nuevo coronavirus.
"Si no, yo brincaba la verja porque esta es mi tradición, yo tengo que estar aquí hoy, esta es mi misión", enfatizó Vázquez.
En el cementerio, cerca del mediodía de ayer, la cantidad de visitantes era mínima. Las personas estacionaban su vehículo lo más cerca posible a la lápida de su ser querido, y caminaban directo al lugar.
Al menos, las personas observadas por este medio utilizaban su mascarilla, y no parecía haber inconvenientes con las medidas de distanciamiento físico.
María Mojica Martínez, de 69 años, visitó ayer la tumba de su mamá y de su papá, un veterano de la Guerra de Corea. Explicó que, por razones ajenas a su voluntad, no había podido llegar hasta el cementerio a principios de año, y luego la amenaza del COVID-19 empeoró la situación.
"Yo no esperaba que abrieran porque, como las cosas están tan difíciles… pero tan pronto me enteré de que iban a abrir el cementerio, como no había podido venir en lo que va de año, pues dije ‘para allá voy’. En el año, venimos tres y cuatro veces, pero este año no habíamos podido venir", expresó la residente en Carolina.
"Para mí, simboliza mucho. Mi papá y mi mamá nunca van a salir de mi vida y de mi pensamiento, y tengo que venir a recordarlos", relató.
La amenaza del COVID-19 tampoco frena los procesos personales de cada individuo con la vida misma. Albert Michael Blas, de 54 años, explicó que hacía años que no visitaba la tumba de su papá, un veterano de la Marina de los Estados Unidos. "Después de haber superado muchas cosas, me di cuenta que hoy era el día de estar aquí. No es que me gusten las lápidas. Tiene que ver conmigo y con mi corazón", manifestó el vecino de Guaynabo.
"Él me crió como un marine toda la vida, hasta los 20 años, y no tuve que pasar por el Ejército para saber lo que es esa vida. Me dio un training de chamaquito que yo no se lo daría a mi hijo", contó Blas, al recordar a su papá.
Más allá de las restricciones impuestas por las autoridades, algunos visitantes señalaron la importancia de que cada cual, de modo individual, aplique las medidas de protección y prevención.
"Uno mismo se cuida. Esto del COVID es una cosa personal, aunque haya unas pautas del gobierno, yo creo que cada uno se cuida uno mismo", enfatizó Marta Torros Marxuach, quien visitó el cementerio junto a su esposo, Gilberto Marxuach, con quien lleva casada 55 años.
Los papás de ambos son veteranos, al igual que el abuelo de Gilberto.
"Yo nací con papi en la guerra, yo soy un bebé de la guerra. Para mí, significa mucho (visitar la tumba de su papá este día). Su vida fue la milicia, hasta el momento que murió, estuvo primero activo y después en la Guardia Nacional y acabó de general de dos estrellas, así que tenía un significado para él", relató Torros Marxuach.

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