Viernes, 19 de Abril de 2024

La otra censura

UruguayEl Pais, Uruguay 10 de julio de 2020


Muchos critican, no sin razón, los desbordes autoritarios y proteccionistas de Donald Trump, pero no quedan dudas de que sigue siendo un país donde los ciudadanos ejercen el derecho a manifestar sus disensos en libertad


Muchos critican, no sin razón, los desbordes autoritarios y proteccionistas de Donald Trump, pero no quedan dudas de que sigue siendo un país donde los ciudadanos ejercen el derecho a manifestar sus disensos en libertad.
Por eso resulta sumamente reveladora la carta abierta que acaba de publicarse en la web de Harper's Magazine, firmada por más de 150 intelectuales de la potencia del norte, preocupados por lo que ven como distintas formas de descaecimiento de libertades y derechos.> > Entre los firmantes aparecen nombres tan diversos como los de Margaret Atwood, Martin Amis, Noam Chomsky, Francis Fukuyama, J. K. Rowling, Salman Rushdie, Steven Pinker y Wynton Marsalis. La traducción que citaremos es de Aldo Mazzuchelli, publicada en la revista uruguaya Extramuros.> > Al principio se hacen eco de las manifestaciones contra el gobierno "en favor de la justicia racial y social". Pero la reivindicación no se queda ahí y apunta también a su contracara: la creciente intolerancia de determinadas minorías que se están alzando contra la libertad de expresión: "un nuevo conjunto de actitudes morales y compromisos políticos que tienden a debilitar nuestras normas de debate abierto y tolerancia de las diferencias, en favor de la obediencia ideológica (...) La inclusión democrática que queremos solo se puede alcanzar si denunciamos abiertamente el clima de intolerancia que se ha instalado en todas las partes".> > Los firmantes equiparan los desmanes de lo que llaman "derecha", con los que observan del otro lado, aunque omitan referirse explícitamente a la izquierda: "una intolerancia a las visiones opuestas, una moda de humillar públicamente y mandar al ostracismo, y la tendencia a disolver asuntos políticos complejos en una certeza moral cegadora". > > En esto parece que hablaran de las discusiones políticas y sociales de nuestro país... Porque aquí, como allá, hay grupos políticos y organizaciones sociales afines al Frente Amplio que también pintan el debate en blanco y negro, imponiendo una vara moral siempre al servicio de sus argumentos y de enmascarar sus yerros. > > La carta abierta cita varios ejemplos: libros retirados de la venta, editores despedidos por publicar obras controversiales, docentes investigados por citar determinadas fuentes en clase y expulsiones de líderes institucionales por "simples torpezas". > > En la Disneylandia de la corrección política, un comentario casual que pueda ser interpretado como discriminador, cuesta muy caro a quien lo formula. Del otro lado del charco estamos viendo el injusto lío en que se metió nuestro compatriota, el querido humorista Álvaro Navia, por el "pecado" de pintarse la cara de negro para hacer una respetuosa imitación de Louis Armstrong. > > La exacerbada susceptibilidad de quienes hoy pretenden establecer las normas de lo que es respeto o discriminación, y hasta de cómo se debe hablar para no perpetuar estereotipos de género, distorsionando la lengua española, es un fenómeno tan reciente como poderoso: cada vez son más las empresas, organizaciones sociales e instituciones culturales que actúan desde el temor a ser escrachados por estos jueces de la moral pública, y no dudan en censurar obras de arte, despedir gente y silenciar disensos. > > "Ya estamos pagando el precio de una mayor aversión al riesgo entre los escritores, artistas, y periodistas que temen por sus vidas si se apartan del consenso", añaden los autores. > > Y las pruebas están en todas partes: poderosos anunciantes que condicionan sus inversiones en Facebook a una autocensura de sus contenidos.
Obras cinematográficas retiradas de los catálogos de las grandes empresas de streaming por promover el racismo, sin advertir que retratan formas de relacionamiento interracial propias de las épocas en que transcurren. Libros retirados de bibliotecas, monumentos vandalizados o derribados... > > Tan intolerante está el mundo occidental, que muchas editoriales agregan, al editor y corrector de los textos que presentan los autores, un llamado "lector de sensibilidad", que se encarga de observar (¿o censurar?) cualquier pasaje del texto que pueda resultar ofensivo para alguna de estas minorías movilizadas. > > "El modo de derrotar las malas ideas es exponiéndolas, argumentando, persuadiendo, y no tratando de silenciarlas o esperar que desaparezcan", concluyen los intelectuales en su relevante carta.> > Una certera advertencia contra los nuevos enemigos de la sociedad abierta.
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