El básquetbol sobrevive apenas, pero no quiere jugar sin público

I nquietud hay en el básquetbol, el otro campeonato profesional del país aparte del fútbol, por la imposibilidad de entrenar durante este período y por el temor de que la Liga Nacional (LNB) no pueda comenzar en octubre, tal como dictamina el contrato con el Canal del Deporte Olímpico (CDO), principal fuente de ingresos de la disciplina.
"No tenemos los recursos del fútbol para cumplir con todos los protocolos que se exigen, así que estamos evaluando los escenarios para ver cómo evoluciona la pandemia. Tenemos una cláusula en nuestro contrato con el CDO, pero estamos esperando poder partir en octubre", comenta Arturo Viveros, director ejecutivo de la LNB.
Los clubes viven una situación apremiante, agobiados por la falta de ingresos y, en muchos casos, por considerables deudas con sus planteles. El torneo se suspendió el 14 de marzo, en plenos playoffs .
"Estamos sobreviviendo a estas alturas, no tenemos ningún ingreso y solo gastos: el cuidador del gimnasio, agua, luz, además de lo adeudado a los jugadores porque no se terminó la liga y dejamos de ganar unos 30 o 40 millones de pesos mínimo en recaudaciones", lamenta José Méndez, presidente de Las Ánimas de Valdivia.
La alternativa de retomar la actividad sin público es rechazada de plano por la mayoría de las instituciones, que tienen en la venta de entradas uno de sus mayores ingresos.
"Para Ancud, que es el equipo que más público lleva en Chile, es inviable jugar a puertas cerradas. Si baja el aporte municipal, por las razones lógicas de la pandemia, y no nos dejan vender entradas, derechamente no jugamos", anuncia su timonel, Francisco Arrey.
"Tenemos tres jugadores a los que les estamos pagando con la Ley de Protección al Empleo. Por ahora estamos aguantando con plata de nuestros bolsillos y de amigos, pero no sé cuánto tiempo más duraremos. Jugar sin público sería la muerte del club", concuerda Méndez.
"No es lo mejor volver sin público, porque es una buena fuente de ingresos. Además, habría que hacer exámenes de covid-19 al cuerpo técnico y los jugadores y eso significa plata. Sin venta de entradas, ¿cómo lo hacemos?", se pregunta Sandro Ovando, el timonel de CEB Puerto Montt.
Una voz diferente tiene Universidad de Concepción. "Estamos preparados para jugar sin público, porque no están las condiciones para recibir gente en los gimnasios. Además, no contemplamos el dinero de las entradas en el presupuesto, porque se va en la misma producción del partido", admite Sergio Montoya, gerente técnico penquista.
El Campanil, además, renovó contrato con cuatro jugadores: Carlos Lauler, Diego Silva, Sebastián Carrasco y Carlos Milano. "Les pagamos el 50% de su sueldo hasta que empiecen a jugar, y ahí recibirán el 100%. Por ahora, están entrenando vía Zoom", narra Montoya.
"No solo estamos complicados por la falta de partidos, sino también por la cesantía de la zona, que ya había partido con el cierre de unas salmoneras y que se agravó con el virus. Las pymes que nos apoyan están casi todas cerradas y son muy pocos los socios que están pagando", lamenta Arrey desde Chiloé.
"Hay muchas deudas con los jugadores y estamos preocupados por eso, porque si los equipos no tienen ingresos, ¿cómo pagarán? No creo que el básquetbol vuelva este año", apunta Erik Carrasco, capitán de Puente Alto.
Coincide el puertomonttino Ovando: "Tenemos deudas con los jugadores, que habríamos pagado si hubiéramos disputado la final de conferencia. Estamos en un momento complicado, sin duda, y lo peor es que no creo que se juegue este año. Sé que la liga está buscando fórmulas, pero no sé cuál podría ser la solución".