Jueves, 18 de Abril de 2024

Encrucijada iraní

ChileEl Mercurio, Chile 1 de diciembre de 2020

Teherán deberá medir su respuesta, ad portas del cambio de mando en Washington.

Con el asesinato del científico nuclear Mohsen Fakhrizadeh y la supuesta responsabilidad que atribuyen a Israel en su muerte, los líderes iraníes se enfrentan a una disyuntiva difícil: responder con un ataque similar o medir la represalia para evitar que la crisis escale a un conflicto regional de mayores proporciones, apenas unas semanas antes de que cambie el gobierno en Washington.
Israel considera el desarrollo nuclear de Irán una amenaza para su seguridad y sobrevivencia como Estado. Irán asegura que su programa tiene fines pacíficos y que no pretende construir armas atómicas, aunque ya tiene uranio enriquecido suficiente para hacerlo. Los "asesinatos selectivos" de científicos iraníes, los ciberataques a plantas nucleares y otros sabotajes industriales han sido considerados en el pasado parte de la estrategia israelí para poner coto a la ambición nuclear iraní. Las tensiones entre ambos países irradian a toda la región y es una preocupación constante de las potencias mundiales, especialmente de Estados Unidos.
Si Israel efectivamente estuvo detrás del ataque, habría que buscar sus motivaciones en el próximo cambio de mando en la Casa Blanca, y el temor de Benjamin Netanyahu a que con Joe Biden cambie la política norteamericana hacia el régimen de los ayatolas. Biden ha dicho que buscará un acercamiento con Teherán.
Trump ha entregado un fuerte respaldo a Israel y este país a su vez aplaudió la decisión de la Casa Blanca de retirarse del acuerdo de 2015, firmado por la administración Obama-Biden, que limita la actividad nuclear iraní y la pone bajo inspección de la Agencia Internacional de Energía Atómica. En ese contexto, el ataque contra un hombre que fue pieza central del programa nuclear sería una señal para Biden de que Israel no está dispuesto a bajar la guardia y obstaculizará cualquier entendimiento del próximo gobierno de EE.UU. con Irán.
Para Teherán, un cambio de la política norteamericana es indispensable. Inmerso en una crisis económica profunda, con la pandemia haciendo estragos, el gobierno iraní espera que cualquier negociación con EE.UU. parta con el levantamiento de las sanciones que reimpuso Trump y que han tenido efectos devastadores en su economía. Con unas elecciones presidenciales en 2021, los ayatolas no están dispuestos a enfrentar nuevas protestas ciudadanas.
La reacción espontánea de un régimen dictatorial que se ve atacado desde el exterior es tomar represalias, pero los iraníes en circunstancias anteriores han tomado medidas de "venganza" limitadas, de manera de evitar un enfrentamiento militar mayor, extremadamente peligroso en una región con un precario equilibro estratégico. El presidente iraní, al indicar a Israel como responsable, advirtió que Irán no se apresurará a responder al agravio, porque es "demasiado sabio para caer en la trampa".
Otros actores, como Arabia Saudita, que tiene un vínculo estrecho con Israel, aun cuando no han "normalizado" sus relaciones, son parte de la ecuación. Los sauditas, también aliados de EE.UU., buscan restringir el poderío de Irán en Medio Oriente, que tiene a Siria y a Irak en su área de influencia y con el que ya está enfrentado indirectamente en la guerra de Yemen.
Irán ha sido por años un grave problema para la política de Estados Unidos y no dejará de serlo con la llegada de Biden.
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