Miércoles, 24 de Abril de 2024

Enseñar la libertad

UruguayEl Pais, Uruguay 5 de diciembre de 2020


Asumir desde la naturalización nos puede llevar a alejarnos de la razón, herramienta que jamás podemos abandonar si nuestra intención es la búsqueda de la verdad


Asumir desde la naturalización nos puede llevar a alejarnos de la razón, herramienta que jamás podemos abandonar si nuestra intención es la búsqueda de la verdad. Asumir algo como incuestionable puede llevarnos a terrenos más riesgosos aún que la reflexión misma. > > En los últimos tiempos nuestro gobierno ha dejado clara su voluntad de insistir, persistir, resistir y nunca desistir en la concepción de la "libertad responsable", entendiendo que los uruguayos ejerceríamos ese derecho fundamental de forma solidaria, ética y a conciencia. Pero cabe en estos días, cuando en algunas jornadas se han superado las dos centenas en la cantidad de casos positivos confirmados de coronavirus Covid-19 en Uruguay, preguntarnos honestamente si sabemos usar la libertad. > > Cabe hacer una mirada introspectiva e interpelarnos sobre si estamos a la altura de las circunstancias en lo que a nuestro rol individual (para el bien colectivo) refiere. Analicemos este fenómeno sin juzgar, menos aún desde el enojo o la frustración. Utilicemos esta instancia como un estribo donde apoyar nuestra mirada crítica (en el sentido analítico) de la sociedad que vivimos. > > ¿Es una locura preguntar si todos sabemos usar la libertad? ¿Es absurdo pretender enseñar libertad? ¿Es más sencillo dejar todo librado al laissez faire y que pase lo que pase? ¿Es un pecado entender que este derecho también conlleva obligaciones? Preguntas que inevitablemente surgen a quienes se atreven a interpretar el tiempo y el lugar en el que nos toca vivir. > > Enseñar libertad es fortalecer capacidades de discernimiento, es educar para la convivencia, es construir ciudadanos respetuosos y respetables, es dar insumos a una sociedad para que no caiga en la antropofagia cívica.> > Nuestro país está en una etapa clave de esta pandemia en lo que refiere al comportamiento social, debe elegir ante una bifurcación de caminos si toma el de la responsabilidad en el ejercicio de su libertad o el del reconocimiento de no saber usarla y delegar en el Estado la toma de decisiones referidas a actividades de convivencia. > > No me resigno a creer que este Pueblo culto, solidario, genéticamente libre, ejemplo en el mundo por su civismo, pudiera elegir (por la vía de los hechos) el egoísmo y la irresponsabilidad. > > Si eso sucediera, implicaría reconocer que no se sabe usar ese tesoro inconmensurable llamado libertad y por lo tanto deberíamos emprender impostergablemente la reconstrucción de nuestra visión y ejercicio de la misma, enseñando a su respetuoso uso desde todas las ópticas.> > Cuando alguien decide embestir contra la salud pública al organizar una fiesta clandestina, una movilización multitudinaria con todos los descuidos habidos y por haber, o quien (en menor medida que lo anterior) no respeta la exhortación al uso de tapaboca, de no compartir un mate o no aglomerarse, está reconociendo expresamente que hay un problema y él o ella es parte del mismo.> > Y el problema es que la libertad tiene (desde siempre, no estamos descubriendo nada) enemigos tan viejos como ella. > > Pensar en los enemigos de la libertad nos lleva ineludiblemente al libro de Isaiah Berlin "La traición de la libertad. Seis enemigos de la libertad humana", pero nuestro enfoque es otro. > > Este pensador habla de seis enfoques, personalizando esos enemigos de la libertad en seis autores del pensamiento político (Helvecio, Saint-Simón, De Maistre, Rousseau, Hegel y Fichte) mientras que nuestra reflexión va hacia seis enemigos de la libertad responsable en el Uruguay de hoy (egoísmo, desidia, desinterés, ignorancia, individualismo e irresponsabilidad).> > Esas características existen en el ser humano, no se pueden negar, estamos hechos de virtudes y defectos, y por lo tanto las proyectamos en acciones y omisiones todos los días. > > El egoísmo de quien piensa solo en sí mismo, ocupándose de su propio interés y beneficio, sin detenerse a pensar (ni a sentir) en el otro. Es el elegir la satisfacción propia, aun cuando se sabe que esa acción trae consecuencias negativas para el otro, que llevándolo al lenguaje de estos días y como ha dicho el presidente Luis Lacalle Pou "más Covid es menos laburo".> > La desidia, como esa actitud de falta de ganas, de interés o de cuidado. Es optar, en acción u omisión, por no tomar recaudos, aun sabiendo lo que puede suceder. Es el abandono ante el cuidado, incluso el propio, en una especie de "qué sé yo, qué me importa".> > El desinterés que se hace carne en la actitud de ciudadanos para quienes es indiferente la realidad, fenómeno de estos tiempos, con una dejadez que solo los hace pensar en su zona de confort, en la inmediatez simplista de a quien "le da fiaca" pensar en qué puede pasar. > > La ignorancia, en su doble faceta de desconocimiento e incultura. El primero de quien no sabe ante lo que nos enfrentamos cuando batallamos con una pandemia, y la segunda desde la óptica de la carencia de herramientas culturales para convivir y no dañar.> > El individualismo, como esa tendencia a pensar y actuar en base a los propios criterios del individuo (correctos o no) con absoluta prescindencia de las determinaciones sociales. Es vivir en sociedad pero no respetarla, gozar de sus beneficios pero no tolerar sus reglas colectivas, es el "hago la mía, vos hacé la tuya" que pega en la línea de flotación de la convivencia o la salud pública.> > Por último, la irresponsabilidad, esa actitud de incapacidad o falta de voluntad para cumplir una obligación o tarea encomendada, que por estos días tiene que ver con el cuidado propio y ajeno, pero yendo un paso más es el no considerar las consecuencias de un acto u omisión, que se traduce en un "no pensé que fuera para tanto".> > Libertad y responsabilidad deben ir de la mano, que, como decía Hayek, son aliados. > > Bien expresó que "es indudable que mucha gente está temerosa de la libertad, porque la oportunidad para hacer la propia vida significa también una incesante tarea, una disciplina que el hombre debe imponerse a sí mismo para lograr sus fines".> > Y esa incesante tarea requiere herramientas, que enseñen convivencia, que enseñen respeto, que enseñen libertad.
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