Silencio noticioso
En medio de la espesura informativa en la que vivimos, un bosque que crece infinita y desordenadamente a través de las redes sociales, es muy difícil hallar un espacio y un momento de silencio noticioso, una instancia en el ciclo de la vida en que por decisión personal se prefiera no saber demasiado acerca de lo que acontece en el mundo; es decir, se elija con propósito firme enterarse de menos sucesos y hacerlo con una mayor distancia temporal respecto de la "novedad" noticiosa
En medio de la espesura informativa en la que vivimos, un bosque que crece infinita y desordenadamente a través de las redes sociales, es muy difícil hallar un espacio y un momento de silencio noticioso, una instancia en el ciclo de la vida en que por decisión personal se prefiera no saber demasiado acerca de lo que acontece en el mundo; es decir, se elija con propósito firme enterarse de menos sucesos y hacerlo con una mayor distancia temporal respecto de la "novedad" noticiosa. Son tantas y tantas las primicias que diariamente ocurren que, al menos a veces, dan ganas de "inhibirse" de estar tan informado. Aunque parezca paradójico, la voluntaria "desinformación" puede ser una herramienta para vivir con mayor libertad y sanidad, menos dependiente de la vorágine de la actualidad, más concentrado en los propios y hasta modestos quehaceres.
No necesitamos estar notificados de todo, sino más bien de lo esencial y quizás de poco. La sabiduría no consiste en estar al tanto a cada minuto de cualquier suceso, sino de nadar serenamente en los propios deberes, sin tantas distracciones de última hora a causa de las agitadas aguas de la turbulencia informativa. Este "aislamiento" con sentido aleja y protege de un bullicio interminable, del cual creo es conveniente que no nos atrape del todo.