Viernes, 29 de Marzo de 2024

Teatro argentino para uno

ChileEl Mercurio, Chile 15 de enero de 2021

Santiago a Mil 2021 trae dos experiencias teatrales trasandinas que se pueden disfrutar en solitario y con distancia prudente. Ayer se estrenaba "Formas de caminar con un libro en la mano", de Lola Arias, y desde el miércoles 20 se podrá asistir gratis a "Jardín Sonoro vol. 2", de Aliana Álvarez Pacheco y Florencia Lavalle.

ANTE LAS RESTRICCIONES SANITARIAS, que hasta el cierre de esta edición afectaban a algunas comunas de la Región Metropolitana y de Chile, esta versión híbrida del Festival Santiago a Mil consideró la presencialidad, pero con experiencias teatrales que permiten al espectador participar de la obra de manera solitaria. Por eso, incluyeron este anuncio: "Porque nos cuidamos entre todxs, este espectáculo respeta los protocolos para ser realizado en Fase 2".
Es el caso de "Jardín sonoro vol. 2", creado por un grupo multidisciplinario liderado por las dramaturgas y gestoras culturales argentinas Aliana Álvarez Pacheco y Florencia Lavalle (del 20 al 23 de enero, gratis), que permitirá al espectador recorrer el Jardín Botánico Mapulemu, en el Parque Metropolitano de Santiago, mientras escucha seis obras inéditas de dramaturgas argentinas contemporáneas, seleccionadas especialmente para acompañar la experiencia.
"Jardín sonoro" es el nombre de la aplicación para celular que los espectadores deberán descargar, de manera gratuita, para poder escuchar las obras mientras recorren el jardín. El espacio, además, contará con sensores de geolocalización, que se conectan con la aplicación a través de bluetooth .
-Tenemos montones de aplicaciones descargadas en el celular que están diseñadas para hacernos más productivos, y nos pareció interesante crear una aplicación móvil que nos permite contactarnos con una experiencia cultural, de ocio y recreación -comenta Aliana Álvarez, desde Buenos Aires, y cuenta que, cuando mostraron "Jardín sonoro" en el Jardín Botánico Carlos Thays de Buenos Aires, llegaron a un público que no esperaban: desde adultos mayores hasta personas con ceguera o parálisis cerebral, acompañados de cuidadores.
-Tal vez, ese sea el desafío en esta época: ver el modo de generar nuevos lenguajes teatrales, e ir ocupando los espacios públicos para poder acercar al teatro a nuevos espectadores -dice.
Cuidarse, sin
quedarse solo
La relación con el celular también entra en tensión en "Formas de caminar con un libro en la mano" , una performance creada por la directora, dramaturga y cineasta Lola Arias, referente trasandina del llamado "teatro documental", que se estrenaba ayer en la Biblioteca Municipal de Ñuñoa, con una nueva función hoy, y dos más el 21 y 22 de enero.
Ahí, el "espectador" debe escribir una nota para un desconocido en las páginas de un libro, el que luego debe donar. A cambio recibirá uno nuevo, con instrucciones creadas por la dramaturga, las que debe cumplir por, aproximadamente, 40 minutos.
-Antes, era usual ver a gente leyendo en el subte, en el colectivo, en la plaza, en una esquina; y de alguna manera fue desapareciendo esa imagen porque, mayoritariamente, esa relación con el libro fue reemplazada por la relación con el celular -dice la dramaturga desde Berlín, ciudad en la que reside hace poco más de un año.
-Es una obra solitaria, cada persona va sola con su libro, es especialmente apta para este contexto, porque no estás conviviendo en el espacio ni interactuando con otros, solo con el libro, que va pasando de lugar en lugar, y cada 15 minutos entra un nuevo "espectador" a la experiencia. Así que si ves a alguien participando, lo ves a lo lejos -dice Lola Arias.
Durante los meses más duros de la pandemia en Berlín, la dramaturga creó una versión virtual de "Mis documentos" (2012), una "conferencia performática" vía Zoom, con artistas de diferentes partes del mundo que creaban experiencias teatrales usando los archivos guardados en sus computadores.
-Creo que ese ha sido el desafío más grande: generar esos espacios virtuales de pensamiento colectivo, que permitan cuidarse sin quedarse solo -dice Lola Arias.
"Antes, era usual ver a gente leyendo en el subte, en la plaza; y esa imagen fue desapareciendo porque, mayoritariamente, esa relación con el libro fue reemplazada por la relación con el celular", dice Lola Arias.
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