Viernes, 29 de Marzo de 2024

La historia de la crujía j y el término que se usa para discriminar

MéxicoEl Universal, México 19 de junio de 2021

CIUDAD DE MÉXICO, junio 19 (EL UNIVERSAL)

CIUDAD DE MÉXICO, junio 19 (EL UNIVERSAL).- A pesar de los avances que se han registrado en cuanto a los derechos de la comunidad LGBT+, aún existen un gran número de obstáculos a los cuales se enfrentan. En la actualidad, esta comunidad no goza de los mismos derechos que la población en general, son víctimas de crímenes de odio y sufren de discriminación.

Y es aunque se prohíba el uso de un lenguaje discriminatorio en contra de la comunidad LGBT+, en México aún existen un gran número de términos creados específicamente para discriminar a los miembros de esta comunidad, sin embargo, la palabra más conocida y usada es "joto". Aquí te contamos cuándo y dónde surgió este término.

¿Dónde surgió el término "joto"?

Desafortunadamente, esta palabra es ampliamente usada en nuestro país, la cual se usa para referirse a las personas homosexuales. La palabra surgió en la antigua cárcel de Lecumberri, en donde los reos homosexuales eran discriminados y segregados, pues eran enviados a la crujía "J", una celda específica. Según el Diccionario breve de mexicanismos de Guido Gómez de Silva, la palabra "joto" surgió en 1910.

El Palacio de Lecumberri

La Penitenciaría de Lecumberri se inauguró el 29 de septiembre de 1900, durante el Porfiriato. Aunque en un principio se pensaba que la cárcel sería un bastión de justicia, esta se volvió famosa por una serie interminable de injusticias, corrupción, sobornos, el mercado negro, el pago de cuotas y el tráfico de drogas.

Quizás uno de los acontecimientos más conocidos fue la ejecución del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez, quienes fueron asesinados en Lecumberri.

Años más tarde, Lecumberri se convirtió en una cárcel preventiva, lo que llevó un aumento significativo en el número de personas privadas de su libertad, entre sentenciados y en proceso penal. Sin embargo, muchos de los reos recluidos no eran criminales, sino líderes, políticos y opositores del gobierno.

Algunos de los líderes y opositores que fueron enviados a esta prisión fueron los ferrocarrileros de la huelga de 1959 como Demetrio Vallejo y Valentín Campa, el muralista David Alfaro Siqueiros, así como los intelectuales Luis González de Alba, José Revueltas y Heberto Castillo.

El Palacio de Lecumberri cerró sus puertas el 27 de agosto de 1976, cuando todos los reos fueron trasladados a otras cárceles. Aunque el gobierno pensaba demoler la prisión, al final se conservó el edificio y hoy en día es la sede del Archivo General de la Nación.
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