Creciendo de la mano con el país, la región y sus grupos de interés

¿Qué representan

para el sector productivo del suroccidente colombiano? Somos una historia de éxito empresarial, creada con capital 100% vallecaucano, que al cierre de 2021 espera facturar cerca de un billón de pesos, se consolida como gran generador de empleo, progreso regional y se enorgullece de hacer parte de un grupo industrial que, además de Sidoc, integran Ingenio del Occidente, Compañía Agrícola del Occidente y Cementos San Marcos. ¿Cómo ven la

situación de la industria nacional del acero? La siderurgia nacional está en su mejor momento y en nuestro caso, nos hemos venido fortaleciendo con importantes inversiones para estar a la altura del crecimiento que exige el país. Trabajamos con criterios de sostenibilidad ambiental, social y gobernanza y estamos conscientes de la responsabilidad que nos asiste en el sector de la construcción, uno de los más estratégicos para la reactivación económica post pandemia. ¿Cómo han logrado imponerse ante

las importaciones

para ser competitivos? Una tercera parte del acero que consumimos es importado, principalmente de México y Brasil, pero también ingresa de Turquía y China, quienes lamentablemente acuden a prácticas desleales de comercio, específicamente de calidad, que impactan las condiciones de seguridad que requiere Colombia, un país con altos índices de sismicidad. Las cinco siderúrgicas nacionales estamos comprometidas con la calidad absoluta y por eso garantizamos plenamente el acero sismorresistente que producimos. ¿Cuáles son las

cifras de la compañía

que reflejan su crecimiento sostenido? Los últimos cuatro años han marcado un hito en la historia de la siderúrgica, que a la fecha ha invertido $134.000 millones, una cifra que al terminar el primer trimestre de 2022 se elevará a los $170.000 millones, destinados a ampliar nuestra capacidad industrial. En este tiempo hemos crecido un 65% la producción de acero para concreto y actualmente estamos montando un nuevo horno de fusión para aumentarla otro 30%, pasando de entregar 24.000 toneladas a 30.000 toneladas mensuales el próximo año. ¿En la infraestructura regional dónde

ha sido empleado

el acero de Sidoc? Estamos convencidos de la importancia de apoyar el crecimiento del país y hemos donado todo el acero requerido para obras como el Centro de Eventos Valle del Pacífico, la Fundación Valle del Lili, las universidades Icesi y Javeriana en Cali y el Tecnocentro Somos Pacífico en el sector de Agua Blanca. También hay acero de Sidoc en el Estadio Pascual Guerrero, el Edificio de Suramericana, múltiples centros comerciales y las obras del Túnel de la Línea y los túneles de Loboguerrero y Buenaventura. ¿Cómo impactará

la productividad el

nuevo horno de fusión? Con él vamos a crecer nuestra capacidad instalada para atender todas las proyecciones que el Gobierno prevé en la construcción de vivienda de interés social y los proyectos 4G y 5G. Decidimos además abrir nuevos mercados de importación de chatarra desde Panamá, Perú y Bolivia, entre otros, para estar a la altura de estos desafíos. ¿Cuáles son las cifras

en empleabilidad y responsabilidad social? Solo Sidoc genera 790 empleos directos y unos 3.156 indirectos, pero si escalamos las cifras al Grupo Empresarial, entre el Ingenio y la Cementera proveen otros 710 puestos directos y cerca de 2.840 indirectos. Además de ser generadores de empleo, nos caracterizamos por nuestro compromiso orgánico con la responsabilidad social empresarial, reforzado desde el 2015 con la creación de la Fundación Sidoc, que es nuestro brazo fuerte para crecer de la mano con la comunidad en proyectos como el de la Comuna 20, en el barrio Siloé, para proveer oportunidades de vida a los jóvenes a través del deporte, la música y el arte. Fundamos la Orquesta Sinfónica de Siloé y el Grupo Tambores de Siloé, entre otros programas culturales y de resocialización y a raíz del paro en la región, nos unimos al proyecto ‘Compromiso Valle’ para ofrecerles a través de una intervención social junto a entidades como Propacífico y fundaciones como Fanalca y Carvajal, caminos para reducir la tensión social, acompañamiento psicosocial y oportunidades de empleabilidad. A nuestro parecer, este es un programa que debe replicarse en otros lugares del país y que refleja el compromiso verdadero de la empresa privada con la ciudad y la región. ¿El crecimiento empresarial les trae enormes compromisos

en materia de sostenibilidad? Como siderúrgica somos un claro ejemplo de economía circular, no solo por ser grandes recicladores de unas 300.000 toneladas anuales de chatarra, sino porque otros elementos no ferrosos como aluminio y cobre y residuos de plástico o madera, entre otros, también son reciclados y correctamente dispuestos para evitar que circulen nuevamente en la sociedad. También tenemos proyectos de eficiencia energética en nuestro horno de fusión, al que le proporcionamos energía verde que se le compra a las Empresas Públicas de Medellín y trabajamos fuertemente y con grandes inversiones en temas como disminuir la huella de carbono, los gases efecto invernadero, manejo de ruido, consumo de agua, disposición adecuada de residuos y subproductos como la escoria, que se emplea en la pavimentación de vías. ¿Cuál es el valor que

le da la compañía al capital humano en su proceso de crecimiento? Está íntimamente ligado a nuestro crecimiento compartido y la construcción de confianza con todos nuestros grupos de interés y la comunidad. Nuestros colaboradores son, sin duda, el activo más importante para nosotros y por eso desde hace más de una década les proporcionamos no solo oportunidades de formación con programas como el de becas universitarias para sus hijos, sino de bienestar para sus familias a través de la iniciativa empresarial, por medio de la cual les regalamos todo el acero y les damos al costo el cemento y los insumos para que puedan construir y mejorar su casa propia, además de distribuir trimestralmente en partes iguales entre todos los trabajadores, cerca del 10% de las utilidades que genera la compañía, generando calidad de vida, progreso compartido y un profundo sentido de pertenencia.