Sábado, 20 de Abril de 2024

La cantera

ChileEl Mercurio, Chile 19 de septiembre de 2021

Los hinchas de Colo Colo extendieron un enorme lienzo sobre la tribuna, con la siguiente leyenda: "Tu cantera es nuestro orgullo"

Los hinchas de Colo Colo extendieron un enorme lienzo sobre la tribuna, con la siguiente leyenda: "Tu cantera es nuestro orgullo".
Cuando se gana y se marcha primero, todo huele bien, sabe a maravillas y hasta se dibuja una nueva generación.
Incluso el mundo se hace coherente, porque la cantera implica que la institución - seleccionadores, cuerpos técnicos y estructura de inferiores- marcha a la perfección, no de ahora, sino desde hace años; es sabido que sus frutos, para ser perfectos y sabrosos, se cultivan lentamente y se respeta su madurez.
Lo de la cantera, en el fútbol, tiene la mejor prensa del mundo.
Se dice cantera porque se rompe y martilla la piedra, se pica el filón y se abre la mina, para buscar en las profundidades y donde pocos llegan, eso que es difícil e inusual: pepita de oro, diamante de varios quilates o gema única.
Y para encontrar lo que escasea se precisan planes, especialistas y un trabajo de largo plazo que implica esfuerzo, capital y no fijarse en gastos.
Está involucrada la academia, la pedagogía y profesionales de tantas especialidades, que buscan, rescatan, pulen y le dan un oficio e ilusión a la gente joven. Algunos, los menos, llegarán a la cúspide y fama, mientras que otros sobrevivirán dignamente en las galeras y la tropa.
Hay un problema, eso sí.
Igual hay más de uno, porque el fútbol es misterioso e impredecible.
En el papel, si existe voluntad y recursos, el club lo tiene claro: trabajar la cantera y con los hallazgos del territorio propio, empujar el negocio y remarcar la identidad con las generaciones de canteranos.
El problema -esto lo saben las universidades y colegios- es que hay generaciones y generaciones. Unas son espléndidas y otras como las tristes. El mismo ambiente y contexto, iguales facilidades y cuerpo académico, pero salen distintas. Así son las cosas.
Y hay otra cosa: en clubes donde la cantera es pura fachada, de repente, aparece un crack, porque su abuelo, que alguna vez jugó por el club como central (malo), lo trajo. Lo probaron y listo. Eso no es cantera, pero pasa.
Otros clubes, los más serios, sostienen canteras que rompen un cerro, el del lado y hasta media cordillera, pero a veces no hay suerte y por más que machacan, no aparece ni uno como Dios manda: uno bueno bueno.
Encuentran pintones, promesas y mucha pirita en la generación, hartos cabros dorados que parecen oro, pero no. Las explicaciones sobre la paulatina pérdida de brillo, son múltiples: lo aconsejaron mal, se agrandó, el papá lo reventó, se perdió, demasiado pajarito dando vuelta, problemas de cabeza, se fue antes de tiempo, muy temperamental, tuvo mala suerte con las lesiones, lo traicionó el carácter.
Son pocos los llamados y menos los elegidos.
El fútbol puede ser cruel.
Es la historia de la cantera.
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