Viernes, 19 de Abril de 2024

El turno de internet

ChileEl Mercurio, Chile 19 de septiembre de 2021

La ortodoxia de Xi está poniendo en riesgo el ritmo de progreso de su país.

El gobierno chino ha puesto en el tapete de discusión la supuesta superioridad de su modelo de desarrollo y organización social, controlado por el PC, frente a aquel de las democracias representativas tradicionales. El acelerado crecimiento que ha permitido derrotar la pobreza, el dominio e impulso de las nuevas tecnologías y el férreo control del covid serían ejemplos de ello. La contrapartida ha sido un fuerte aumento de la desigualdad y la aparición de emprendedores cuya popularidad y éxito, en ocasiones, han desafiado las directrices del gobierno. Eso contradice el planteamiento socialista con características chinas que Xi Jing Ping, líder máximo del país, pretende consolidar.
Como parte del combate a las tendencias indeseadas que, a su juicio, se han ido incrustando en la sociedad, están las capacidades que internet entrega para expresar posturas, en distintos temas, que no están necesariamente en sintonía con lo que el gobierno admite. Por esa razón, está intensificando la supervisión de los sitios de noticias y plataformas web, procurando que sus contenidos promuevan la educación sobre los logros y estándares morales del partido gobernante, y se opone a lo que ha denominado "nihilismo histórico", es decir, el cuestionamiento del liderazgo del partido y la "inevitabilidad del socialismo chino". Asimismo, creará un mecanismo nacional de "desacreditación de rumores", y las normas de comportamiento en el ciberespacio deberán ajustarse a los valores fundamentales de "ética socialista". Adicionalmente, combatirá las malas influencias que los jóvenes puedan adquirir en internet, como el uso intensivo de videojuegos u otras formas de entretenimiento, algunas de las cuales contienen ideas provenientes del extranjero.
Xi Jing Ping está conduciendo a su país basado en la idea de que el desarrollo económico ha alcanzado un nivel que permite corregir los problemas de desigualdad generados, además de combatir las visiones que las personas puedan adquirir en la sociedad moderna y digitalizada que han construido, que amenacen el control ejercido por el PC. Sin embargo, progreso y control no son variables independientes. Al estrechar el comportamiento de la población al estricto marco ético admitido por el partido, al controlar a los emprendedores que han creado valor y modernizado la economía mediante tecnologías de punta, y al definir centralizadamente la dirección que debe tomar la sociedad, tiende a ahogar los elementos que permitieron los éxitos logrados. La ortodoxia del líder chino está poniendo en riesgo el ritmo de progreso de su país y, de paso, puede estar cultivando peores malestares que aquellos que hoy quiere evitar.
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