Viernes, 19 de Abril de 2024

Stalin y yo

ChileEl Mercurio, Chile 17 de enero de 2022

Los grandes dictadores provocan efectos que van más allá de lo que a ellos les interesa

Los grandes dictadores provocan efectos que van más allá de lo que a ellos les interesa. Pero no les importa mucho. Stalin, además de matar y hacer desaparecer a millones, tenía sus propios gustos musicales y artísticos. Y no le gustó la primera gran ópera de Dimitri Shostakovich, la popular "Lady Macbeth del distrito Mtsensk". Fue a verla, le dio rabia, se retiró del teatro y escribió un editorial de cuero de diablo en el Pravda, bajo el título "Confusión en vez de música".
Shostakovich era un joven nervioso de 29 años y se sintió enfermo cuando lo leyó. No era él un hombre de personalidad fuerte y en Rusia muchos todavía lo llaman el hombre sin piel. ¿Sin piel? Sí, solo tenía terminaciones nerviosas al desnudo. Comenzó después de eso a escribir una marcha fúnebre, pero nunca más intentó otra ópera. A los 29 años, ni Wagner ni Verdi ni ningún otro de los grandes compositores de ópera había compuesto una obra tan espectacular como él.
Stalin nos dejó sin nuevas óperas y nos privó de ellas a todos los aficionados a la lírica. Shostakovich fue uno de los grandes creadores musicales del siglo XX, soy uno de sus admiradores, tengo casi todas sus obras grabadas, pero no tengo las óperas que no compuso por culpa de Stalin.
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