Miércoles, 24 de Abril de 2024

Bogotá en picada

ColombiaEl Tiempo, Colombia 19 de enero de 2022


Miguel Gómez Martínez
No es por las constantes declaraciones y salidas de tono de la alcaldesa


Miguel Gómez Martínez
No es por las constantes declaraciones y salidas de tono de la alcaldesa. Tampoco es por la ausencia de resultados en temas vitales como la seguridad, la movilidad o los temas asociados con la calidad de vida. La verdad es que Bogotá lleva años sin tener esperanza de mejora. Tuvimos la banda de Samuel, el desastre de Petro, la segunda parte de Peñalosa, que no fue muy buena, y ahora a una administración que falla en dos cosas: el fondo y la forma. Desde 2008, la ciudad ha estado gobernada por políticos que, con la excepción de Peñalosa, poco sabían de la ciudad y que pensaban en sus aspiraciones presidenciales en lugar de los problemas de la urbe. Tan larga racha de desaciertos ha convertido a la capital en un lugar deprimente. Las calles están sucias, las paredes llenas de grafitos, la informalidad reina, las vías llenas de huecos, la movilidad es un desastre y los parques están descuidados. Ni hablar de la inseguridad que nos regresa a la era negra de finales del siglo pasado, cuando salir a la calle era un riesgo mayor y la ciudadanía se refugiaba en sus domicilios. Lo triste es que nada mejora, sino que tiende a empeorar. Claudia López no tenía experiencia pública para manejar un ciudad de la importancia y complejidad de Bogotá. A pesar de ser bogotana, tener estudios y haberse desempeñado como Directora de Acción Comunal, su hoja de vida no contaba con el calibre de experiencia para asumir los desafíos de la ciudad. A ella le falta cancha y a su equipo mucho peso. No es entonces de extrañar que la administración capitalina tenga un ritmo inestable. Pelea con todos. Unas semanas es amiga del gobierno Duque, otras su enemigo feroz. Quiere ser institucional pero luego apabulla a la Policía en medio de críticas y acusaciones. Permitió que se consolidaran fenómenos muy delicados de violencia en ciertas zonas de la ciudad y tolerado una incultura ciudadana creciente. Los secretarios abordan los temas urbanos como si Bogotá fuese Copenhague o Ámsterdam, lo que confirma su desconocimiento de la realidad. Adoptan medidas que sirven en otros contextos e insisten que son soluciones cuando en la práctica agravan los problemas. Frente al desgobierno, la respuesta de la alcaldía es siempre verbal y agresiva. Claudia López es de esos funcionarios que cree que siempre tienen la razón y que el ciudadano debe plegarse a sus decisiones, así sean arbitrarias. Pero sobretodo le falta la humildad para tragarse los sapos como el error de haber criticado el metro o a sus predecesores por aprobar el POT por decreto cuando ella hizo lo mismo. Como bogotano me duele mi ciudad que tiene impuestos altos y que cada día es más invivible. Bogotá está sin esperanza de progreso.
migomahu@gmail.com
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