Cumbre de la CELAC

AMICA | Montevideo
@|El mundo está en crisis. Hay una guerra entre Rusia y Ucrania que ya amenaza extenderse a los países que integran la O.T.A.N. Hay millones de personas pasando hambre por el problema de la inflación desatada a raíz de la guerra en Ucrania y la crisis energética. Sequías por doquier que provocan feroces incendios y la economía mundial cruje frente a las puertas de una recesión inminente.

Frente a este panorama, se produce la Cumbre de la CELAC en Buenos Aires, donde se reúnen los Jefes de Estados y de Gobiernos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, organismo creado en el 2010 en la ciudad de México, y que entró en vigencia en el 2011 con el objetivo principal de impulsar la integración entre los pueblos que lo integran en diversos ámbitos, especialmente el económico y el social. A diferencia del Mercosur que es un mercado común con coordinación de políticas comerciales y económicas de carácter obligatorio para cada país miembro, la CELAC no reviste ninguna obligatoriedad para los Estados que la integran, y no deja de ser un conjunto de buenas intenciones y una instancia de diálogo entre mandatarios.

Yendo de lleno al punto y viendo el resultado de la Cumbre, me permito hacer la siguiente reflexión: ¿cuándo se dejará de hablar y se pasará a la acción? ¿Cuándo el hombre entenderá que lo que vale y lo que perdura y lo que redunda en beneficios para el ser humano son los hechos y no las meras expresiones de deseos?

Ortega y Gasset dijo una vez: "argentinos a las cosas", y yo me animaría a decir ‘’Latinoamericanos a las cosas".

Desde la fecha en que la CELAC fue creada no se ha tomado ninguna medida efectiva para paliar el hambre en América Latina. Al contrario, según los datos de la Cepal, más de 281 millones de personas carecen, a la fecha, de recursos para cubrir su canasta básica de alimentos y la cosa no pinta para mejor.

En esta ocasión no hubo anuncios de ninguna medida concreta y efectiva; se dijeron palabras muy lindas pero vacías de contenido. Se habló de vincularnos con China, la Unión Africana, India y la Unión Europea y se introdujo el concepto de "multilateralismo solidario". Todo cháchara y voluntarismo puro.

Hubo sí discursos de alto voltaje ideológico, alejado de los objetivos que se deben perseguir en un foro de esta naturaleza.

Es de destacar la claridad de la propuesta del mandatario uruguayo sobre la creación de una zona de libre comercio desde América Central hasta el Sur de Argentina; idea que debió ser ovacionada como brillante. Y que de estar ya en vigencia, la situación económica de nuestra región sería mucho mejor.

En cambio, se discutieron ideas sobre la creación de una moneda nueva entre Brasil y Argentina; lo que no es necesario ser economista para darse cuenta que dado el estado de las cuentas públicas en Argentina y la enorme asimetría que tiene con sus vecinos del Mercosur, eso suena también a Disneylandia, para recordar la respuesta del Presidente uruguayo frente al afán protector de su "hermano mayor". Tampoco se animaron a formular una firme manifestacion en contra de los países que integran la CELAC y no respetan la democracia, las instituciones, ni los derechos humanos. Allí nuevamente, el Presidente Lacalle Pou de Uruguay se destacó por su valentía al animarse a mencionar el tema.

Se desperdició la ocasión para sacar conclusiones y propuestas que puedan ayudar a los pueblos que integran la CELAC a mejorar su calidad de vida. Y se perdió una ocasión que otros, como China con la famosa Ruta de la Seda, van a saber aprovechar, nos guste o no la forma en que lo hagan.

Finalmente, se habla mucho de la vinculación comercial entre los países que la integran y de otros antes mencionados, pero a la hora de la verdad surge el pánico de que las diferencias existentes en las distintas economías permita la entrada al país de mercancía a menor costo que el que se negocia dentro del mismo, con lo cual habría mucha gente "molesta" y "perjudicada". Hace años que los economistas y políticos de Sudamérica podrían haber estudiado el tema en serio. Si no lo hacen estaremos condenados a seguir siendo un continente pobre, lleno de gente pobre a la que se manipula fácilmente para conseguir que en el fondo todo siga igual.

Nada de lo que se habló en la CELAC condice con lo verdaderamente importante y que es el bienestar de sus pueblos.