Favoritismo de Milei
La crisis inflacionaria y el fenómeno Milei están íntimamente ligados.
Argentina celebrará sus elecciones generales el próximo domingo 22 de octubre, en medio de una gran expectativa por la irrupción del economista libertario Javier Milei, gran triunfador de las PASO (Primarias abiertas, simultáneas y obligatorias) de agosto. La candidatura de Milei y sus señales se han transformado así en foco de atención máxima.
La otra gran protagonista de estos comicios es la inflación, cuyos datos se tornan cada vez más aterradores. Solo en agosto el guarismo fue de 12,4%, el registro más alto en los últimos 32 años. Los próximos meses se anuncian particularmente difíciles y algunas proyecciones no descartan llegar a una cifra del 200% anual.
Así las cosas, es imposible distinguir ambos fenómenos: Milei y la inflación están íntimamente ligados. Ha sido, en efecto, la desesperación de muchos argentinos la que los ha llevado a apoyar a Milei, quien ha hecho del combate a la inflación su principal bandera, anticipando como medida clave la dolarización de la economía y el cierre del Banco Central. Con propuestas como esas, y pese a haber sido subestimado antes de las PASO, ahora todas las encuestas lo muestran como el candidato que encabeza la carrera y a poca distancia del 40%, una cifra que -en caso de sacar más de 10 puntos de ventaja sobre su siguiente competidor- lo transformaría en Presidente en primera vuelta.
Paradójicamente, el ministro responsable de la conducción de una economía en situación catastrófica (pese a que los problemas tienen raíces más antiguas) es el candidato del oficialismo. Se trata de Sergio Massa, la versión más "moderada" del peronismo actual. No solo es insólito que sea él el candidato, sino también que mantenga su cargo en medio de la crisis económica.
Es claro que el peronismo es el gran responsable de la debacle de un país rico en recursos, al haber impuesto desde el siglo pasado un modelo de desarrollo fallido, sustentado en el proteccionismo, con rasgos populistas y un exacerbado clientelismo. En las últimas dos décadas, la vertiente kirchnerista ha afianzado todo lo malo de ese modelo, extremando además la corrupción. Frente a ello, es clara la necesidad de un cambio de rumbo, que parece imposible de triunfar el candidato oficialista. La pregunta es, sin embargo, si Milei representa la alternativa correcta. Y entonces son inevitables las dudas, no solo por el contenido de algunas de sus propuestas más radicales, sino además por lo impredecible de su propia personalidad, que abre interrogantes sobre la capacidad que pueda tener para dar efectiva gobernabilidad.
Por eso es que, más allá de lo que dicen los sondeos, sigue abierta la pregunta respecto de si el actual favoritismo de Milei representa una opción decidida o se trata solo de una expresión de protesta, y los argentinos finalmente se inclinarán por la alternativa más institucional que encarna la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich.
Lo único claro en estos momentos en Argentina es que la crisis económica se incrementará y la crisis política será su compañera. Mientras tanto, es fundamental para nuestro país sacar lecciones. En especial, cuando muchas de las recetas que la izquierda ha propuesto tienen la comprobación de su fracaso a solo una cordillera de distancia.