Sábado, 23 de Noviembre de 2024

El balotaje del domingo: las claves de una definición histórica en la que un solo voto alcanza para ganar

UruguayEl País, Uruguay 23 de noviembre de 2024

El mecanismo llega a su quinta aplicación en 25 años, con definiciones cada vez más estrechas y con perspectivas de que la diferencia entre las fórmulas no sea suficientes para conocer este domingo al ganador

El presidente y el vicepresidente de la República serán elegidos conjunta y y directamente por el Cuerpo Electoral, por mayoría absoluta de votantes. Dicha elección se realizará el último domingo del mes de octubre, cada cinco años. Si en esa fecha ninguna de las candidaturas obtuviese la mayoría exigida, se celebrará el último domingo del mes de noviembre del mismo año una segunda elección.

Así lo indica el artículo 77 de la Constitución y es, precisamente, lo que sucederá este domingo 24 de noviembre, cuando 2.727.120 uruguayos vuelvan a ser convocados a las urnas.

Las fórmulas conformada por Yamandú Orsi y Carolina Cosse disputará ante la integrada por Álvaro Delgado y Valeria Ripoll la chance de ser gobierno en el balotaje que se celebrará mañana.

Un término que deriva de "ballotage", que tuvo su origen en el sistema electoral francés y que fue utilizado oficialmente por primera vez en ese país en 1832 para la elección del presidente de la República. Otros países europeos lo adoptarían entre fines del siglo XIX y principios del XX: Bélgica, los Países Bajos y Austria, entre los primeros. En América Latina se destaca el caso de Argentina, que lo estableció en 1972 por decreto de la dictadura de Agustín Lanusse. Debió utilizarse en la elección de 1973, pero uno de los dos candidatos más votados - Ricardo Balbín - renunció a disputar la segunda vuelta.

Y que a su vez se origina en la "balota", el elemento que se utilizaba para expresar el voto. En algunos lugares del mundo en donde continúan usándolo, sobre todos en ámbitos legislativos de ciertos países, las "balotas" suelen ser bolillas, de diferentes colores según la opción que se quiera votar.

La incidencia de los votos observados

Las "balotas" este domingo será dos papeletas, de similares características. Cada una contiene la identificación de la fórmula en cuestión, sin ningún tipo de identificación partidaria. Como es costumbre, ambas fueron impresas a una tinta, en blanco y negro. Su confección quedó a cargo de los distintos sectores, que deberán asegurar en cada circuito un mínimo de 500 ejemplares al momento de su apertura.

Técnicamente, la definición de este domingo debería ser sencilla. En el balotaje no compiten partidos políticos si no dos fórmulas presidenciales entre sí. Aquí no hay exigencia de llegar a la mayoría absoluta de votos, ni se hará diferencia entre votos emitidos o válidos. La fórmula que obtenga más votos que la otra, aunque sea uno más, triunfará en la elección. Así, en este caso, los votos en blanco o anulados no tienen ningún tipo de trascendencia, ya que no operan electoralmente a favor o en contra de ninguno de los contendientes. Puede pasar - y de hecho ha sucedido - que el ganador no llegue a la mayoría absoluta de los sufragios que se emitan este domingo.

Pero en una definición tan cerrada como la que se pronostica, todo dependerá de la magnitud de la diferencia que, en el escrutinio primario, logre una fórmula sobre la otra.

Y allí cobran fuerza los votos observados, que fueron 34.586 en la elección del 27 de octubre, y que recién se comenzarán a contabilizar durante el escrutinio departamental. Entre ellos se cuentan policías, militares y funcionarios públicos que les toque desempeñarse en las mesas receptoras el día de la votación.

Puede suceder - como ocurrió en 2019- que la magnitud de los votos observados sea superior a la diferencia de votos entre ambas fórmulas presidenciales luego del escrutinio primario que se realice luego de cerrado el horario de votación.

En ese caso, dependerá de cada candidato, fórmula o equipo de campaña la actitud a tomar: si se reinvindica el triunfo o se reconoce la derrota aún con una diferencia menor a la cantidad de votos observados aún sin escrutar, o si se opta por la prudencia, con la esperanza o el temor de que esa diferencia pueda ser remontada.

La historia de los balotajes

Desde que rige el actual sistema electoral, en 1997, el balotaje fue utilizado en cuatro ocasiones para definir la elección presidencial. El mecanismo hizo su debut en 1999. Allí el triunfador fue Jorge Batlle, que se impuso con el 52,5% de los votos, frente al 44,5% que logró en esa instancia Tabaré Vázquez. Fueron poco más de 176 mil votos de diferencia.

Volvió a utilizarse diez años después, en 2009. Allí la fórmula encabezada por José Mujica logró el 54,3% de los votos, frente al 45,4% obtenido por el binomio liderado por Luis Alberto Lacalle Herrera. En este caso, la definición fue con una ventaja de 203 mil votos.

En el balotaje de 2014 el triunfo fue para Vázquez, que logró consagrarse por segunda vez como presidente de la República al obtener el 53,5% de los votos, frente al 41,2 de Luis Lacalle Pou. Hace una década, la diferencia entre ambas fórmulas fue de 285 mil votos.

En 2019 le llegaría la revancha al actual presidente, que resultó electo con el 48,9% de los votos en segunda vuelta, frente al 47,3% de Daniel Martínez. Una exigua diferencia de 37 mil votos, en la que fue hasta ahora la definición más reñida en la historia de los balotajes en Uruguay.

Aunque remoto y poco probable, la ley electoral uruguaya no prevé ningún mecanismo alternativo en casos de empate en una elección. Tampoco lo hace en el caso del balotaje del domingo.

Las próximas fechas del cronograma

Técnicamente, este domingo o en la madrugada del lunes no habrá ningún resultado oficial. Nunca lo hubo, ya que la Corte Electoral no realiza ningún tipo de proclamación con los datos del escrutinio primario. Eso sucederá recién después del escrutinio departamental. La corporación prevé iniciar esa fase el próximo martes. A su final sí habrá resultados oficiales y definitivos que permitirán proclamar al próximo presidente de los uruguayos.

Al cronograma electoral uruguayo le quedan aún tres fechas clave, antes de los comicios departamentales que, en mayo del año que viene, pondrán fin al actual proceso.

El 7 de enero de 2025 vencerá el plazo para que los partidos políticos presenten ante la corte su informe de rendición de cuentas sobre los gastos que efectuaron en la campaña. El 24 de febrero siguiente, en tanto, será el último día para que eleven el complemento de esa misma rendición de cuentas sobre lo que gastaron para la segunda vuelta electoral.

Finalmente, el 24 de marzo de 2025 vencerá el plazo para que las distintas agrupaciones políticas, con miras a los comicios previstos para el 11 de mayo de ese año, ejerzan su "derecho de prioridad" sobre los números listas utilizados en anteriores elecciones nacionales, departamentales y municipales.

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