"El Papa abrió un camino para vivir de otra manera ante las realidades del mundo"
Ciudad del Vaticano El obispo de la diócesis de San Bernardo asegura que el Pontífice argentino mantuvo una relación cercana con Chile, y resalta su trabajo por una mayor apertura de la Iglesia.
Presente en el Vaticano para el funeral del Papa Francisco, junto a los cardenales chilenos Fernando Chomali y Celestino Aós, el obispo de la diócesis de San Bernardo, Juan Ignacio González, apunta a la capacidad del Pontífice argentino de guiar a la Iglesia a un camino de mayor apertura.
En este entrevista con "El Mercurio" monseñoñr González también abordó la relación de Francisco con Chile y lo que se espera del Cónclave para elegir al sucesor.
-¿Cuál ve usted que es el camino que deja el Papa para la Iglesia Católica tras sus 12 años?
"Es de muchas enseñanzas, y ahora llega el momento de empezar a meditarlas. Para mí, la más importante es la apertura hacia el mundo. El Papa vino a reafirmar esa idea de manera positiva, diciéndonos que hay que salir, que hay que llegar a nuevos ambientes, que hay que acoger a todas las personas. El Papa era un hombre que enfrentaba las cosas, y yo vi eso en primera persona, sobre todo los temas más delicados como le tocó en Chile.
La segunda cosa es que él se daba cuenta de que en muchas partes el predicalismo, en el sentido negativo de la expresión, hace mal a la Iglesia. O sea, que en la iglesia somos todos iguales y tenemos distintas funciones, y el hecho de estar revestido o tener algún tipo de autoridad en realidad es un servicio.
Yo recojo de él, siguiendo la línea de Benedicto, su trabajo para terminar todo tipo de abusos en la Iglesia, y un signo de eso es precisamente el punto que puso él en atender a las víctimas, que es una cosa que por lo menos en la Iglesia en Chile hemos aprendido y estamos tratando de hacer".
-Respecto a eso, ¿cómo recuerda la relación del Papa Francisco con Chile, marcada por el tema de los abusos?
"El viaje a Chile fue un momento en el que él se dio cuenta de que había cosas que hacer. Nosotros no hemos tenido cientos o miles de problemas con esto. Lo que sí tuvimos es una realidad en que este tema apareció con un grupo de personas paradigmáticas que no vamos a nombrar aquí, y eso produjo un efecto distinto al que produjo en otros países.
El Papa fue, por un lado, comprensivo; pero, por el otro lado, muy exigente, y sobre todo nos fue poniendo el punto en las víctimas.
Eso es el tema más difícil, el cómo reparar hasta donde sea posible la herida que estas circunstancias dejan en personas concretas. Es un trabajo delicado, silencioso, que se encuentra muchas veces con la incomprensión, pero que el Papa tenía perfectamente claro, y nosotros en Chile por lo menos hemos hecho toda una institucionalidad para esto. El Papa nos hizo, en ese sentido, abrirnos con mucha fortaleza".
-En su visita el Papa generó controversia al acusar "calumnias" respecto a las acusaciones contra el obispo Juan Barros de encubrimiento de abusos, pero luego se retractó de ello, pidió perdón y reconoció "equivocaciones". ¿Cuán significativo fue ese reconocimiento?
"Yo pienso que el Santo Padre se dio cuenta de que había sido un paso en falso, por llamarlo de alguna manera, el nombramiento de algunos obispos en Chile. Ese obispo tampoco es que tenga acusaciones específicas a él, sino que simplemente el ambiente de donde él venía, todas las circunstancias en torno a ello... Y el Papa se dio cuenta de que había cometido un error.
La cercanía y la comprensión del Papa siempre se mantuvo, y puedo decir que abiertamente en ciertas ocasiones me hizo presente que estaba contento con el trabajo que habíamos hecho en Chile para salir al paso de este tema".
-Con el cónclave que se avecina ahora, ¿cuáles son las cualidades que necesitará un nuevo Papa?
"No me atrevo a hacer una especie de análisis así, pero lo que sí sé es una cosa, que estas congregaciones de cardenales que se están realizando en estos días precisamente lo que hacen es un análisis y un diálogo sobre los problemas actuales de la Iglesia y el mundo, y cómo la Iglesia tiene que enfrentarlos. Y de ese diálogo salen muchas cosas que después cada uno de nuestros hermanos cardenales va meditando y va descubriendo quiénes entre ellos pueden enfrentar esas situaciones.
Hay cosas generales que todos captamos. Hay un problema en el mundo de división, y en la Iglesia también se ha producido una cierta división que no es nueva. Hay un ambiente de temor en el mundo por el inicio de algún nuevo conflicto".
-Mencionó el tema de la división al interior de la Iglesia, ¿cuán profunda es esa división y cuánto protagonismo puede tener en el cónclave?
"Me gusta recurrir a otros momentos históricos cercanos de la Iglesia. Pensemos en la división que produjo en la Iglesia la elección de Pío IX en 1846. Todo el mundo pensó que habría un Papa más abierto, y ese Papa fue estrictamente fiel a lo que la Iglesia le pedía, y muchas personas quedaron desilusionadas. Con el Papa Paulo VI pasó algo parecido, y resulta que le tocó resolver temas tan delicados, como la encíclica Humanae vitae (N. de la R.: publicada en 1968, reforzó entre otras cosas la postura de la Iglesia contra el uso deliberado de anticonceptivos), que lo decidió en conciencia ante Dios, contrariando la opinión de la mayoría.
Y después llegó el Papa Juan Pablo II, que también generó división, porque unos decían que era demasiado 'conservador'. Y luego llegó el Papa Ratzinger, y después llegó el Papa Francisco y volvió el 'ya, ahora sí'...
Pero la línea central de las cosas de la Iglesia nunca se ha tocado porque tiene que ver con su constitución. Y hay muchas cosas accidentales en la historia de la Iglesia que pueden modificarse, y otras que no, y un Papa lo primero que sabe es eso. Por eso el Papa Francisco en ninguna cosa esencial dio pasos que tocaran la enseñanza de siempre de la Iglesia.
En otros los dio, porque lógicamente cómo no va a haber una apertura de la Iglesia. Y en ese sentido, nos abrió un camino para vivir de otra manera frente a las realidades del mundo".
-¿Queda trazado entonces ese camino de aquí en adelante para la Iglesia, sin importar el perfil del próximo Papa?
"Lo esencial está dicho. La manera de llevarlo a la práctica es la sabiduría. Esa es la virtud de la prudencia. No se van a cambiar cosas esenciales de la Iglesia porque no podemos cambiarlas. Pero hay muchas maneras de hacer las cosas, y el Papa insistió mucho en el tema de la sinodalidad".