Tras el paso por el reality, Pablo Atkinson estrena "Todas eran él" en el Alianza mientras evalúa propuestas del otro lado del río. De Mar del Plata a Uruguay, su camino artístico no para de abrir puertas.
Pablo Atkinson (38) monta espectáculos desde que tiene memoria. De niño obligaba a sus familiares a participar de los sketches que dirigía y actuaba. Armaba escenografías caseras, escribía guiones, imitaba al Chavo del 8 y soñaba con ser la conductora de Nubeluz, el programa infantil de los 90. Con retazos de tela y pelucas de payaso, diseñaba sus propios trajes.
A los 18 años se mudó solo de Mar del Plata a Buenos Aires para estudiar actuación. En ese entonces, alternaba obras infantiles con shows detransformismo, un género que lo fascinó desde que vio sus primeras funciones en sótanos escondidos, con 16 años.
Fue autodidacta por necesidad: "No había dónde aprender. Los colegas mayores te enseñaban cómo maquillarte, dónde comprar la peluca, la media", recuerda a El País.
Mientras buscaba su estilo, enfrentaba a los prejuicios de sus docentes de teatro, que le decían que esos escenarios desprestigiaría su carrera. También sentía vergüenza ante sus padres: "Costaba que entendieran que iba en serio", confiesa.
Un boliche montevideano lo contrató para una función 15 años atrás y cruzó el charco sin saber que se quedaría a vivir. Su estilo y producción cautivaron: fue pionero en profesionalizar el transformismo en Uruguay.
Colocó el género en lo más alto: la exitosa Humorísimas, de la que es director y actor, obtuvo un Premio Florencio por su aporte a la cultura en 2017.
Desde hace dos años la rompe en Carnaval con Los Muchachos, donde interpretó a Mirtha Legrand y Moria Casán. Actuó frente a "la One" y lo ovacionó en el Teatro de Verano.
Su reciente paso por Gran Hermano Argentina, donde ingresó para acompañar a su amiga Selva Pérez, fue un trampolín. En solo dos semanas en la casa sumó más de 70 mil seguidores en Instagram y se instaló en los medios argentinos. Profeta en Uruguay, ahora sueña con conquistar su tierra.
Este viernes estrena Todas eran él en el Teatro Alianza (entradas en Redtickets). Esta comedia de enredos escrita especialmente para él, sirve de excusa para hablar de su carrera, Gran Hermano, su futuro en Carnaval, su futuro mediático y artístico.
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El desembarco en Uruguay
Su diversión de niño era armar sketches en reuniones familiares. Sus padres captaron rápido ese talento y lo anotaron en talleres de actuación y literatura. Quiso estudiar cine, pero no pasó la prueba de ingreso y se volcó al teatro.
Llegó a Uruguay a los 22 gracias a Facebook. Recibió un mensaje con una propuesta de un trabajador del boliche Alexander, en el sótano del Palacio Salvo, que había visto su show en el under porteño.
Viajó un fin de semana, actuó, y fue un éxito. "Vine con un estilo y una producción que acá no había. Fue un boom", dice. Empezó a cruzar seguido porque le pagaban mejor que en su país, hasta que el boliche Il Tempo le propuso trabajar todo el año.
¿Qué te llevó a quedarte? Empezó a salirme trabajo en animaciones, fiestas, eventos y encontré un negocio. Abrí el mercado del teatro que no estaba explotado. Y la ciudad me gustó. Pude elegir dónde vivir gracias al público que pagó una entrada.
La jugada en "Gran Hermano"
Su ingreso a la casa fue parte de una estrategia ideada con Selva, su amiga desde hace 10 años. Se conocieron en Chicas Fugitivas, la obra de Juanse Rodríguez, y la química fue inmediata. Más adelante, compartieron una competencia de cocina en El show de la tarde (Canal 10) y la obra Casting, que los llevó de gira por Uruguay y Buenos Aires.
Selva soñaba con entrar a Gran Hermano, hizo el casting y, al quedar, acordaron que si surgía la chance de que ingresara un ser querido, sería Atkinson.
"Sabíamos que éramos una dupla divertida y que a la gente le iba a gustar. Además, ella lo hizo pensando en que me conocieran a mí", agradece.
En los 15 días dentro de la casa, fueron naturales, auténticos y se ganaron al público. Él evitó acaparar el protagonismo y destacó a Selva: "Pensé en lo mejor para ella. Su público compra el humor, y la ayudé a mostrarse divertida".
Como yapa, ganó el liderazgo y un viaje a Río de Janeiro, que espera hacer con ella, si los compromisos laborales lo permiten.
¿La ves ganadora? Ella decía "soy un desastre, no sé jugar", pero eso la llevó a estar entre los cinco mejores. No sé si llevará el primer puesto, pero ya ganó: se mostró, generó contenido y se hizo conocida.
La experiencia amplió también la popularidad de Atkinson en Argentina: pasó de 33 mil a 107 mil seguidores. "Hice un show en Corrientes y no paré de sacarme fotos. Sin haber sido participante, me considero un ganador", asegura.
https://www.youtube.com/watch?v=PYgf0uscbIE
El después del reality
La repercusión fue inmediata. Recibió propuestas para campañas en redes, lo invitan a programas en Uruguay y Argentina, y evalúa proyectos teatrales en la vecina orilla.
Lo tentaron para volver a Los Muchachos, pero duda: "Si tengo la oportunidad de probarme en algo nuevo, me gustaría. Prefiero decir ahora no puedo, y si después hay lugar, me sumaré", se sincera.
Recuerda su imitación de Moria con ella enfrente como "épica": "Cuando fui a su streaming en Buenos Aires habló maravillas del espectáculo. Quedamos en contacto y hay buena onda".
La televisión también lo entusiasma: "Me siento cómodo y creo que la cámara me quiere. Es un debe", admite.
Está a días de entrenar Todas eran él, una comedia que los argentinos Guillermo Camblor y Sergio Marcos le escribieron a medida. Lo acompañan Fabrizio Silvera, Federico Pereyra, Noelia Pereyra y Sebastián Bandera. "Hay un enredo y, para resolverlo, invento cinco personajes con mis vestuarios y pelucas", adelanta.
¿Te volverías a vivir a Argentina? El sueño de mi vida siempre fue ser artista. Donde las propuestas me lleven, estaré. Fui profeta fuera de mi tierra porque logré que el transformismo se incorpore como un género teatral más y que los Premios Florencio lo destacaran. Entré al Carnaval y me fue bien. Ahora me gustaría también ser profeta en mi tierra. Si sucede, estaré. Mientras uno haga lo que quiere y sea feliz, bienvenido.