Viernes, 18 de Julio de 2025

Entrevista a líder de BBVA: "La volatilidad siempre ha estado, pero ya no se trata solo de eventos aislados"

UruguayEl País, Uruguay 15 de junio de 2025

Jaime Sáenz de Tejada estuvo en Uruguay y mantuvo una entrevista con El País sobre financiación sostenible, riesgos geopolíticos, el uso de blockchain, inteligencia artificial y más.

El Global Head of Commercial & Institutional Client Solutions del Grupo BBVA, Jaime Sáenz de Tejada estuvo en Uruguay y en ese contexto mantuvo una entrevista con El País sobre financiación sostenible, riesgos geopolíticos, el uso de blockchain, inteligencia artificial y más. Sáenz de Tejada ingresó a BBVA en 1993 y ha pasado por varios cargos como director de Banca Corporativa y de Inversión en América, Chief Financial Officer (CFO) del banco a nivel global, Global Head of Finance, Head of Global Risk Management, entre otros.


-¿Qué metas se ha propuesto BBVA en materia de financiación sostenible para los próximos cinco años? ¿Qué instrumentos financieros serán clave para alcanzarlas (bonos verdes, préstamos ESG, etc.)?
-En la nueva estrategia 2025-2029 de BBVA, la sostenibilidad es una de las seis prioridades globales. Porque es un eje de creación de valor, de crecimiento rentable y de diferenciación. Ya lo fue en el ciclo anterior, lo es ahora, y lo seguirá siendo en el futuro. Por eso hemos aumentado notablemente nuestro objetivo y nos proponemos canalizar 700.000 millones de euros en financiación sostenible entre 2025 y 2029, tenemos comprometidas sendas de descarbonización en 11 sectores clave y se están desarrollando capacidades de gestión diferencial desde los equipos de riesgos. Este compromiso además refleja una realidad: cada vez más empresas entienden que integrar criterios ambientales y sociales en su estrategia las hace más competitivas, eficientes y resilientes. No partimos de cero. Ya hemos movilizado más de 300.000 millones entre 2018 y 2024, y lo hemos hecho principalmente con los productos que ya conocen nuestros clientes: préstamos ligados a objetivos de sostenibilidad, bonos verdes y sociales, financiación de proyectos renovables, y soluciones de banca transaccional adaptadas a empresas sostenibles, que representan el 78% del total canalizado en el anterior ciclo 2018-24.
Seguiremos apostando por estas soluciones, y las complementaremos con asesoría estratégica para acompañar a cada cliente en su propia transición, desde los grandes emisores hasta los pequeños productores agrícolas. La sostenibilidad ya no es solo una tendencia, sino una ventaja competitiva real.

-BBVA ha sido uno de los primeros bancos en anunciar su compromiso con las cero emisiones netas. ¿Cómo se traduce eso en decisiones concretas de inversión, desinversión o crédito?
-Lo que no se mide, no se gestiona. Y cuando uno se compromete públicamente a ser neutro en emisiones a 2050, tiene que traducirlo en hechos. En nuestro caso, significa incorporar criterios de transición energética y climática en cómo analizamos, priorizamos y estructuramos nuestras operaciones de crédito e inversión. Ya lo estamos haciendo. Tenemos objetivos sectoriales concretos en las 11 industrias con alta huella de carbono como energía, transporte o cemento y estamos desarrollando herramientas internas para evaluar mejor ese riesgo en cada operación. Pero esto no va de excluir, sino de acompañar. La mayoría de nuestros clientes están adaptando sus modelos, y nosotros queremos ser parte de ese proceso. En Uruguay, por ejemplo, el sector agroexportador tiene un rol central en la economía. Sabemos que hay una agenda de sostenibilidad vinculada al uso del suelo, a la eficiencia hídrica, al manejo responsable de los recursos naturales. Desde BBVA estamos apoyando proyectos que incorporan tecnología, trazabilidad, y prácticas más eficientes, no solo por su impacto ambiental, sino porque hacen más competitiva la producción. Nuestro foco es claro: entender dónde está el cliente hoy, hacia dónde quiere ir, y cómo podemos ayudar a financiar esa evolución. La transición no es instantánea, pero sí requiere señales firmes. Y nuestro compromiso como banco es ser un socio que entiende el negocio, el contexto local y las exigencias globales.

 -¿Cuáles son las innovaciones tecnológicas más prometedoras que está explorando BBVA para avanzar en sostenibilidad? ¿Blockchain, inteligencia artificial, medición de huella en tiempo real?
-Lo primero que diría es que la sostenibilidad, para ser útil, tiene que ser operativa. Y para eso necesitamos tecnología. En BBVA estamos apostando fuerte por capacidades digitales que nos permitan ofrecer a los clientes información útil, concreta y en tiempo real sobre el impacto ambiental y social de sus decisiones. Estamos desarrollando, por ejemplo, herramientas de medición de huella de carbono casi en tiempo real, integradas en nuestra oferta de banca empresas. Esto permite a nuestros clientes entender su impacto y tomar decisiones basadas en datos, no en percepciones. También usamos inteligencia artificial para identificar oportunidades o riesgos en sectores clave como la energía, la agroindustria -sector clave en Uruguay -o el transporte y para apoyar a nuestros gestores en el asesoramiento con información más relevante y personalizada. En cuanto a blockchain, es una tecnología que estamos explorando con interés, especialmente para dar trazabilidad al uso de fondos en operaciones sostenibles. Hemos hecho ya pruebas con emisiones de bonos verdes y vemos potencial en sectores donde certificar el impacto es crítico, como las cadenas de suministro o los proyectos sociales con financiación multilateral. Dicho esto, la tecnología no es un fin en sí mismo. Nuestro foco está en acompañar a los clientes en áreas donde hay impacto real y negocio claro: eficiencia energética, energías renovables, movilidad sostenible, agronegocio regenerativo, economía circular o cleantech. Y también en lo social, con líneas como vivienda accesible, servicios esenciales, inclusión financiera, bancarización o apoyo a pequeños productores. Nuestro objetivo es muy concreto: ayudar a que las empresas sean más competitivas, más resilientes, más innovadoras; a un impacto real y competitivo.


-En un entorno de alta volatilidad geopolítica y económica, ¿cómo se protege y adapta la agenda del banco para no perder tracción?
-La volatilidad siempre ha estado presente en el negocio financiero. Lo que cambia ahora es el tipo de entorno en el que operamos: ya no se trata solo de eventos aislados o de ciclos económicos. Estamos en una etapa marcada por la consolidación de grandes bloques económicos y geopolíticos con intereses divergentes. Las decisiones se toman en función de criterios de mercado, pero también responden a consideraciones estratégicas, regulatorias o incluso de seguridad nacional. Esta realidad fragmenta marcos de referencia, tensiona las cadenas globales y genera impactos más amplios y difíciles de anticipar. En ese contexto, los bancos y sus clientes necesitan más agilidad, pero también una lectura más profunda y estructural del riesgo. El modelo de BBVA está preparado para operar en este entorno complejo. La creciente interdependencia global hace que los shocks se propaguen más rápido, pero sus efectos no son iguales en todos los mercados. Nuestra presencia en geografías con dinámicas económicas, regulatorias y sectoriales distintas nos permite tener una visión más completa y, en muchos casos, compensar impactos. A eso se suma nuestra capacidad de ejecución local: adaptamos nuestras soluciones al marco normativo, al nivel de madurez digital y a las necesidades específicas de cada país. Esa combinación de visión global y acción local es clave para mantener la tracción incluso en entornos inciertos. Además, estamos acelerando nuestra capacidad de anticipación, gracias al uso intensivo de analítica avanzada, inteligencia artificial y modelos de riesgo dinámicos. Esto nos permite reaccionar con más rapidez, ajustar precios, límites o condiciones, y acompañar mejor a cada cliente en función de su situación. Y, por encima de todo, mantenemos el foco en la relación a largo plazo. En momentos de incertidumbre, el cliente busca un banco que entienda su negocio y le ayude a tomar mejores decisiones. Esa es la forma en que BBVA sigue ganando tracción en cualquier entorno.

 -¿Cree que el sector financiero está correctamente valorando el impacto de una eventual fragmentación global o de una desaceleración sincronizada?
-Aún hay visiones que subestiman el impacto estructural que puede tener una fragmentación global, tanto en los flujos de inversión como en los de comercio. Vemos cada vez más barreras regulatorias, restricciones a la tecnología, tensiones geopolíticas que afectan decisiones financieras. En BBVA estamos tomando una posición clara apostando por acompañar a nuestros clientes con una estrategia de asesoramiento adaptada a cada cliente. Nuestra ambición es ser el socio estratégico de las empresas, de todas las empresas. Estamos invirtiendo en advisory con enfoque sectorial y territorial, integrando capacidades de riesgo, regulación y sostenibilidad. En BBVA tenemos un compromiso claro con el crecimiento y la creación de valor, incluso en un entorno fragmentado. Por eso entre nuestras prioridades estratégicas hay tres que son clave: convertir la sostenibilidad en un motor de crecimiento diferencial, crecer en todos los segmentos de empresas, y promover un mindset centrado en la generación de valor y capital. En paralelo, frente al riesgo de una desaceleración sincronizada, la clave está en priorizar relaciones de valor, lo que se traduce también eficiencia operativa y una asignación inteligente del capital. Nuestra estrategia es muy concreta: acompañar de forma activa a nuestros clientes que están rediseñando sus cadenas de suministro, ajustando su operativa a nuevos marcos regulatorios o buscando alternativas de financiación más resilientes.

- ¿Cómo se está reposicionando la banca de inversión frente a un escenario de mayor presión regulatoria?
-El marco regulatorio ha ganado complejidad, tanto en capital como en sostenibilidad y digitalización. Para BBVA, esto no es un obstáculo, es un punto de partida. La regulación define las reglas del juego, y nosotros buscamos ser los mejores jugando dentro de ese marco. En BBVA estamos reposicionando nuestra oferta para poner foco en el asesoramiento. Hoy el valor está tanto en el producto, como en cómo estructuramos e integramos las soluciones, los aspectos legales, fiscales, regulatorios y sostenibles. Todo ello con un objetivo: seguir siendo relevantes para nuestros clientes, pero sin comprometer ni el cumplimiento normativo ni la rentabilidad ajustada al riesgo.


-¿Qué está demandando hoy el cliente corporativo grande y qué cambió respecto a hace una década? ¿Cómo se adapta BBVA a ese nuevo perfil?
-El cliente corporativo ha cambiado radicalmente. Hoy exige velocidad, personalización, sostenibilidad y una relación basada en confianza. Espera que su banco entienda su negocio, su sector y su contexto. BBVA se ha transformado para responder a estas nuevas expectativas. Estamos desarrollando un modelo más especializado, más apoyado en datos y tecnología, y con una oferta de valor más completa. Acompañamos a nuestros clientes desde su expansión internacional hasta su transición sostenible. Además, estamos impulsando una forma de trabajar donde los ejecutivos tienen más información, más herramientas y más capacidad para anticiparse. La inteligencia artificial, los modelos sectoriales y el soporte remoto nos permiten estar más cerca del cliente que nunca. Y todo esto con un foco claro: aportar valor real. Porque en este entorno las empresas buscan un socio estratégico.

-¿Qué tan relevante es el uso de datos no financieros en la toma de decisiones de riesgo y crédito?
-Es cada vez más importante. Hoy, para conocer bien a una empresa, no alcanza con mirar su balance o su cuenta de resultados. También necesitamos entender cómo gestiona su negocio: su estructura de gobierno, la estabilidad de sus ingresos, su nivel de concentración en determinados clientes o mercados, la rotación de personal clave o su exposición a riesgos operativos. En BBVA ya incorporamos este tipo de información en nuestros análisis. Lo hacemos con una lógica muy práctica: son datos que ayudan a entender mejor el comportamiento de una empresa y su capacidad para adaptarse a distintos escenarios. Si tiene flexibilidad operativa, si anticipa bien los cambios del entorno o si cuenta con equipos sólidos para ejecutar su estrategia. No se trata de reemplazar los datos financieros, sino de complementarlos con otra información que ayuda a explicar mejor la realidad de un negocio. Esto nos permite tomar decisiones más fundadas y establecer relaciones más sólidas con nuestros clientes. Al final, conocer bien al cliente es clave para asignar bien el riesgo y acompañar su crecimiento de forma responsable.

-¿Qué lecciones clave le ha dejado el paso por distintos mercados y funciones dentro del grupo? ¿Cómo se trasladan esas experiencias al liderazgo actual?
-He tenido la suerte de trabajar en varias geografías y en funciones muy distintas en BBVA. Ha sido una experiencia enriquecedora que me ha aportado una visión global y, al mismo tiempo, un entendimiento muy concreto de las dinámicas locales. Haber trabajado tanto en Europa como en América, y en áreas que van desde la red comercial hasta la gestión financiera y de riesgos, permite tener una perspectiva más amplia a la hora de tomar decisiones. Esa diversidad de experiencias me ha enseñado la importancia de adaptar los modelos a la realidad de cada mercado, de trabajar de forma coordinada entre equipos y de mantener siempre el foco en el cliente. También me ha permitido valorar el equilibrio entre estrategia y ejecución, y reforzar la necesidad de combinar visión a largo plazo con flexibilidad operativa. La clave es fomentar la colaboración, el trabajo en equipo, creando entornos donde las personas puedan desarrollarse y prosperar. En definitiva, entender el negocio desde múltiples ángulos te ayuda a liderar con más criterio, más cercanía y más capacidad de impacto.

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