Viernes, 18 de Julio de 2025

Morir en Barcelona

ChileEl Mercurio, Chile 6 de julio de 2025

'La próxima vez que te vea, te mato' es una obra en la cual, al internarse en un mundo narrativo que no es el suyo, Paulina Flores parece extraviarse.

La próxima vez que te vea, te mato es una novela irregular porque despliega espacios donde la prosa y la acción están bien descritas, con complejidad, sensibilidad y agilidad. Así también hay tramos en que la acción es confusa y la prosa enrevesada y poco elaborada, faltando no pocas veces una prolijidad mayor en la redacción.
La narradora, y al mismo tiempo protagonista, es una joven estudiante -Javiera- al parecer de Literatura que luego de peregrinar por varias habitaciones barcelonesas, consigue un piso que comparte con un joven peruano -Manuel-, una suerte de galán múltiple.
Javiera, atenazada entre el amor romántico y el amor abierto a varios vínculos simultáneos, se enamora perdidamente de Manuel. En una mirada literal La próxima vez que te vea, te mato es una historia de amor transpuesta a la Barcelona actual y al mundo de los estudiantes universitarios extranjeros, un mundo que, sin duda, es distinto al mundo de los emigrantes, es decir, de aquellos que forzosamente han tenido que abandonar su país para instalarse en otro ajeno. Esta novela, por lo tanto, no puede ser considerada una novela sobre emigrantes. Javiera ha salido voluntariamente de Chile y puede también regresar a él. Sin embargo, la protagonista carga una suerte de exilio porque ella ha huido de las estrechas convenciones y restricciones de la cultura dominante en Chile y de las de su propia familia, sobre todos aquellos intereses y valores de su madre.
Javiera es una mujer apasionada, ligera, graciosa, melodramática y, al final de cuenta, bastante conservadora. La elección de esta protagonista se traduce, por ende, en la necesidad para el autor de crear una voz para ese protagonista, una voz concordante con su personalidad, educación e intereses. Lo importante es que esa voz pueda generar confianza en el lector. En rigor, ese punto clave ha sido logrado por Paulina Flores. Javiera no es una mujer sobresaliente en cuanto a pensamiento y sensibilidad. Sus acciones y su conciencia, desplegada en primera persona, transcurren en su mayor parte en una banalidad un poco sosa, pero que corresponde con la voz de la protagonista si pudiéramos, en una conversación, escuchar directamente sus devaneos. El desafío aquí es escribir una novela no banal acerca de personajes y peripecias que tienen principalmente ese carácter.
La confusión de juicio puede consistir acá en el deslizamiento de la protagonista a la autora -Paulina Flores- y a sus obras anteriores. Comparada con esas obras, esta aparece como algo plana, superficial y poco aguda en la exhibición de la subjetividad de los personajes. Es difícil, no obstante, juzgar esta obra con ecuanimidad si se la pone a contraluz de los excepcionales libros que la preceden, pero si olvidamos un poco esa producción -lo cual es difícil- esta, si bien decepciona, muestra en ocasiones una valiosa sensibilidad y gracia que la alejan de cualquier descalabro.
El tono general de la novela es el de una comedia, es decir, entendiéndola aristotélicamente, como un relato en que los personajes son personas comunes y corrientes y no esos seres excepcionales que son los héroes y heroínas. Lo cómico es, así, algo más profundo que el mero chiste: la aparición en el relato de un personaje que no sobresale ni por su inteligencia, ni ilustración, ni riqueza, ni bondad o maldad. El personaje cómico habita en el lugar de la trivialidad. Javiera discurre por ese mundo, aunque se trate de Barcelona y su ambiente desprejuiciado y cosmopolita. La comicidad -en el sentido antes descrito- pone en escena un repositorio de personajes más bien carentes de interés. Todo en la obra parece una visita veloz, pero cierta, a un mundo que goza de gran fama (el mundo de los estudiantes universitarios de Barcelona) y lo que va mostrando en esa visita es una fauna humana que la narradora, enredada en ella misma, expone alegremente en su auténtico valor. La novela, dentro de su comicidad, revela, así, una atmósfera que es una mezcla de desencanto, risa y decepción.
La búsqueda de un tono de "tragicomedia" es muy peligrosa narrativamente y difícil de lograr. Creo que es un mérito que Flores lo haya intentado aquí, aunque pueda conducir más que a una obra atravesada por la fuerza de lo trágico y lo cómico, a una obra que no define su carácter y titubea entre esos polos. Una novela que a veces lleva a sonreír y otras corre el riesgo de que el lector se confunda y no sepa a qué atenerse.
La próxima vez que te vea, te mato es una obra en la cual, al internarse en un mundo narrativo que no es el suyo, Paulina Flores parece extraviarse, no tan significativamente, porque el extravío es el riesgo que corre un autor que busca llevar su narrativa a otros territorios.
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