No nos representa

Se ha dedicado a enlodar la dignidad del cargo, y por eso no puede representar a los colombianos.
"No hay manera de que un presidente llegue a esta ciudad sin que estos grupos tengan pleno conocimiento de ello", le dijo el jueves a Caracol Radio Verónica Saráuz, viuda del asesinado aspirante presidencial ecuatoriano, el periodista Fernando Villavicencio, sobre el viaje de Gustavo Petro a Manta del que, según ella, los mafiosos -que allá mandan- necesariamente estaban enterados. Como ella recordó, antes de morir Villavicencio había venido a Colombia a denunciar los nexos del exmandatario del Ecuador, el izquierdista Rafael Correa, con poderosos narcotraficantes y con el entorno de Nicolás Petro, hijo del Presidente. La visita a Manta, a una lujosa residencia de sospechoso dueño, que Petro justifica con la escritura de un libro, es una vergüenza para los colombianos, como lo fue su oscura desaparición de dos días en París en 2023, y otras desenfrenadas parrandas en otros países. O como sus desatinadas palabras en un panel en Sevilla, España, durante una cumbre de la ONU, esta semana, a las que reaccionó su colega francés, Emmanuel Macron. Displicente, repantigado en su silla a un metro de Macron, Petro criticó a Europa por estar "en manos de la extrema derecha", a lo que el francés respondió: "Yo exijo respeto", antes de explicarle que muchos gobernantes europeos luchan contra la extrema derecha. Y el jueves, en un delirante arrebato de esos que acostumbra, el Presidente montó una nueva pelea con Estados Unidos, porque a algunos de sus funcionarios el Departamento de Estado les quitó la visa. En el manicomio en que se ha convertido el alto gobierno, ahora lo acompañan el mininterior, Armando Benedetti, y el nuevo jefe de Gabinete, Alfredo Saade, quien rechazó las críticas de líderes estadounidenses a Petro, y aseguró que "cuando se le falta al respeto al Presidente de Colombia, se les falta al respeto a los 50 millones (...) que él representa". Saade venía de causar, horas antes, la salida de la canciller Laura Sarabia de su cargo, al exigirle que avanzara con un contrato para la impresión de pasaportes que la Imprenta Nacional, entidad que se encargaría del asunto en asocio de una firma portuguesa, no sabe si puede cumplir. Al ‘pastor’ Saade -que ninguna organización cristiana reconoce- hay que decirle, con firmeza y convicción: Petro no nos representa, porque, aun si ganó las elecciones de 2022, lleva meses enlodando la dignidad a la que está obligado y sin la cual no puede simbolizar a la Nación. El cargo de elección popular lo otorgan los votos, pero la dignidad se gana día a día, con un comportamiento que esté a la altura no solo del cargo sino, mucho más, de las responsabilidades que acarrea ser presidente. Y en todo eso, Petro ha fallado repetidamente. El sancocho de izquierdismo populista, ecologismo suicida -adobado ahora con cristianismo antiaborto y anti-LGBTI de Saade-, y de cercanía con la cocaína tanto a nivel de mafias como de consumo, no es para nada representativo de 50 millones de colombianos, en su inmensa mayoría honestos y trabajadores, víctimas de un desgobierno sin precedentes y de lo que, por la respuesta airada de ese otro impulsivo populista que es Donald Trump, nos puede costar miles y miles de empleos si la Casa Blanca nos clava una carga arancelaria que mate nuestras exportaciones. Una vez demostrada su absoluta incapacidad para hacer algo productivo por el país, Petro y la camarilla demencial que lo rodea andan empeñados en lo único que les queda: hacer daño. Ojalá el secretario de Estado Marco Rubio se lo explique a Trump y este entienda que, en vez de castigar con aranceles a la gente emprendedora de Colombia, debe analizar la opción de retirarles las visas y hasta congelarles cuentas y propiedades a algunos que, desde ministerios, secretarías, consejerías, curules en el Congreso, entidades públicas y embajadas, son cómplices del Presidente destructor. La lista es larga. mvargaslina@yahoo.com / IG: @mvargaslinares
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Mauricio Vargas