Eutanasia
Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|Verdad, mentira y libertad individual
Roberto Alfonso Azcona | Montevideo
@|Verdad, mentira y libertad individual.
El debate sobre la eutanasia suele encender pasiones, temores y prejuicios. Pero pocas veces se discute con honestidad. Desde una mirada liberal, creo que el punto central es simple: respetar la libertad de cada persona para decidir sobre su propia vida y su propia muerte. Igual que se puede autorizar la donación de órganos en vida para después de morir, también deberíamos poder autorizar la eutanasia si se cumplen ciertas condiciones.
Hay demasiadas mentiras en este debate que conviene aclarar. La primera gran falsedad es decir que la eutanasia es "lo mismo que matar". Esa comparación ignora lo esencial: el consentimiento. Matar es violar la voluntad del otro. La eutanasia voluntaria, en cambio, es un acto médico solicitado libremente por alguien que no soporta más su sufrimiento. Nadie está obligado a elegirla; simplemente se reconoce el derecho a hacerlo.
Otra mentira muy repetida es que permitirla llevará a obligar a morir a ancianos o enfermos. Esa idea del "riesgo de abuso" existe para todo derecho, pero no por eso dejamos de reconocerlos. Para eso se regulan las cosas. Los países que legalizaron la eutanasia exigen requisitos muy claros: consentimiento informado, evaluaciones médicas independientes, revisión legal. Lo que se busca es proteger a las personas, no empujarlas.
También se escucha que "los cuidados paliativos hacen innecesaria la eutanasia". Es cierto que los cuidados paliativos son fundamentales y deben garantizarse para todos. Pero no resuelven todo. Hay dolores físicos y sufrimientos psicológicos que siguen siendo insoportables para algunas personas. Un enfoque liberal no obliga a nadie a elegir morir, pero tampoco le niega la opción a quien la pide con claridad y en pleno uso de sus facultades.
El argumento de que legalizar la eutanasia "desvaloriza la vida" también merece ser desmontado. Justamente porque valoramos la vida y la libertad humana es que debemos respetar las decisiones individuales. Una vida vivida sin libertad no es plena. La dignidad no está en prolongar la existencia biológica a cualquier costo, sino en poder decidir con responsabilidad y autonomía sobre ella.
Desde una visión liberal, defender la legalización de la eutanasia no es defender la muerte. Es defender la libertad de cada persona para vivir y morir con dignidad. Así como hoy podemos decidir donar nuestros órganos, deberíamos poder dejar por escrito que, si llegamos a una situación extrema de sufrimiento sin salida, preferimos recibir ayuda para morir de forma pacífica.
Legalizar la eutanasia no es una obligación para nadie, sino un derecho para quien quiera ejercerlo. No es un abandono del cuidado, sino la forma más humana y respetuosa de acompañar hasta el final. Necesitamos menos miedos y mentiras, y más confianza en la libertad responsable de las personas. Al final del día, la verdadera defensa de la vida es respetar mi derecho a decidir sobre ella.